CIENCIA
Astronomía
Cita con el cielo

Rojo y plata: Marte en conjunción con la Luna y la lluvia de las Líridas

La escena tiene lugar en Géminis, muy cerca de las brillantes Cástor y Pólux, sobre el horizonte sudoeste, y es preferible una o dos horas después de la puesta de sol

Marte en conjunción con la Luna, 5 de abril.
Marte en conjunción con la Luna, 5 de abril.Stellarium/RB
Actualizado

Este fin de semana, tras el anochecer, podemos disfrutar de una bonita conjunción de la Luna con Marte en la constelación de Géminis. Júpiter, muy brillante, también es visible más bajo sobre el horizonte, mientras en la segunda quincena del mes llega la lluvia de estrellas de las Líridas.

Rojo y plata

El sábado 5 de abril, tras el crepúsculo vespertino, podemos ver la conjunción de Marte con la Luna. La escena tiene lugar en Géminis, muy cerca de las brillantes Cástor y Pólux, sobre el horizonte sudoeste. El brillo marciano, con su característico color rojizo, contrastará con el plateado de la Luna, ya muy crecida, pues el próximo plenilunio tiene lugar el día 13 de abril. Este primer plenilunio tras el equinoccio de primavera es el que marca la fecha de la semana santa.

Marte y la Luna estarán separados por una distancia angular de un grado, esto es aproximadamente dos veces el diámetro del disco lunar.Conviene observarlos a partir de una hora o dos tras la puesta de sol (que tiene lugar a las 19:44, hora peninsular), cuando se encuentran a unos 60 grados de elevación. A continuación, podemos seguir el rumbo de los dos astros que surcarán juntos los cielos hasta su ocaso a eso de las 3 de la madrugada.

Marte pasó por su oposición el pasado 16 de enero y, desde entonces, lo vemos perdiendo más y más brillo según se aleja de la Tierra. Ahora ya se encuentra a 180 millones de kilómetros de distancia, es decir bastante más lejos que el Sol que está a 150 millones de kilómetros.

Marte, la Luna y Júpiter, 5 de abril.
Marte, la Luna y Júpiter, 5 de abril.Stellarium/RB

Si descendemos la vista hacia el horizonte también podemos ver al brillantísimo Júpiter en la constelación de Tauro, cerca de la rojiza Aldebarán y de las Pléyades. Y a la izquierda de este grupo, aún es posible observar las brillantes estrellas de Orión, la reina de las constelaciones de nuestros inviernos.

Según avance la primavera, dejaremos de ver la espectacular escena que forman Orión y Tauro. De acuerdo con la escena imaginada por nuestros ancestros hace miles de años, el cazador parece perseguir al animal en la bóveda celeste. Pero, cada día, estas constelaciones invernales van acostándose un poco antes, dejando lugar a las que dominarán los cielos estivales que, paulatinamente, van levantándose antes por el este. Por ejemplo, el Cisne, el Águila y la Lira.

Líridas

Precisamente, de un punto en la constelación de la Lira, cerca de la brillantísima Vega, parece surgir una lluvia de meteoros que comenzará a verse a mediados de mes. Por tener su radiante en la Lira, estas estrellas fugaces reciben el nombre de Líridas.

Las Líridas alcanzarán su máxima actividad en la noche del martes 22 al miércoles 23 de abril, momento en el que podremos llegar a observar unas 20 estrellas fugaces por hora. Sus velocidades pueden alcanzar los 200.000 kilómetros por hora.

Las Líridas en abril.
Las Líridas en abril.OAN/RB

Aunque parecen provenir de la Lira, estas estrellas fugaces pueden aparecer en cualquier punto del cielo. Conviene observarlas después del ocaso de la Luna, es decir, ya de madrugada, con el cielo bien oscuro, protegidos de la contaminación lumínica que arruina los cielos en las ciudades.

Las Líridas están creadas por los fragmentos del Thatcher, un cometa de muy largo periodo que tarda 415 años en completar su órbita en torno al Sol.

Como el novilunio tiene lugar el 27 de abril, durante el máximo de las Líridas tenemos a la Luna en cuarto menguante por lo que será preferible tratar de observarlas durante la segunda mitad de la noche, antes de que nuestro satélite asome por el horizonte este camuflando con su brillo el de los meteoros.

Rafael Bachiller es director del Observatorio Astronómico Nacional (IGN) y académico de la Real Academia de Doctores de España.