Es fácil pensar en los nuevos iPhones como una actualización menor de los iPhone 15 y 15 Pro presentados el año pasado. Al fin y al cabo, esa parece la tendencia natural del mercado de la telefonía. Los años con grandes sorpresas y cambios de diseño cada vez están más espaciados y la mayoría de los fabricantes confluyen en dispositivos sólidos con prestaciones que funcionan y que no merece la pena variar mucho.
Pero tras pasar dos semanas con el iPhone 16 y unos días con el iPhone 16 Pro, sigo encontrando cada día en los nuevos teléfonos de Apple pequeñas sorpresas que hacen estos teléfonos más agradables y que Apple apenas ha mencionado de pasada. Son un actualización mayor de lo que aparenta, incluso si no se consideran los grandes cambios como el nuevo botón de control de cámara.
Los nuevos iPhone, por ejemplo, ahora soportan carga rápida hasta 45 vatios por cable y hasta 22 vatios en carga inalámbrica. Tienen también un poco más de autonomía -aunque apenas es perceptible- y una de mis funciones preferidas es que ahora la pantalla puede oscurecerse hasta sólo un nit de brillo, como la de los últimos iPad Pro, lo que hace mucho más fácil leer el teléfono por la noche, en la cama, sin deslumbrarte.
Hay más, muchos más, pero creo que la idea se entiende. Estos iPhone son mucho más agradables en el día a día que las versiones anteriores de formas que no siempre es fácil cuantificar o contar.
MÁS POTENTES
Y luego, claro, están los cambios importantes. Como he dicho en años anteriores, no creo que sea recomendable actualizar de un iPhone 15 o incluso un 14 al modelo de este año, pero eso no quiere decir que no haya novedades interesantes.
Este año, además, es uno de esos en los que el modelo básico, el iPhone 16 -o 16 Plus si se busca más tamaño de pantalla-, está muy cerca de ofrecer la misma experiencia que el Pro.
Ambos estrenan nuevo procesador, el A18. En el caso de los Pro es el A18 Pro, con más potencia gráfica y algunas mejoras adicionales para soportar el procesado de vídeo y fotos en formatos de mayor calidad, pero ambos son chips increíblemente potentes que no tienen de momento competencia en el mercado.
La potencia es necesaria porque Apple Intelligence, las herramientas de inteligencia artificial que Apple prepara, la necesita. Algunas están ya disponibles en versión beta en inglés pero la versión en español no llegará hasta 2025 y aún no se sabe si estas funciones podrán utilizarse en Europa.
El único sacrificio importante para quienes elijan el iPhone 16 está en la pantalla, que sigue atascada en 60 hertzios de velocidad de refresco cuando el resto de la industria hace tiempo que dio el salto a 90 o 120 (como tienen los iPhone Pro), sobre todo en móviles de precios similares.
La pantalla del modelo Pro ha crecido, tanto en la versión normal como en el iPhone 16 Pro. Lo ha hecho casi sin variar las dimensiones de los teléfonos. Son un poco más grandes, pero apenas se nota. La pantalla tiene marcos más reducidos y eso es lo que ayuda a que el modelo básico salte de 6,1 a 6,3 pulgadas y el Max de 6,7 a 6,9 pulgadas.
El iPhone 16 básico gana también el botón de acción que hasta el año pasado sólo tenían los modelos Pro y que puede programarse para diferentes tareas. Es útil si te acostumbras a él, sobre todo porque puede asociarse también a los diferentes modos de concentración. El botón puede tener funciones diferentes, por ejemplo, si el teléfono está en modo noche, en silencio o cualquier otro modo predefinido.
CÁMARA
Hay otro botón presente tanto en los iPhone 16 como en el iPhone 16 Pro y es el control de cámara. Funciona como un disparador en una cámara convencional pero también es una superficie táctil que permite controlar varios aspectos del disparo como el nivel de zoom, exposición o la apertura simulada del obturador.
En las dos semanas que he podido probarlo me he acostumbrado a usarlo para disparar rápidamente una foto, pero controlar el nivel de zoom o saltar entre las distintas opciones de menú tiene una curva de aprendizaje importante, sobre todo para controlar el nivel de presión que es necesario hacer.
