"Tranquilidad" y "cautela" son, probablemente, las palabras más repetidas en la Unión Europea cuando se pregunta por las medidas que va a tomar Bruselas ante el desafío comercial del presidente de EEUU, Donald Trump. También "firmeza" e "inteligencia", por supuesto, ya que así serán las respuestas arancelarias de la UE. Pero primero hay que saber con seguridad cuáles son las medidas concretas, algo que se desconoce cuando apenas quedan unas horas para el "día de la liberación", que es como el magnate ha denominado el próximo 2 de abril.
Ese día entrarán en vigor los aranceles del 25% a los vehículos no fabricados en EEUU y también los recíprocos, que es la forma en la que EEUU ha bautizado a las tarifas que aplicará a los países que tienen IVA a pesar de que este impuesto no es una barrera comercial. Para Trump sí lo es, o eso es lo que sostiene, y en Bruselas no descartan que ese mismo día ya se anuncien medidas adicionales desde el país americano. O en los días inmediatamente posteriores.
"Todo puede cambiar de un día para otro, debemos tener cautela y calibrar bien la respuesta", exponen fuentes de la Comisión ante lo que se avecina en las próximas horas. "Estamos al inicio de este proceso de negociación que probablemente lleve muchos meses, por eso también ese mensaje de tranquilidad a la hora de interpretar los anuncios que vayan a salir esta semana. La Comisión Europea tiene las herramientas necesarias como para poder empezar a encauzar estas negociaciones y defender a sus industrias y sus empresas", incidía ayer desde la capital comunitaria el ministro de Economía, Carlos Cuerpo, tras reunirse con el comisario de Comercio, Maros Sefcovic.
El mensaje es muy claro. En público y en las conversaciones más informales. Esperar, tener la imagen completa de las medidas de Trump, y responder con fuerza. Haciendo el mayor daño posible a Estados Unidos, y en especial a productos representativos de los estados más republicanos, y con las menores consecuencias posibles para Europa.
La respuesta llegará a mediados de abril, y en principio se estimó que tendría un impacto de 26.000 millones de euros. Pero la volatilidad de Trump ha hecho que esa cifra se quede corta, y en la Comisión ya trabajan en ampliar las medidas arancelarias. En Bruselas, además, se han identificado lo que ya denominan como Big Five, los cincos grandes sectores en los que la lucha será especialmente complicada y en los que Trump tiene especial interés en impulsar a la industria de EEUU: el sector farma, los semiconductores, metales como aluminio y acero, madera y los mencionados automóviles.
Vuelve la Defensa
El de los aranceles será, por lo tanto, uno de los principales asuntos que marque la semana comunitaria. Pero no el único, porque la sede de la OTAN acoge los días 3 y 4 una nueva reunión de ministros de Asuntos Exteriores. Aquí, sin duda, volverá a surgir la cuestión del gasto militar, algo que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se comprometió a elevar con más fuerza la semana pasada en el Congreso.
Preguntado por ello, Cuerpo incidió ayer en que "el gasto en Defensa no va a competir con los gastos sociales, y esto es un mensaje que tiene que quedar claro también para la ciudadanía". "¿Cómo lo vamos a conseguir? Pues como hemos venido haciendo durante estos últimos años, con un elemento fundamental para nosotros que es el crecimiento económico. Nuestro crecimiento económico permite ampliar la tarta de los ingresos y por lo tanto, ser capaces también de conseguir llegar a más sitios, llegar a más gastos, a más inversiones y fomentar precisamente que podamos cumplir con todos nuestros compromisos, incluyendo también el compromiso de llegar al 2% del gasto del PIB en materia de Defensa", afirmó al ser preguntado por este punto.