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En el marco de la frágil tregua con Hizbulá, el ejército israelí se ha retirado del sur del Líbano aunque mantiene "de forma temporal" cinco puestos muy cercanos a la frontera. Las autoridades libanesas, que denuncian que se trata de "una vulneración del acuerdo" y exigen "la completa e inmediata retirada", anunciaron que sus tropas se desplegaron en las zonas de las que Israel se ha replegado cuatro meses después de iniciar la incursión contra el grupo armado chií.
Bajo la mediación de EE.UU, el alto el fuego entre Israel y Hizbulá entró en vigor el pasado 27 de noviembre poniendo fin a su peor enfrentamiento desde la guerra del 2006. La escalada, que provocó la masiva evacuación de habitantes del norte de Israel y el sur del Líbano, fue iniciada por el grupo proiraní el 8 de octubre del 2023 en lo que llamó "frente de apoyo" al grupo islamista Hamas tras el ataque lanzado desde la Franja de Gaza contra el sur israelí del día anterior.
Israel afirma que, en coordinación con Estados Unidos, mantendrá cinco puestos militares de defensa a lo largo de la frontera con Líbano. "Debemos permanecer en esos puntos en este momento para defender a los ciudadanos israelíes, asegurarnos que no haya amenazas inmediatas y de que este proceso se complete y, finalmente, entregarlo a las fuerzas armadas libanesas", afirmó el portavoz militar, el teniente coronel Nadav Shoshani, en conversación con periodistas extranjeros en la que dijo su país está comprometido con el acuerdo que incluye la retirada completa de "forma gradual y que preserve la seguridad de nuestros civiles".
"Se trata de una medida temporal hasta que las fuerzas armadas libanesas puedan aplicar plenamente el entendimiento alcanzado", añadió sobre los puestos militares de observación en zonas estratégicas de la frontera situadas a escasos metros de cinco pequeñas localidades en territorio israelí: Shlomi, Zarit, Malkia, Margaliot y Metula. El objetivo, dicen fuentes militares, es evitar que Hizbulá tome el control de esas zonas en cordilleras que divisan las comunidades israelíes al otro lado de la frontera. "Especialmente tras el 7 de octubre, no tomamos ningún riesgo ante los terroristas en la defensa de nuestros ciudadanos que viven cerca de las fronteras", añaden.
"Las Fuerzas de Defensa de Israel permanecerán en una zona de amortiguamiento en el Líbano en cinco puestos avanzados y continuarán actuando con fuerza y sin concesiones ante cualquier violación por parte de Hizbulá", ha confirmado el ministro de Defensa israelí, Israel Katz.
"Hizbulá debe retirarse completamente más allá de la Línea Litani y el ejército libanés debe hacerla cumplir y desarmarlo bajo la supervisión del mecanismo de supervisión establecido bajo el liderazgo de EE.UU. Israel seguirá garantizando con fuerza la aplicación del acuerdo ante cualquier vulneración del acuerdo de Hizbulá", agregó en alusión sobre todo a la Fuerza Aérea que ha actuado también en los últimos dos meses.
Tras la reunión este martes con el presidente del Parlamento y el primer ministro en Beirut, la oficina del presidente libanés, Joseph Aoun, se refirió a los cinco puestos militares israelíes al aclarar que su país "considerará cualquier presencia israelí en cada centímetro de su territorio como una ocupación con todas las consecuencias jurídica que ello implica" y señalar que "tiene derecho a utilizar todos los medios para garantizar una retirada israelí". Asimismo, indicó que se dirigirán al Consejo de Seguridad de la ONU "para que adopte las medidas necesarias para poner fin a las vulneraciones israelíes y le obligue a retirarse inmediatamente".
"Tememos que no se retire completamente", había admitido Aoun este lunes señalando que "no se puede confiar en el enemigo israelí". Aoun aseguró que su ejército se desplegaría en las zonas evacuadas por los soldados israelíes en el sur para hacer cumplir el acuerdo basado en la resolución 1.701 al tiempo que exigió a los mediadores que presionen a Israel para que se retire completamente de su territorio. Su exigencia ha sido trasladada a los embajadores de EEUU y Francia que lideran la comisión de supervisión de la tregua. "Tienen la responsabilidad de ayudarnos a garantizar el cumplimiento del acuerdo", afirmó el nuevo presidente y ex jefe de las Fuerzas Armadas. "Líbano no puede sufrir una nueva guerra", comentó tras los efectos causados por la ofensiva aérea y, durante varios meses, terrestre de Israel en el sur del país.
Tras la retirada israelí, el ejército libanés anunció su despliegue en Al Aabasiyeh, Al Mayidiye y Kfar Kila-Marjayoun, Adaiseh, Markaba, Houla, Mais al Yabal, Blida, Muhabib-Marjayoun, Marun al Ras y Bint Jbeil así como "en otros puntos fronterizos al sur del río Litani" en coordinación con la Fuerza Interina de la ONU en Líbano (Finul). En el plazo pactado de 60 días que fue ampliado hasta el 18 de febrero, las tropas libanesas y Finul debían desplegarse a medida que los soldados israelíes se iban retirando. "Estoy muy feliz de volver, incluso si encuentro mi casa destruida", dijo el libanés Atef Arabi a AP antes de volver a Kfar Kila junto a su esposa y dos hijas. "Si encuentro mi casa destruida, la reconstruiré", prometió.
Hizbulá pide a las autoridades libanesas que actúen para el desmantelamiento de los cinco puestos militares. Su líder, Naim Qassem, dijo ayer que su enemigo "no tiene excusas" para otra demora. "Si los israelíes se quedan en cualquier sitio, entonces significa que ejercen de ocupación. ¿Cómo se trata al ocupante? Nosotros no les diremos ahora cómo les trataremos como ocupante pero todos saben cómo se trata al ocupante", avisó el sucesor de Hasan Nasrala, muerto en un ataque israelí a finales de septiembre.
Pero Hizbulá es muy diferente a la poderosa milicia que empezó la escalada hace 500 días en un enfrentamiento limitado hasta mediados de septiembre cuando Israel intensificó de forma significativa la ofensiva después de sorprender a su enemigo con las explosiones de sus buscapersonas. Ha perdido cerca de 4.000 efectivos, prácticamente toda su cúpula y gran parte de su arsenal (proyectiles, misiles, etc) mientras su plan de infiltración en Israel desde el sur libanés ha quedado prácticamente neutralizado.
Este último hecho, el debilitamiento de Hizbulá -agravado por la pérdida del canal de contrabando de armas iraníes desde Siria tras la caída de Bashar Asad- , el reforzamiento militar israelí en la frontera y el mantenimiento de cinco puestos en el territorio libanés deberían servir a las autoridades para convencer a los 60.000 habitantes evacuados a volver. Pero muchos de ellos ya han dicho que no lo harán ya sea porque sus casas están destruidas o porque no creen que sea aún seguro. "Hablamos de solo cinco puntos de observación en una frontera de 130 kilómetros desde el mar hasta Har Dov por lo que no hay sensación de seguridad. Netanyahu firmó un acuerdo de rendición que permitirá a Hizbulá rearmarse y volver a sus aldeas", denuncia David Azulay al frente de Metula, una de las localidades más afectadas por los ataques del grupo proiraní.
Al otro lado de la frontera, libaneses hacían este martes el camino de vuelta a sus localidades, algunas semidestruidas, en zonas ya controladas por su ejército que afronta un reto colosal en los próximos meses.