Este fin de semana, tras el anochecer, podemos disfrutar de una bonita conjunción entre la Luna y Marte. El planeta rojo está aún muy próximo a la Tierra y frontalmente iluminado por el Sol. También son visibles ahora Venus y Júpiter muy brillantes.
Marte, grande y pequeño
El pasado 16 de enero, Marte alcanzaba su oposición, esta es la posición en la que el planeta se encuentra particularmente próximo a la Tierra e iluminado frontalmente por el Sol. Se trataba pues de la configuración óptima para observarlo y aunque hayan pasado ya tres semanas, el hermano pequeño de la Tierra aún se encuentra muy próximo: su distancia es de tan solo unos 109 millones de kilómetros, es decir se encuentra bastante más cerca que el Sol que está a 150 millones de kilómetros.
En la oposición del pasado enero, el planeta tenía un tamaño aparente de 14,6 segundos de arco, pero hay otras oposiciones en las que llega a alcanzar 25,7 segundos. Sin embargo, cuando se encuentra en su posición más alejada a la Tierra (conjunción solar), su diámetro no supera los 3,5 segundos. Es decir, el tamaño aparente de Marte puede variar por un factor mayor que 7. En todo caso, aún puede verse muy brillante en estas noches de invierno que, cuando no hay nubes, tienen cielos muy transparentes.
El domingo 9 de febrero, tras el crepúsculo vespertino, podemos ver la conjunción de Marte con la Luna. La escena tiene lugar en Géminis, muy cerca de las brillantes Cástor y Pólux, sobre el horizonte este. El brillo marciano, con su característico color anaranjado, contrastará con el plateado de la Luna, ya muy crecida pues el plenilunio tiene lugar el día 12.
Ambos astros estarán separados por una distancia angular de 0,2 grados, esto es menos que el radio del disco lunar. Podemos seguir el rumbo de los dos astros que surcarán juntos los cielos pasando por el meridiano a las 23 h, aproximadamente, hasta su ocaso a eso de las 7 h de la mañana del lunes. Si se tiene la oportunidad de mirar el fenómeno con un pequeño telescopio, se podrá ver el disco marciano muy cerca del limbo lunar plagado de cráteres, sin duda una imagen de gran belleza.
A la derecha de la conjunción podremos ver las brillantes estrellas de la constelación de Orión, el emblema celeste de nuestros inviernos. Y más alto sobre el horizonte Júpiter brillará cerca de la rojiza Aldebarán y de las Pléyades.
Otros planetas
En los atardeceres de febrero tenemos un auténtico desfile de planetas visibles en la bóveda celeste. Venus, que sigue luciendo magnífico al principio de la noche en Piscis por el sudoeste, alcanzará su máximo brillo el día 19. Júpiter, en la constelación de Taurus, se ve durante una gran parte de la noche, del sur al noroeste. Saturno se seguirá viendo en el crepúsculo hasta mediados de mes, pero muy bajo sobre el horizonte sudoeste. Mercurio vendrá a sumarse a este festival planetario a partir del día 25.
El final de febrero nos obsequiará con los únicos momentos del año en los que será posible observar estos cinco planetas (Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno) a simple vista. También estarán presentes Urano y Neptuno en esa línea imaginaria (la eclíptica) que atraviesa la bóveda celeste, pero estos tan solo son observables con telescopio. Estos siete planetas sobre nuestras cabezas y la Tierra bajo nuestros pies: habrá razones para sentirse plenamente conectado a este sistema solar nuestro pleno de portentos.
Rafael Bachiller es director del Observatorio Astronómico Nacional (Instituto Geográfico Nacional) y académico de la Real Academia de Doctores de España.