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El genio que reinventó los parques de atracciones: "Queremos ver el mundo no como es, sino como podría ser"

Bob Weis empezó vendiendo palomitas y helados en Disneylandia y se jubiló 40 años más tarde tras liderar su departamento más creativo y pilotar la transición de las instalaciones al siglo XXI. Acaba de publicar sus memorias, 'Dream Chasing'. "¿España? Hay margen para nuevos proyectos en Europa", afirma

El ex presidente y ex embajador global de Walt Disney Imagineering, en su casa
El ex presidente y ex embajador global de Walt Disney Imagineering, en su casa
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Bob Weis se ha pasado más de 40 años haciéndose dos preguntas: "¿Por qué a la gente le encanta Disneylandia?" y "¿Por qué me encanta a mí?".

Como esos entrenadores de fútbol que dirigen los entrenamientos desde un andamio, el californiano ha vivido literalmente a pie de obra la expansión del imperio del ratón Mickey por el hemisferio norte. La estela del mayor fabricante de fantasías animadas de la Historia le ha llevado a liderar equipos y desarrollar proyectos en Glendale, Tokio, Anaheim, París, Orlando, Shanghái y Papenburg. Su currículo se puede intuir con sólo mirar un atlas repantingado en el sofá. Para sopesar su legado, en cambio, hay que ponerse en pie: junto al CEO Bob Iger ha pilotado la transición al siglo XXI de los parques temáticos más famosos del mundo. El salto tecnológico que va de la montaña rusa a los entornos inmersivos. O -con perdón- la sublimación de la experiencia y la apoteosis del relato blanco. Adrenalina y selfis en un irresistible formato familiar.

"Una de las cosas que he notado en los últimos años es cuánta gente le hace fotos a la comida", explica por videollamada desde Pasadena. "O compra algo y, antes de probarlo, lo sube al instante a las redes sociales. Compartir una experiencia con los amigos en tiempo real se ha vuelto parte de nuestra cultura. Parte de la diversión de diseñar un parque es preparar el escenario para que otros escriban una historia sobre sí mismos. Walt Disney recomendaba a sus colaboradores ir al parque una vez a la semana y sentarse en un banco a observar. Ver las reacciones de los visitantes sobre el terreno daba pistas sobre qué hacer luego".

Weis, un tipo encantador, canoso y con gafitas de notario, alguien que envía un retrato junto a su maqueta de trenes cuando se le pide una imagen publicable, lleva unos meses girando por EEUU y recibiendo aplausos tras publicar sus memorias. Se titulan Dream Chasing y dan cuenta desde la trastienda de cuatro décadas de éxitos pero también de fracasos, como se encarga de remarcar el subtítulo en la propia portada. Algo poco frecuente en el género autobiográfico, tan tendente al halo de santidad. "Me pareció importante especificarlo, porque quienes consumen un producto Disney sólo ven el resultado final", argumenta.

Apenas una minoría -la muy disnéyfila- conoce el laboratorio de ideas que desde los años 50 convierte las ocurrencias de treintañeros o cuarentones en pura diversión infantil: Walt Disney Imagineering. Hablamos de unas instalaciones con un desempeño bastante más activo que el de cualquier departamento convencional de I + D, porque igual se ocupan de conceptualizar un nuevo resort que de buscar la manera óptima de camuflar en el suelo unos identificadores por radiofrecuencia. O de poner a convivir a los superhéroes de Marvel con las criaturillas de Pixar. Lo que sea necesario para que el Reino Mágico mantenga su capacidad de fascinación entre boomers nostálgicos de los castillos de cuento y las cúpulas geodésicas. Y también entre jóvenes aficionados a los e-sports y TikTok.

