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Apple, la más afectada por los aranceles de Trump: un iPhone puede llegar a costar 2.300 euros

La guerra arancelaria corre el riesgo de provocar un verdadero efecto dominó en el mercado de la electrónica. Google, Microsoft, HP, Dell, Lenovo y los fabricantes de chips también tienen problemas

Nuevos iPhones se ven en exhibición en The Fifth Avenue Apple Store en Nueva York, Nueva York, Estados Unidos, 04 de abril de 2025. En reacción a los nuevos aranceles que impondrá el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, los economistas prevén que los consumidores y las empresas se encontrarán probablemente con precios más altos en los productos electrónicos fabricados fuera del país, así como en las importaciones de alimentos.
Nuevos iPhones, exhibidos en la tienda de Apple en la Quinta Avenida de Nueva York.SARAH YENESEL | EFE
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Las cifras son claras y asustan: hasta un 46% de aranceles para los productos de Vietnam, un 26% para los de India y un 34% para los de China. Todos ellos países clave, de hecho vitales, en la cadena de suministro mundial de la electrónica de consumo. Entre medias: smartphones, portátiles, smartwatches, auriculares, tabletas y prácticamente todo lo que puebla hoy escritorios, bolsillos y hogares de todo el mundo. Con la vuelta a la escena política estadounidense de Donald Trump -que ya anticipó nuevas políticas comerciales agresivas en la campaña electoral-, el sector tecnológico se enfrenta a un nuevo escenario alcista, potencialmente devastador, tanto en los costes de producción como en los precios finales. Porque si el corazón de la tecnología late en Silicon Valley, las manos que ensamblan y empaquetan sus dispositivos trabajan entre Shenzhen, Hanoi, Bangalore y Chengdu. Y ahora esas manos costarán más.

La guerra arancelaria 2.0

No es la primera vez que el sector se enfrenta al proteccionismo trumpiano. Ya en 2018, el entonces presidente impuso una serie de aranceles a los productos chinos, golpeando duramente la cadena de suministro de las empresas de alta tecnología estadounidenses. Aquella medida, en su momento, llevó a gigantes como Apple, HP, Dell y Microsoft a trasladar parte de su producción a países "amigos" como India y Vietnam, con la esperanza de protegerse de futuras sacudidas geopolíticas. Pero hoy esa estrategia parece haber llegado a su fin. Precisamente esos países alternativos a China han entrado en el punto de mira del nuevo plan anunciado por Trump, que ha definido la medida como una "respuesta necesaria" a la "manipulación de divisas" y las "barreras comerciales" contra Estados Unidos. Un plan que, en intenciones, debería reequilibrar el comercio mundial, pero que en la práctica podría generar un efecto dominó de subidas de precios en toda la electrónica de consumo.

Cuánto subirán los precios

Las mejores estimaciones proceden de los analistas de Morgan Stanley: el efecto combinado de los nuevos aranceles podría costarle a Apple por sí sola más de 8.500 millones de dólares en un año. Traducido: alrededor de un 7% menos de beneficios, o una subida de precios en la mayoría de sus dispositivos estrella. Y si Cupertino llora, otros no se ríen. Un portátil de 1.000 euros hoy podría subir a 1.150 euros. Un smartphone de 1.200 euros es probable que supere los 1.400. Auriculares, accesorios, routers, tabletas: todo aparato electrónico que cruce el Océano Pacífico podría costar pronto entre un 10 y un 20% más. Porque si bien es cierto que algunas empresas pueden decidir absorber parte de los costes, no es menos cierto que la presión sobre los beneficios hará inevitable que la carga se traslade al usuario final.

El caso Apple

De todas las grandes empresas tecnológicas, Apple es sin duda la más expuesta. El 90% de los iPhones vendidos en todo el mundo siguen siendo ensamblados en China, por Foxconn y Luxshare. En los últimos años, bajo el impulso de los primeros aranceles trumpianos y la pandemia, Apple había iniciado una laboriosa diversificación de la producción: iPads y AirPods en Vietnam, iPhones en India, con el objetivo de reducir la dependencia de Pekín. Pero hoy ese plan corre el riesgo de convertirse en un boomerang.

