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Año 1625. Uno de los primeros asentamientos holandeses en América levanta el Fuerte Ámsterdam en la punta sur de Manhattan, donde confluyen los ríos Hudson y East. Es un lugar estratégico para defenderse de los ataques de franceses e ingleses, pero no les dura demasiado. En 1664, los británicos ya han tomado New Amsterdam, que entonces es ya una ciudad multicolor de 9.000 habitantes, entre holandeses, ingleses, galeses, irlandeses, escoceses, alemanes, franceses, judíos sefarditas, africanos, y gentes de otras procedencias. El melting pot que ha sido siempre Nueva York. Hoy, la más imponente jungla de acero y cristal, hogar de 8 millones de almas, de historias y sueños, celebra oficialmente 400 años de vida y diversidad, incluso cuando la sombra de la Casa Blanca, de insignificante altura, planea sobre su afiladoy altivo skyline. ¿Es el momento de viajar a EEUU? A Nueva York, siempre lo es. Es más, estamos ante un año repleto de buenas excusas viajeras para exprimir la Gran Manzana. Las descubrimos a lo largo de cinco paseos imprescindibles. Caminemos.
hudson, qué río
Lo que ha ocurrido a lo largo del río Hudson es probablemente lo mejor que les ha pasado a los neoyorquinos: el mayor parque que se ha construido desde Central Park en la que era una zona industrial intransitable. El primero en llegar hasta allí fue el Whitney Museum of American Art, que se levantó en medio del Meatpacking District por la gracia de Renzo Piano. Dentro nos esperan Edward Hopper y Jasper Jones, por citar sólo a dos de los 4.000 artistas estadounidenses que atesora su colección. Fuera, la península Gansevoort flota en el río tentando al visitante al primer alto en el camino: sentarse en una silla Adirondack bajo la instalación de David Hammons, bautizada Day's End, que imita el contorno de un antiguo muelle, y disfrutar un rato indefinido de las enormes vistas de la ciudad. Hay muchos rincones insólitos en la orilla del Hudson. A pocos metros, Little Island, el parque-isla, capricho altruista del magnate Charles Diller y su mujer, la diseñadora Diane von Furstenberg, está hecho a base de enormes tiestos de hormigón que yerguen sobre el agua.
Más allá, en el Pier 57, una proeza arquitectónica en su día (allá por los años 50), es hoy donde se alojan las oficinas de Google. Este muelle cuenta además con un mercado, Market 57, lleno de restaurantes bendecidos por la Fundación James Beard, que reparte los Oscar de gastronomía en este país. El rooftop, de hierba, es también fantástico. Y desde allí se puede apreciar algunos de hitos arquitectónicos de las inmediaciones, como el edificio de la empresa IAC diseñado por Frank Gehry y, a su lado, el famoso edificio de apartamentos de Jean Nouvel. Al norte, la pirámide que firma Bjarke Ingels nos señala el lugar donde encontrar el Pier 97. A este otro muelle se viene, de nuevo, a mirar... o a caminar por sus senderos, descansar en las tumbonas, hacer algún deporte y, sobre todo, a disfrutar del horizonte.
por el High line
El Whitney es también el punto de partida del High Line, el parque sobre las vías del tren elevado que visitan siete millones de personas al año. Sí, es ya inexcusable en toda incursión en Manhattan. Da igual cuantas veces lo hayas paseado, porque allí la naturaleza ordena y manda. Esa era la idea. Entre las vías, las obras de arte y el mobiliario urbano de este jardín diseñado (y mil veces copiado) por Piet Oudolf va creciendo un paisaje intencionadamente silvestre. A lo largo de los 2,5 km se disfruta también de mucha arquitectura que, vista a 10 metros de altura desde las vías, o desde escaleras, anfiteatros, ascensores y miradores que jalonan el recorrido, resulta siempre diferente. Más aún, el High Line mete realmente al visitante hasta la cocina de los apartamentos de sus afortunados vecinos. En dirección norte, el paseo nos lleva directamente a las entrañas de Hudson Yards.
Es un lugar tan desmesurado que no extraña que los neoyorquinos recelaran al principio de él como algo ajeno y poco genuino. Cierto es que se levantó de la nada. Hudson Yards, el mayor proyecto inmobiliario de la ciudad, fue un barrio inventado. Hoy todos esos fastuosos rascacielos se han llenado. El mall de superlujo tiene su público y el Mercado Little Spain que el chef José Andrés y los hermanos Albert y Ferran Adrià se sacaron de la manga sigue vende que te vende anchoas y tortilla de patata. Este año ha vuelto a abrir sus puertas la escultura The Vessel, la espectacular escalera de 45 metros hacia ninguna parte por la que vuelven a trepar los turistas, ya con nuevas medidas de seguridad para evitar que la gente intente saltar. Se alza entre el centro de arte The Shed, que podría ser la nave espacial de una especie desconocida, y otro de los grandes hits del lugar, The Edge. Este mirador sobre una plataforma voladiza en el piso número 100 es uno de los más impactantes de la ciudad. Y por ahí, hay mucha competencia como veremos.
TESOROS DEL MIDTOWN
Varios rascacielos clásicos de la ciudad están en el imaginario de medio mundo. El Flatiron, estos días tapado por obras, ¡lástima!, es uno de ellos. El edificio Chrysler, joya art decó para la eternidad, está en esa lista de mitos. El Empire State, faro imponente que te orienta cada hora en la ciudad, sigue pareciendo el centro del mundo. King Kong y todo turista que se precie quiere y puede escalar esta mole. El viaje en ascensor de cristal al piso 86 dura unos 55 segundos. Puede incluso trepar hasta el 102.