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"Queremos ver el mundo no como es, sino como podría ser. Siempre estamos buscando soluciones", resume Weis su hoja de ruta estratégica. "El público confía en que intentamos hacer lo mejor para sus intereses. Considera que tenemos la brújula moral de la compañía". Lo define en su libro con parecidas palabras: "No somos técnicos de emergencias ni practicamos neurocirugía. Enriquecemos la vida de las personas, y nos lo tomamos muy en serio".

Del recinto ultrasecreto donde ejerció de imagineer desde 1980 hasta 2016 -y del que acabó siendo presidente y embajador global- han salido en la última década combinaciones de efectos especiales, luz y sonido increíbles como Tron Lightcycle Power Run, Star Wars: Rise of the Resistance, Avatar Flight of Passage o Frozen Ever After. Desde allí se dan ahora los penúltimos retoques a la adaptación de Millennium Falcon: Smuggler's Run al universo de The Mandalorian de cara al estreno simultáneo de la atracción y la película en mayo de 2026. Porque hubo un tiempo en el que el entretenimiento animatrónico de Disney iba a rebufo de sus novedades en la gran pantalla. Pero eso era antes.

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No hay tantos sectores en los que España pueda presumir de ser una gran potencia mundial. El de los parques temáticos, sin embargo, es uno de ellos. PortAventura World (Salou, Tarragona), Parque Warner Madrid (San Martín de la Vega) y Siam Park (Costa Adeje, Tenerife) figuran entre los 20 más visitados de Europa, Oriente Próximo y África. Así consta en el informe TEA/AECOM Theme Index and Museum Index 2023 hecho público en diciembre, que revelaba un "crecimiento notable" en la región y contabilizaba una asistencia combinada de 66,2 millones de visitantes en el top 20 (4,6% más que el ejercicio anterior).

Los parques españoles contribuyeron notablemente a dichas cifras. Más de 10 millones de visitantes acuden cada año a los más importantes del país. PortAventura, con una multioferta que incluye su mítica montaña rusa Dragón Khan y áreas de reciente creación como Caribe Aquatic Park y Ferrari Land, ocupaba la sexta posición en el ránking con 3,9 millones de visitantes (6% más). Parque Warner Madrid, la casa de Batman y Piolín, se anotaba 2 millones y un alza del 7,5% (el segundo mayor crecimiento porcentual de Europa). Y Siam Park -reconocido consecutivamente entre 2014 y 2023 por los usuarios de TripAdvisor como mejor parque acuático del mundo- atrajo a 1,2 millones con sus escenarios inspirados en la selva tailandesa.

Las cifras impresionan aun más si hablamos de operadores globales y de su impacto. 512,3 millones de personas disfrutaron en 2023 de la diversión que tiene que ver con el vértigo o los chapuzones tematizados, lo que supuso un aumento del 30% respecto a 2022 y reflejaba el regreso del sector a cifras prepandémicas.

El top 10 mundial de TEA/AECOM lo encabezaba Disney Experiences... y lo cerraba el grupo de origen español Parques Reunidos, con 57 instalaciones (temáticas, acuáticas, zoológicas...) repartidas por 14 países, de EEUU a Noruega. Diego Gracia, su director para el sur de Europa y a la vez director general de Parque Warner Madrid, anunciaba hace sólo unos días en EL MUNDO su intención de que el recinto disponga de hotel propio en 2028, añada un segundo parque con nuevas licencias y amplíe las dependencias acuáticas.

«Hay un horizonte lleno de oportunidades y de nuevas tecnologías que cambiarán la forma de disfrutar de un parque en el futuro», corrobora Gracia, para quien la experiencia que proponen estos recintos «es la manera perfecta de mantener vivo el niño que todos llevamos dentro».