Los nuevos aranceles -26% en India, 46% en Vietnam- golpean los dos ejes por los que Tim Cook había apostado para el futuro. Y no sólo en el frente de la producción: las ventas en los dos mercados también podrían sufrir un duro golpe, en un momento en el que Apple intenta desesperadamente crecer fuera de los mercados maduros. En India, por ejemplo, la compañía espera aumentar la producción de iPhone hasta el 25% del total en 2026. Un objetivo que ahora parece mucho más lejano.

Tim Cook: "Sin mano de obra en EEUU"

Tras los aranceles de 2018, Bloomberg predijo un aumento del precio de lista de hasta 150 dólares para los iPhone de gama alta en Estados Unidos, con subidas similares en Europa. Una dinámica que no se materializó, aunque Cupertino parece tener ahora pocas alternativas: devolver la producción a Estados Unidos, como deseaba Trump, es logísticamente difícil y tecnológicamente inviable. El propio Tim Cook, en una entrevista en 2017, afirmaba cómo "no hay mano de obra suficientemente cualificada en Estados Unidos para soportar la producción a gran escala de dispositivos Apple". Una hipótesis que, datos en mano, encuentra confirmación: el único producto de la compañía de Cupertino fabricado en Estados Unidos es el Mac Pro, que, sin embargo, tiene un volumen de ventas infinitamente inferior al del resto de dispositivos. "En China podríamos llenar etapas enteras con ingenieros de procesos. En Estados Unidos luchamos por llenar una sala de juntas", dijo entonces Cook.

Por ello, The Wall Street Journal ha intentado reconstruir el coste de producción de un iPhone 16 Pro de 256 gigabytes con la ayuda del analista de TechInsights Wayne Lam. Incluyendo el ensamblaje y las pruebas, se espera que cada unidad cueste a Apple unos 580 dólares. A esto hay que añadir los costes de marketing y los de los servicios que se ejecutan en cada uno de los smartphones de Apple, como iMessage e iCloud. Todo ello, sin embargo, siempre ha permitido a la compañía de Cupertino mantener un importante margen operativo.

Reconstrucción de los costes de un iPhone

Con los aranceles anunciados por Trump, la situación puede cambiar drásticamente. El coste de producción subiría hasta los 850 dólares, con lo que el margen de beneficio caería drásticamente si Apple no aumenta el precio de lista. Una lógica que podría confirmar la hipótesis adelantada por Reuters de que un iPhone 16 Pro Max costaría hasta 2.300 dólares en la versión de 1 Terabyte (frente a los 1.599 dólares actuales).

Más complejo aún que el escenario de trasladar toda la producción del iPhone a Estados Unidos. Aparte de que gran parte de los componentes tendrían que seguir importándose, seguiría existiendo el problema de la mano de obra. Según las estimaciones de Lam, la mano de obra de ensamblaje podría costar 30 dólares por teléfono en China, frente a 300 dólares en Estados Unidos.

Con respecto a estas estimaciones, sin embargo, no hay confirmación oficial por parte de portavoces de la empresa.

¿Y los demás? Google, Microsoft, Dell y HP también tiemblan

Apple es sólo la punta del iceberg. Incluso Google, Microsoft, HP, Dell y Lenovo se encuentran ahora en una complicada encrucijada: absorber los costes (recortando márgenes) o trasladarlos a los consumidores (a riesgo de frenar las ventas). Las más vulnerables son las empresas que tienen un componente importante de hardware en su negocio: portátiles, smartphones, visores, wearables, routers, servidores.