Apenas dos calles nos separan de la Morgan Library & Museum, paraíso literario que está celebrando su centenario. Estos días, una exposición rinde homenaje a la vida y carrera de Belle da Costa Greene, la bibliotecaria que ayudó a J.P. Morgan a reunir esta colección inigualable de libros raros, manuscritos y dibujos, y contribuyó a construir la biblioteca, una de las más bellas del mundo. Una maravilla que se puede ver gratuitamente los viernes por la tarde. Estamos tan cerca de Grand Central Station que no hay más remedio que entrar y admirar ese techo pintado de estrellas bajo el trasiego constante de pasajeros.
Unos pasos más y con el legendario Waldorf Astoria hemos topado, que reabrirá sus puertas esta primavera tras una remodelación de, agárrense, dos mil millones de dólares. Cerrado desde 2017, el hotel que alojó a celebridades como Marilyn Monroe, Frank Sinatra, los duques de Windsor o presidentes como Herbert Hoover, Harry S. Truman y Dwight D. Eisenhower, ha puesto ahora también apartamentos a la venta. Los estudios más pequeños empiezan en 1,8 millones de dólares. Siempre habrá rockefellers que los compre.
Y los que seguimos caminando nos conformamos con tomar la calle 50 y cruzar al Rockefeller Center original. Es una de las postales más famosas de la gran ciudad, y de la imagen sigue viviendo. ¿Se acuerdan de esa icónica imagen de 'Almuerzo sobre un rascacielos' donde once trabajadores con los pies colgando descansan sobre una viga? Pues la experiencia se puede recrear en The Top of The Rock, como se llama el espectacular mirador en la cima de este edificio de Manhattan.
Por la zona quizá nos encontremos a Denzel Washington o Jake Gyllenhaal, grandes estrellas del Otelo de Shakespeare que está siendo el último bombazo de Broadway. En unos días se sube a los escenarios también George Clooney, otra de las citas teatrales más esperadas de esta primavera. Las entradas están por las nubes. Más sencillo es comprar tickets para ver algún musical. El truco es ir a TKTS, en Times Square, donde todos los días hay grandes descuentos. Además de los best-sellers de siempre, Hell's Kitchen, el musical basado en la vida de Alicia Keys es uno de los ganadores de los últimos premios Tony. No le faltan bandas sonoras ni canciones de amor a esta ciudad, pero aquel Empire State of Mind de Keys es todo un himno.
rumbo a CENTRAL PARK
En abril reabre sus puertas al público The Frick Collection tras una renovación al completo de su grandiosa mansión en la Quinta Avenida, frente a Central Park. Gracias a esta expansión realizada por la arquitecta Annabelle Selldorf el espacio podrá mostrar el doble de piezas. Además, el segundo piso de la residencia original de Frick será accesible al público por primera vez. Por cierto que, según The New York Times, la nueva escalera de mármol «se aproxima a la poesía». Es un buen punto de partida para emprender el paseo por el parque.
Podemos enfilar al norte, rumbo al Metropolitan Museum of Art, que en mayo también estrena una nueva ala destinada al arte africano. O podemos atravesar la arboleda bordeando el lago hasta el lado Oeste donde aguarda el famoso Museo Americano de Historia Natural y su última incorporación, el absolutamente fascinante Gilder Center, que se inauguró hace justo dos años. En Central Park siempre hay que sortear una carrera o algún que otro evento, pero es donde sentirse menos forastero y más neoyorquino. Al menos hasta que aparecen los rascacielos de Billionaires' Row (la calle 57), donde se juntan algunos de los edificios más altos y delgados del planeta. Si busca a ese 1% más rico del mundo, llame al telefonillo.
y Lower Manhattan
Altura no le falta al Sur de Manhattan. Tiene esta parte de la isla muchos paseos, como los tiene cualquiera de los otros distritos de Nueva York, —desde el Bronx a Brooklyn, Queens y Staten Island—. Pero si hay algo obligado cuando se llega a la ciudad es cruzar el puente de Brooklyn. Muy cerca, Seaport, el puerto de pescadores del 1800 ha vuelto a encontrar su público, hoy más sofisticado, a golpe de restaurantes, tiendas, cafés y librerías junto a la orilla del río East.
Muchos buscan el toro de Wall Street, símbolo del poderío financiero de la Gran Manzana y de todo un país. Pero aún más cerca de la psique americana siempre estará siempre aquel septiembre de 2001 cuando cayeron las Torres Gemelas. Y el Memorial del 11 -S sigue siendo un lugar emocionante donde parar, pensar y recordar con el sonido del agua de fondo. Merece la pena hacer una incursión en el Oculus, la colosal estación de metro del Wall Trade Center que diseñó el español Santiago Calatrava. Es un imán de selfies que el año que viene cumplirá ya una década. Y desde ahí, tomamos Broadway, la eterna y larguísima avenida Broadway para hacer todos los kilómetros que uno sea capaz de aguantar.
Van a surgir altos en esta pateada mítica, eso seguro. SoHo, NoLita, Little Italy y Tribeca. Tiendas, galerías de arte, restaurantes trendy y todo lo que se proponga encontrar un buscador de tendencias. Y un museo más que hay que apuntar para el próximo otoño, el New Museum. El centro de arte contemporáneo ultima también su ampliación, esta vez firmada por Shohei Shigematsu y Kem Koolhaas, los genios de OMA. Este es su primer edificio público en Nueva York.
GUÍA PRÁCTICA
Cómo llegar. Iberia cuenta con vuelos directos a Nueva York desde varias ciudades españolas.
Dónde dormir. Home2 Suites by Hilton, estudios familiares con cocina incluida junto a Times Square.
Más información. En la web de New York City Tourism + Conventions: www.nyctourism.com/es
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