INTERNACIONAL
Cono Sur

Día de tensión extrema en Argentina con marcha ante el Congreso mientras el Parlamento aprobaba el acuerdo con el FMI

La jornada acabó sin la explosión de violencia que se temía

Varios manifestantes este miércoles, frente al Congreso en Buenos Aires.
Varios manifestantes este miércoles, frente al Congreso en Buenos Aires.EFE
Actualizado

El centro de Buenos Aires volvió a vivir este miércoles un día de tensión extrema en las calles y el interior del Parlamento, aunque la jornada terminó sin la explosión de violencia que se temía.

Una semana atrás, una marcha en reclamo por los míseros ingresos de los jubilados, que contó con el inusual acompañamiento de barras bravas del fútbol,terminó con violencia de un sector de los manifestantes y descontrol por parte de las fuerzas de seguridad, que hirieron gravemente a un fotógrafo y empujaron al suelo a una jubilada.

Este miércoles, escarmentada por los errores de hace siete días, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, diseñó un operativo más prudente y que bloqueó accesos clave a la Plaza de los dos Congresos.

Finalmente, los manifestantes fueron muchos menos que una semana atrás y la abrumadora presencia de vallas y fuerzas de seguridad ante el Parlamento evitó la violencia.

No era el caso en el Congreso, que aprobó este miércoles un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) emitido por el presidente, Javier Milei, que autoriza un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Para lograrlo, Milei contó con el apoyo de diputados del PRO, el partido de Mauricio Macri, de la socialdemócrata Unión Cívica Radical (UCR) y de otros grupos políticos más pequeños.

El escándalo lo protagonizaron los diputados del oficialismo, fragmentado en varios bloques, que se lanzaron acusaciones a los gritos. Una diputada llegó incluso a utilizar un megáfono para continuar hablando cuando el presidente de la Cámara, Martín Menem, le había retirado el uso de la palabra.

En un día de intenso calor que marcaba el final del verano en el hemisferio sur, los ánimos se habían enrarecido por la mañana, con un ominoso mensaje que el gobierno hizo difundir por altavoces y pantallas en las redes del transporte público.

"La protesta no es violencia, la policía va a reprimir todo atentado contra la República", repetía una voz de mujer, en una escena de corte distópico en estaciones de tren en Buenos Aires.

Más tarde, frente al Congreso, se observaba a policías que, con megáfono, lanzaban una advertencia similar a los manifestantes: "Todo acto de violencia será denunciado por sedición y atentado contra el orden constitucional".