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Estreno

La galdosiana historia de las carabinas y su insolente manual para señoritas

Madrid, 1880. Elena Bianda es la dama de compañía más solicitada de la ciudad. Con su Manual para señoritas ha ayudado a más de veinte jóvenes a encontrar un buen novio o marido, pero... las historias cambian cuando se cuentan de otra manera

Manual para señoritas
Nadia de Santiago, protagonista de Manual para señoritas.NETFLIX
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Cuando Alfred Hitchcock estrenó en 1940 Rebeca muchos vieron en aquella historia el recuerdo de uno de los pocos trabajos que se permitía a las mujeres en el siglo XVIII, el de damas de compañía, carabinas o en España, gracias a Fernando de Rojas, celestinas. Eran esas mujeres a las que familias de la alta sociedad contrataban para controlar a sus hijas y vigilar que llegaran al matrimonio con la honra intacta. Pero tenían otras muchas funciones. Eran las confidentes, las expertas en buscar el marido perfecto, las que educaban a las jovencitas de aquella época. Tenían el papel que las madres rechazaban por pudor.

Su historia (hasta ahora) es la historia del sometimiento, del control, de la pureza, de la virginidad, de la perfección y, especialmente, del manual que toda señorita debía seguir para ser la mujer perfecta, la hija perfecta, la hermana perfecta y la pretendienta perfecta. Pero, ¿qué ocurre cuando la historia se cuenta desde otra perspectiva, desde la mente de una mujer y desde otro lenguaje? Pues que la historia cambia, y es lo que ha hecho Gema R. Neira con Manual para señoritas, la serie que llega este viernes a Netflix y en el que esas celestinas dejan de ser un símbolo de la opresión masculina para convertirse en el símbolo de la liberación.

Madrid, 1880 -sí, la época de Benito Pérez Galdós-. Elena Bianda (Nadia de Santiago) es la dama de compañía más solicitada de la ciudad. A pesar de su juventud, ya ha ayudado a más de 20 jóvenes a encontrar un buen novio o marido. Su secreto radica en un equilibrio perfecto aunque delicado entre la férrea orientación moral que ofrece a las familias y la comprensión sutil de los anhelos de las muchachas a su cargo. Su mayor satisfacción es verlas caminar hacia el altar. Sin embargo, todo cambia cuando cruza el umbral de la casa de los Mencía para ocuparse de tres hermanas. Ésta es la primera capa de la serie producida por Bambú Producciones, pero no se quede sólo en ésta, pues la magia de Manual para señoritas está en ir arrancando capa tras capa.

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Las hermanas Mencía, en Manual para señoritas.NETFLIX

De eso se ha encargado R. Neira, su productora ejecutiva y creadora, y el elenco de actores que en su propias palabras se han enfrentado a una manera muy diferente de contar una historia. No es sólo que en Manual para señoritas las carabinas cambien de rol, sino la manera en la que está contado. Puede recordar a Los Bridgerton o a películas tan míticas como Mary Poppins o La niñera mágica, pero la serie de Bambú Producciones tiene algo muy especial que combina lo antiguo con lo moderno, lo clásico con lo extravagante, lo comedido con lo insolente.

Son los colores, las luces, la banda sonora, las intervenciones directas hacia el espectador, el narrador, los primeros planos, las escenas en las que se entremezclan los recuerdos más lujuriosos de Titanic o los más dulces de Pretty Woman. Y es, por encima de todo, una historia en la que los hombres y las mujeres se sitúan al mismo nivel y "las historias de amor las cuentan mujeres", dice Álvaro Mel, el actor que da vida a Santiago, el anti galán de Manual para señoritas.

Porque en el manual de Elena Bianda está muy bien marcado qué debe hacer una señorita para ser la señorita que la sociedad impone. Toda señorita debe "encontrar un buen marido", toda señorita "nunca puede mentir", toda señorita puede marcar su destino, porque se pueden contar historias cargadas de feminismo con una historia que de feminista tiene bien poco. "Es muy importante que la idea original, la showrunner y la guionista de Manual para señoritas sean mujeres porque su visión es la de las relaciones románticas desde los ojos de una mujer porque casi siempre lo hace un tío desde el privilegio de contas estas relaciones como ellos creen que las viven las mujeres", nos explica Mel.