La posición del botón es cómoda para fotos en formato horizontal pero no tanto en vertical, y he encontrado algunas limitaciones. Por ejemplo, al mantener presionado el botón el teléfono graba vídeo, pero la única forma de controlar el zoom mientras se graba es usar el pulgar en la pantalla.
Apple va a actualizar el teléfono en los próximos meses para que una media pulsación bloquee la exposición y el enfoque, como hacen las cámaras de fotos, y creo que será la función más útil del nuevo control. Yo, al final, lo utilizo sobre todo para acceder rápidamente a la cámara y en ocasiones controlar un poco el nivel de zoom. Poco más.
Pero ya que hablamos de fotografía, es importante señalar que en las cámaras de estos nuevos iPhone hay también, como en el resto del teléfono, más novedades y sorpresas de lo que aparenta.
En los iPhone 16 hay pequeñas mejoras en los sensores. El ultra gran angular, por ejemplo, ahora tiene mayor sensibilidad y dispara con menos ruido cuando hay poca luz. El sensor principal procesa las imágenes de forma diferente y beneficia sobre todo a la nitidez a la hora de hacer zoom 2x con recorte de sensor. Los sensores han cambiado la disposición para poder grabar vídeo y tomar fotografías tridimensionales para ver en las Apple Vision Pro.
En los Pro, ahora los dos tamaños comparten el zoom 5x (en la generación pasado sólo estaba disponible en el modelo Pro Max) y el sensor principal tiene mayor velocidad de escritura de datos, lo que permite disparar de forma instantánea incluso en formato ProRAW a máxima resolución, algo que -hasta donde sé- ningún otro teléfono del mercado es capaz de conseguir. Es también capaz de grabar, por primera vez, a 120 cuadros por segundos con resolución 4K. La cámara ultra gran angular ha crecido en resolución hasta 48 megapíxeles, lo que da a. las fotos macro también más calidad y nitidez.
Pero lo que de verdad cambia la capacidad fotográfica de los nuevos iPhone (tanto del modelo básico como del Pro) es la nueva función de estilos fotográficos, que permite variar el tono, color y contraste tanto durante la toma como tras capturar un instante. No son filtros tradicionales, sino un grado de control adicional de exposición que permite recuperar el aspecto de las fotografías de hace un par de generaciones, cuando la conocida como "fotografía computacional" todavía no estaba tan presente.
En los últimos años, todos los teléfonos -no sólo los de Apple- han evolucionado hacia imágenes muy planas, con efecto de alto rango dinámico en las que las sombras se aclaran en exceso, las luces se rebajan y se tiende a saturar la imagen. Por lo general es una estética que complace a la mayoría y que consigue que las fotos queden bien, pero a costa de perder personalidad y control.
Con los nuevos estilos, los amantes de la fotografía pueden conseguir resultados muy distintos y más en línea con su estética preferida sin aplicar cambios a toda la imagen como hace un filtro, a menudo distorsionando los colores de piel, por ejemplo. Es un gran sistema, aunque sólo funciona en fotos tomadas con los nuevos modelos de iPhone.
Hay más trucos escondidos en las cámaras. Los nuevos teléfonos tienen una nueva distribución de micrófonos y pueden capturar sonido ambiental y mezclarlos de forma inteligente. Una nueva función en las opciones de edición de vídeo perite mezclar el audio de formas diferentes, rebajando el ruido de fondo, centrándolo en lo que se ve en la pantalla o eliminando por completo el ruido ambiente y dejando sólo la voz.
No es un sustituto para un conjunto de micrófonos profesionales pero los resultados son sorprendentes y más que aptos, por ejemplo, para un vídeo en redes sociales y un testamento a la increíble capacidad de proceso de estos pequeños dispositivos.
Los iPhone 16 y 16 Pro están ya a la venta en un precio que arranca en 959 euros y 1.219 euros, respectivamente. Hay varios colores para elegir y como en años anteriores los modelos básicos son los que ofrecen más tonos y con mejores resultados. El color verde azulado o azul ultramar, por ejemplo, son preciosos. En los Pro, fabricados en titanio, las opciones son más aburridas pero el nuevo color desierto es elegante y sofisticado.
Un último apunte: con la llegada del nuevo control de cámara las consideraciones a la hora de comprar una funda son más complejas. Las de Apple, lógicamente, ofrecen una superficie táctil que permite operar el nuevo botón pero hay que tener cuidado con las de terceros.