Si es cierto que a la ópera le siguen faltando lazos de hispanidad, el estreno de Patagonia, del compositor Sebastián Errázuriz, (Santiago de Chile, 1971) en el Teatro de la Zarzuela viene a saldar, al menos parcialmente, esa cuenta pendiente. «El encargo de esta ópera se produjo en el contexto de los 500 años de la expedición de Hernando de Magallanes y Sebastián Elcano en la que fue la primera circunnavegación de la historia», cuenta el músico y director de orquesta chileno. «Entonces me sorprendió constatar la falta de estudios, celebraciones y proyectos que nos hicieran reflexionar sobre el proceso de globalización que ahí había comenzado y que cambió la historia de la humanidad para siempre».
Patagonia se estrenó en 2022 en los teatros del Lago y Biobío, y tal fue su éxito que se programó también en el Teatro Municipal de Las Condes, viajó también a Buenos Aires y recibió en España el Premio Ópera XXI en la categoría de mejor producción latinoamericana. «Mientras me documentaba sobre este viaje épico, me sumergí en la crónica de la expedición escrita por Antonio Pigafetta, de cuya bitácora tomé prestados varios elementos para mi partitura», afirma. «Cinco barcos, coro de hombres, cuerpo de baile para representar escenas del encuentro con los pueblos originarios, un gran elenco, orquesta sinfónica...». De aquel primer boceto surgió una pregunta a la que trató de dar respuesta: «¿Por qué hablamos de descubrimiento si ya había gente que habitaba estos territorios?».
"Cuando empecé a escribir la partitura, me pregunté: ¿por qué decimos descubrimiento si ya había gente allí?", cuenta Sebastián Errázuriz
En 2019, coincidiendo con el quinto centenario del inicio de la travesía desde el puerto de Sanlúcar de Barrameda y en dirección a las costas africanas, Errázuriz empezó a trabajar algunas ideas con el libretista Rodrigo Ossandón. «En algún momento, después darle muchas vueltas a la historia, llegamos a la conclusión de que este relato debía contarse desde la perspectiva del territorio, de quienes allí vivían y a través de la mirada de las mujeres como pieza clave para comprender el rol de la tierra, la madre, la luna, las aguas, y todo lo que tiene que ver con la naturaleza». Y, a fin de contrarrestar la «perspectiva de la historiografía europea», incluyeron un personaje femenino, una mujer contemporánea, «que empieza a proyectarse en su pueblo ancestral y lucha por conseguir el reconocimiento».
Un mismo paisaje en dos líneas temporales
El resultado es una fascinante ópera de cámara en dos actos que relata el encuentro, en la bahía San Julián, de la comunidad Aonikenk (también conocida como Tehuelche) con la tripulación del navegante de origen portugués desde el punto de vista del territorio patagónico. La trama se desarrolla en dos líneas temporales. De un lado, el encuentro inicial descrito por Pigafetta, marcado por la curiosidad y el desconcierto mutuos, y que culmina en una «danza de intercambio» entre un miembro de la tripulación y un nativo. «Del otro», explica el compositor chileno, «una mujer Aonikenk del presente sirve de puente entre la cosmovisión indígena y el mundo moderno». Y añade: «En todo momento la música y la puesta en escena evocan la inmensidad del paisaje patagónico, dando voz a quienes fueron históricamente silenciados».
El montaje del regista argentino Marcelo Lombardero está planteado como un viaje iniciático que sirve, según Errázuriz, «para la recuperación de la identidad perdida por ese violento choque de culturas». En realidad, la Patagonia nunca fue conquistada por una potencia europea, por considerarla demasiado inhóspita y sin recursos importantes, sino que fueron Chile y Argentina, a través de inmigración venida del otro lado del Atlántico, quienes construyeron la identidad nacional en torno al uso uniforme del español. «El encuentro con una cultura casi extinta que está al rescate de su lengua, aquí representada en un canto Aonikkenk, ha sido una experiencia altamente transformadora para todos los miembros del equipo».
De ahí que su estreno en el Teatro de la Zarzuela, donde estará en cartel a lo largo de tres funciones, del 21 al 23 de febrero, suponga para Errázuriz y sus colaboradores todo un logro en su empeño por llevar esta historia a un público más amplio. «Esta ópera busca abrir un espacio de reflexión en Europa sobre el legado de los pueblos originarios de la Patagonia y su lugar en la memoria colectiva, dando voz a un pueblo que fue perseguido y expulsado de sus tierras sin apenas dejar rastro en el discurso oficial».