"Es una propuesta diferente con un personaje, el mío, a la que parece que le da todo igual, que es irónica y superficial, pero que en realidad es muy humana y sufre un montón"

Nadia de Santiago, actriz

Para Nadia de Santiago, Álvaro Mel e Isa Montalbán (la mayor de las hermanas Mencía), Manual para señoritas hubiera sido muy diferente si no hubiera estado una mujer al frente. Cuando De Santiago leyó por primera vez el guión, su cabeza sólo dibujo una palabra: "reto". "(...) por la estructura, por lo que cuenta, pero también porque tiene algo bastante expositivo a la hora de mirar a cámara que a mí como intérprete me generaba como estar al desnudo", afirma la actriz sobre esas interacciones con el espectador que "desnudaban" a Nadia de Santiago, pero que consiguen hacer partícipe de la historia al espectador.

"Era una forma increíble de jugar. Jugar con la interpretación, con la mezcla de un época que puede ser perfectamente contemporánea, con la cámara... Es una propuesta diferente con un personaje, el mío, a la que parece que le da todo igual, que es irónica y superficial, pero que en realidad es muy humana y sufre un montón", dice De Santiago.

La actriz recuerda como los primeros meses de rodaje llevaba "como una losa en el pecho" porque "estaba jugando todo el rato a tapar", pues tenía que esconder realmente lo que era, tenía que esconder su dolor y hacerlo a través "de la comedia y de la ironía, que es dificilísimo".

Algo similar le ocurrió a Isa Montalbán (Cristina Mencía). Ella representa en Manual para señoritas a esa jovencita cuyo único objetivo en la vida es casarse y casarse bien. Sufre el desengaño del amor, pierde su honra, se queda embarazada y descubre, y así lo refleja en la serie, que no sabe hacer nada. Porque cada hermana Mencía, cada carabina, cada hombre de esta serie es el reflejo de una realidad.

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Álvaro Mel y Nadia de Santiago, en Manual para señoritas.NETFLIX

Cristina es la mujer de la época, creada y educada con un único objetivo, encontrar un marido, servir, criar y amar por encima de todas las cosas, suceda lo que suceda y sea el amor como sea. Zoe Bonafonte es Sara, la hermana mediana, la que quiere estudiar, formarse, adentrarse en un mundo que sólo tenía las puertas abiertas para los hombres. Y después está el amor en todas sus posibilidad: el romántico, el de las amigas, el de la familia, el amor propio, "el más importante", interrumpe Nadia de Santiago.

Y es que Manual para señoritas, aunque contado desde otra época es un manual que aún a día de hoy sigue existiendo. No es como el manual que tiene Elena Bianda, pues muchas cosas han cambiado, pero sí es un manual que series como ésta intentan reescribir. "No hablaríamos ahora ni se hablaba entonces de un manual para señoritos", arranca Mel. "Un tío puede hacer lo que le dé la gana e increíblemente no pasa nada. No se le juzga. A las mujeres se las juzga siempre y muchas veces gente que no tiene potestad para juzgar. A una mujer se la pone en la palestra y se la juzga de cien maneras distintas y con cien manuales distintos porque no hay uno solo", sentencia el actor, por cierto, el único personaje de esta comedia con el que Elena Bianda muestra su verdad, "aunque me reviente".

Porque la serie de Gema R. Niera no es una serie en la que las mujeres estén ni por encima ni por debajo, es una serie en la que el mejor manual para señoritas (y para señoritos) es el conseguir que hombres y mujeres estén equilibrados, al mismo nivel. "Hay veces que Santiago está por encima, hay otras que está Elena, pero eso es lo divertido y creo que es como debería ser en la vida real", asegura Mel.

"Cuando una mujer escribe, cuando una mujer dirige y cuando una mujer es la protagonista, hay mucha más sororidad y mucho más abanico de posibilidades. Tiene la sensibilidad necesaria y se nota mucho", concluye el actor. Porque la historia de las damas de compañía contada por los hombres que contaban aquellas historias era muy diferente a las historias que ellas vivieron. Porque el manual para señoritas escrito por una mujer es un manual que rescribe la historia.