Google y Microsoft, por ejemplo, han empujado en los últimos años en sus dispositivos de consumo (Pixel, Surface, Nest), tratando de hacerse más independientes de socios externos. Pero la realidad es que incluso estos productos se ensamblan mayoritariamente en Asia. Y los nuevos aranceles corren el riesgo de elevar los costes de forma significativa, justo cuando las empresas están invirtiendo miles de millones en inteligencia artificial e infraestructura en la nube. Los fabricantes de componentes también están en apuros: Qualcomm, Intel, AMD, Nvidia. Si suben los precios de los productos finales, la demanda también podría ralentizarse, lo que repercutiría en toda la cadena de suministro.

El caso de Nintendo Switch 2

La situación relacionada con Switch 2, la esperada nueva consola de Nintendo anunciada hace unos días, es significativa. La compañía japonesa tenía previsto abrir los pedidos anticipados el 9 de abril en Estados Unidos, pero decidió posponerlos para evaluar el impacto de los aranceles impuestos por Trump. La decisión se ha hecho pública en un comunicado remitido por el propio gigante nipón a The Verge, en el que la compañía asegura que ofrecerá novedades sobre la nueva fecha de inicio de los pedidos anticipados más adelante.

A pesar de este desliz en la fase de reserva, Nintendo ha confirmado que la fecha de lanzamiento, prevista para el 5 de junio, se mantiene por el momento sin cambios. Teniendo en cuenta, sin embargo, la importancia de un producto como la Switch 2 y su larga gestación (la primera generación fue presentada en octubre de 2016), la decisión de Nintendo de posponer sus reservas cuenta el impacto potencialmente enorme de los aranceles previstos por Trump (que en el caso de Japón ascienden al 24%).

TikTok y el "fuego amigo"

El escenario arancelario también ha frenado el asunto de TikTok en Estados Unidos. El acuerdo para desprenderse de las operaciones estadounidenses de la famosa red social parecía un hecho, pero fue retirado repentinamente el jueves, inmediatamente después de que Donald Trump anunciara nuevos aranceles contra China. Así lo informó el Washington Post, citando fuentes informadas sobre las negociaciones. Según los informes, Trump estaba dispuesto a firmar una orden ejecutiva aprobando un plan para crear una nueva empresa a la que se transferirían las operaciones de TikTok en Estados Unidos. De esta forma, la app habría podido seguir operando en el país a pesar de que la ley obliga a su matriz china, ByteDance, a ceder el control para evitar una prohibición total en suelo estadounidense.

Sin embargo, siempre según las fuentes citadas, después de que Trump anunciara los nuevos aranceles comerciales el miércoles, los representantes de ByteDance informaron a la Casa Blanca de que China ya no aprobaría el acuerdo a menos que se reabrieran las negociaciones arancelarias.

A la vista de los acontecimientos, Trump firmó una nueva orden ejecutiva que concede a TikTok una prórroga de 75 días. El documento subraya que se han hecho "progresos significativos", pero que el acuerdo necesita más pasos para obtener todas las aprobaciones necesarias.

Los riesgos para la inteligencia artificial

Otro ámbito en el que los aranceles podrían tener un impacto indirecto, pero no menos profundo, es el de la inteligencia artificial. Para alimentar grandes modelos lingüísticos como ChatGPT, Gemini, Claude o Grok, las empresas tienen que construir gigantescos centros de datos llenos de chips, tarjetas gráficas, memorias y sistemas de refrigeración de alta tecnología. Todos los componentes se fabrican y ensamblan -adivinen dónde- en Asia. Aunque los aranceles no afecten directamente a los servicios digitales, el aumento de los costes de infraestructura podría ralentizar el desarrollo de la IA o hacerla menos sostenible económicamente, al menos a corto plazo. Con efectos impredecibles sobre el posicionamiento global de las grandes tecnológicas estadounidenses.