El parque de temática histórica Puy du Foy se inauguró en marzo de 2021 a las afueras de Toledo. Este año espera llegar a los 1,7 millones de visitantes (1,5 en 2024) gracias a espectáculos ya clásicos como el nocturno El sueño de Toledo y a otros nuevos como El tambor de la libertad. "A nivel europeo, España se ha consolidado como el tercer gran polo de desarrollo de la industria después de la región germano-belga y del norte de Italia", afirma por correo electrónico Erwan de la Villéon, CEO de Puy du Foy en nuestro país. "Lo que diferencia a España es su dinamismo: el sector sigue creciendo, pero lo hace de manera selectiva. Los proyectos que prosperan son aquellos con una propuesta temática bien definida, una oferta coherente y una escala suficiente para atraer a grandes volúmenes de visitantes. En este sentido, parques como PortAventura, Parque Warner y Puy du Fou España son ejemplos de este crecimiento estructurado y sostenible".

De la Villéon no pierde de vista que los españoles son el segundo grupo foráneo más numeroso en Disneyland París, lo que confirma el interés del público nacional por este tipo de oferta. Sobre todo, ahora que entramos en la temporada de comuniones, donde brilla como regalo estrella.

"El gran atractivo de los parques temáticos radica en su capacidad de ofrecer una experiencia de entretenimiento completa, inmersiva y coherente. El visitante no busca sólo atracciones, sino un universo donde vivir una historia y desconectar del día a día", contextualiza. "En el caso de España, hay factores culturales que explican el éxito de estos parques. Los españoles tienen una forma de disfrutar el ocio muy social, les gusta compartir experiencias en grupo, y eso encaja perfectamente con el paquete de los parques temáticos. Además, España sigue siendo un país con un fuerte núcleo familiar, y estas visitas suelen ser una actividad ideal para todas las edades. Por otro lado, el clima es un factor determinante. España tiene muchas más jornadas de sol y temperaturas agradables que otros mercados europeos, lo que permite a los parques ofrecer una temporada más larga y una experiencia más disfrutable al aire libre".

Y lo que está por venir. "Un nuevo subsector llamado atracciones de bienestar atiende la creciente demanda de salud y wellness junto a las instalaciones de ocio, donde los baños termales y otras experiencias son parte integral de la oferta", avanzaba el informe de TEA/AECOM. "Algunas ofrecen atracciones para toda la familia, así como áreas adult only que incluyen balneoterapia, hidroterapia y saunas. Varias de estas actividades de mayor formato proponen experiencias híbridas de parque acuático/baños termales con asistencia diaria, combinadas con alojamiento". El pionero en el ramo es el artista y emprendedor Corvas Brinkerhoff. Aspira a reescribir el futuro del wellness con Submersive, el superspa que abrirá el año que viene en Austin. Promete una experiencia inmersiva con vapor de agua y videoproyecciones hasta en el techo.

Bob Iger contempla invertir 60.000 millones de dólares en la expansión de los parques Disney en la próxima década.

Detalle de la montaña rusa inspirada en la película 'Tron', inaugurada en Shanghai Disneyland en 2016.
Detalle de la montaña rusa inspirada en la película 'Tron', inaugurada en Shanghai Disneyland en 2016.GETTY

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El maestro de la madera o miyadaiku parecía estar bastante enfadado. Hasta el punto de que los socios japoneses de Bob Weis se lo acabaron llevando a un aparte. Al final, el artesano local y el proyectista gaijin (extranjero) bebieron juntos té de flor de cerezo. "Vivía aquí mismo cuando los estadounidenses lanzaron una bomba atómica cerca de Hiroshima. Eres el primer estadounidense que conozco. Tu visita de hoy me ha convencido de que es hora de seguir adelante", recoge el ex jefe de Imagineering en sus memorias a propósito de aquel momento de tensión cultural.

Tokio Disneyland fue el primer encargo de quien se había formado en urbanismo, arquitectura y diseño ambiental en la Universidad Politécnica Estatal de California. Acometer tal empresa quizá parezca hoy tan sencillo como zamparse una bandeja de niguiris, pero a principios de los 80 era un descomunal desafío por tres motivos. Uno: sólo habían pasado 40 años del ataque nipón a Pearl Harbor. Dos: Disney no había construido fuera de EEUU y pretendía que sus estándares de calidad se respetaran igual de escrupulosamente en el resto del mundo. Y tres: la tecnología y las telecomunicaciones de la época obligaban a trabajar de forma casi artesanal.

