Chris Pratt se fue la semana pasada de La Revuelta más feliz que una perdiz. Se lo pasó pipa, participó en todo y se quedó con ganas de más. "Es el mejor talk show de la televisión", le dijo a David Broncano cuando éste anunció el final del programa. Pues eso, más feliz que una perdiz. Gran parte de que el actor se fuera tan happy estuvo en que no se usó traductor. David Broncano se apañó con su inglés para llevar a cabo la entrevista en el idioma del entrevistado. Olé por él. Como decía un programa de mi época, "un gallifante para David Broncano".
La realidad es que pocos presentadores se atreven a exponer su nivel de inglés en público y mucho menos en un programa de televisión. El espectador siempre lo ha relacionado con eso de que en España no se habla bien inglés, no sólo porque no es algo que tradicionalmente se nos dé bien -lo dice el informe PISA que nos coloca en el puesto 35 de 113 entre los jóvenes de 18 a 20 años- sino porque hay presentadores, como es el caso de Pablo Motos, que lo reconocen sin reparo.
Que David Broncano hiciese la entrevista a Chris Pratt completamente en inglés fue muy aplaudida precisamente por eso, porque nos sorprende, por es guay, porque nos da como nivelón. Pero, claro, se nos olvida una parte, sin entre jóvenes de 18 a 20 años el nivel de inglés en España está en el puesto 35 de 113, ¿cómo estará en los de 50, 60, 70 o más? Ahí estuvo la crítica hacia el presentador: se le olvidó que La Revuelta es para todos, no sólo porque esté en la Televisión Pública, que también, sino porque él mismo ha insistido muchas veces en que quiere a ese público entrado en canas.
Pero claro, ese público, el jueves pasado puso La 1 y sólo veía a Broncano hablar inglés, a Chris Pratt hablando inglés y riéndose mucho y no enterarse de nada, pues, aunque David Broncano intentaba traducir simultáneamente, era imposible para él y para cualquier ser humano. No se puede estar hablando inglés, haciendo una entrevista, pendiente de a quien se la estás haciendo y encima traduciendo todo lo que se dice, y más en La Revuelta que lo del orden y el concierto no es lo habitual.
Así que la entrevista a Chris Pratt, que tan aplaudida fue por muchos, fue un auténtico desastre en audiencias. Hizo uno de los peores datos de la temporada. ¿Por qué? Porque el que puso La Revuelta y vio el percal, se fue. Así de sencillo. El mando es el poder. Y los experimentos, mejor con gaseosa.
Anoche, David Broncano, consciente de las críticas entonó el mea culpa. Pidió disculpas porque cuando llegó a casa y se puso el programa se dio cuenta de que repitió muchas veces que iba a traducir simultáneamente y "no traduje una mierda". Pues sí, un perdón más que justificado, pero equivocado. El problema no es que no tradujera simultáneamente y que lo vaya a corregir en próximas entrevistas a invitados extranjeros, el problema es que en televisión hacer eso es una auténtica locura.
"Quiero disculparme con las personas que no hablan inglés porque pusieron el programa y dijeron, 'bueno, ok, cuando lo veamos en Londres... pasarlo muy bien'. Lo siento, y el próximo día traduciré más", aseguró el presentador durante la sección de Jorge Ponce. No es traducir más es tan fácil como subtitularlo.
Cierto que estar leyendo los subtítulos a mucha gente le toca las narices, pero es la única manera de mantener la agilidad de una entrevista en el mismo idioma que el entrevistado y, a la vez, que todo el público se pueda enterar. Dirán muchos que por qué no usa un traductor. También hay un problema: lo bien que se lo pasó Chris Pratt en parte fue porque no tenía que estar esperando a que el traductor le tradujera con lo que podía entrar al juego de todo y enterarse de todo en el momento. Además, en un programa como La Revuelta, lo de un traductor sería como un trabajo considerado de alta peligrosidad. A ver cómo le traduce un traductor al invitado los chistes de Grison o los motivos por los que hay un señor o señora sentado en un bidé. Imposible.
La Revuelta ha demostrado todos estos meses que se puede hacer otro tipo de televisión, de programa, que se puede tirar de los talka show clásicos y adaptarlos a los gustos patrios, pero hay cosas que, aunque muchos consideren lo más, son lo menos. La Revuelta vive de su audiencia, no sólo de la audiencia del público joven, que ya sabemos que no es la más fiel, sino de esas personas mayores -muchos de ellos lo han expresado como público en La Revuelta- que les gusta ver a David Broncano, a Ponce, a Grison, a LalaChus o a Sergio Bezos, pero les gusta verlos entendiendo lo que dicen, lo que hacen, por qué lo hacen, por qué se ríen. Si ese público se marcha, qué fidelidad le quedará a La Revuelta. David Broncano y RTVE lo saben. Se dieron cuenta el pasado jueves en cuanto vieron no sólo los datos de audiencia sino los comentarios en las redes sociales. Porque sí, esta nueva etapa en RTVE escucha y lee lo que dice la gente.
Seguramente, muchos de esos espectadores mayores en las redes no dijeron nada, pero sus hijos y sus nietos sí. Porque no es la mayoría de los españoles los que saben hablar y entienden inglés, sino más bien al contrario. Que debería ser de otra manera, por supuesto, pero mientras no lo sea -y PISA confirma que no lo es todavía- la televisión tiene que pensar en todos. David Broncano anoche con su perdón asumió el error por ellos y por la audiencia, porque de la audiencia también se come.