Por tanto, el impacto en los costes de construcción de los centros de datos podría ser de gran alcance. Componentes como el acero (directamente afectado por los nuevos aranceles) no sólo son necesarios para el edificio físico, sino también para equipos como los sistemas de refrigeración o los transformadores eléctricos (esenciales para canalizar la energía de la red a los componentes electrónicos), todos ellos producidos principalmente fuera de Estados Unidos.

Un escenario que amenaza con trastocar los planes de las grandes tecnológicas. Microsoft había previsto una inversión de 80.000 millones de dólares en centros de datos para inteligencia artificial en el ejercicio fiscal que finaliza en junio. Amazon había previsto más de 100.000 millones de dólares, mientras que Alphabet (Google) había destinado 75.000 millones de dólares en gasto total de capital este año.

Todo ello sin olvidar el proyecto Stargate. Una empresa conjunta formada por OpenAI, Oracle y Softbank (con el fondo emiratí Mgx como cuarto inversor) dispuesta a invertir 500.000 millones de dólares (de los cuales 100.000 millones de forma inmediata y el resto en los próximos cuatro años) para la creación de centros de datos e infraestructuras informáticas necesarias para "garantizar el liderazgo estadounidense en Inteligencia Artificial", según reza el comunicado de OpenAI.

Sin embargo, al menos de momento, el presidente estadounidense ha concedido una exención a una categoría crucial de importaciones tecnológicas: los semiconductores. Por lo tanto, empresas estadounidenses como Nvidia, que utiliza chips avanzados producidos por la taiwanesa Tsmc para sus placas, no tendrán que pagar los aranceles del 32% impuestos por Trump a Taiwán. Sin embargo, no está claro si Tsmc seguirá estando sujeta al impuesto general a la exportación del 10%.

Europa, preparada para responder

¿Y Europa? Bruselas se prepara para responder a mediados de abril. En lo que respecta al mercado de la electrónica, el riesgo es el de un evidente efecto dominó, que afecte indirectamente a los consumidores europeos.

Al fin y al cabo, la mayoría de los aparatos que se venden en el Viejo Continente proceden de los mismos canales de producción mundial que utilizan las empresas estadounidenses. Si los aranceles afectan a las importaciones estadounidenses, las empresas también se verán obligadas a revisar al alza sus listas de precios europeas para compensar las pérdidas. Además, muchas empresas europeas de componentes -desde fabricantes alemanes de semiconductores a fabricantes italianos de electrónica industrial- podrían verse aisladas de una cadena de suministro cada vez más tensa e incierta. Con el riesgo de una ralentización de la inversión, la innovación y el crecimiento.

La hipótesis más optimista es que los nuevos aranceles son solo un primer golpe negociador, una forma de Trump de forzar la mano de cara a futuras negociaciones. Desde este punto de vista, ayer se celebró en Cernobbio la 36ª edición de primavera del taller Teha - Ambrosetti sobre El escenario de la economía y las finanzas. En esta ocasión intervino el ministro español de Economía y Comercio, Carlos Cuerpo, quien insistió en la necesidad de "llegar a una solución negociada" con Estados Unidos.

Además, la alta tecnología suele ser sinónimo de bienes intangibles, como los servicios de streaming. Por eso, la respuesta de Europa a las grandes tecnológicas estadounidenses podría consistir en introducir impuestos adicionales (y no "contraimpuestos") a gigantes como Meta, X, Microsoft, Netflix y Amazon, que operan en el viejo continente y pueden contar con una fiscalidad favorable.

Pero el riesgo es que la situación se les vaya de las manos, allanando el camino para una guerra comercial global similar -si no peor- a la de 2018. Con un gran ausente: la capacidad de las empresas para reconvertirse rápidamente. En un mundo que ahora se nutre de la electrónica -desde smartphones a frigoríficos inteligentes, pasando por sistemas de domótica o coches conectados-, cualquier interrupción en la cadena de suministro tiene un efecto inmediato en el bolsillo de los consumidores. Y esta vez, las subidas pueden ser solo el principio.