"El ingeniero mecánico de Disney, Dave Schweninger, me dijo una vez que Disneyland se construyó sin fotocopiadoras", comparte Weis. "Recuerdo que me maravilló pensarlo. Pero ahí estábamos, construyendo Tokio Disneyland sin ordenadores. Usábamos blocs de notas, lápices y bolígrafos, y cuando necesitabas escribir algo, las únicas máquinas de escribir disponibles eran las del equipo de soporte técnico".

Vista aérea del avance de las obras, en 2015, del parque temático de Disney en la capital financiera china.
Vista aérea del avance de las obras, en 2015, del parque temático de Disney en la capital financiera china.AFP

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En el argot de los parques de atracciones se conoce como segundo clic, y vale oro. El primero se refiere al estreno de cualquier visitante en este tipo de recinto recreativo, un debut que puede obedecer al capricho de un progenitor o a una excursión escolar. El segundo es el que realmente contabiliza/monetiza el operador, porque ya implica una fidelización.

Weis fue tan eficiente en Japón que le encomendaron la tarea de resucitar Disney California Adventure (California). Volvió a salir bien parado. Entonces le pidieron explorar un secarral a las afueras de Sídney. El discípulo aventajado de Marty Sklar (mano derecha de Walt Disney y responsable de cada palabra impresa en cualquiera de sus parques) y John Hench (diseñador jefe) ideó el proyecto más como un barrio abierto a la capital australiana que como un parque al uso. No acabó materializándose porque el cuartel general de Orlando decidió apostar por Shanghái y su gigantesco extrarradio: un mercado potencial de 300 millones de personas -el equivalente a la población de todo EEUU- y muchas familias jóvenes deseosas de tener su Disneylandia cerca para evitar tener que viajar a Hong Kong o a Japón.

¿Hubo dudas sobre la expansión en China considerando que no es un país democrático, o mezclar entretenimiento y política es mala buena idea?
Mantuvimos muchas negociaciones con el Gobierno, pero siempre hubo interés en que se concretaran. Todas las partes querían sacar algo positivo. Descubrimos que el mercado chino era increíblemente receptivo a la narrativa y los personajes de Disney.
¿Está en los planes de Disney abrir en Arabia Saudí, Qatar o Emiratos Árabes, considerando que la región se está convirtiendo en un destino turístico masivo y en un 'hub' esencial para las comunicaciones áreas entre Europa y Asia?
Estamos muy pendientes del desarrollo de la región. Viajé allí hace unos años y pude ver muchos de los increíbles proyectos en los que están trabajando. También fui a la India varias veces. Hay muchísimos lugares en el mundo a los que Disney todavía no ha llegado. No tenemos presencia al sur del ecuador. En África deberíamos tenerla algún día. Me gustan Marruecos, Oriente Próximo, India, Singapur, Argentina...
¿Cómo de cerca estuvo España de albergar un parque Disney? ¿Se contempló a finales de los 80 en los planes de expansión a Europa?
Hubo momentos en los que se planteó elegir a España. Francia ganó por París, ésa es la verdad. Pero a todo el mundo le encanta España por su clima y como destino vacacional... El clima era el mayor hándicap de la capital francesa, aunque eso como preocupación ahora se ha diluido. Durante el proceso de selección, a muchos nos gustaron más España e Italia por su clima. Yo suelo decir que para tener un parque temático es importante que en él se puedan plantar palmeras, porque eso genera ambiente de 'resort'... Personalmente, pienso que podríamos desarrollar otros proyectos en Europa. Con suerte se harán algún día en el futuro. Puede tratarse de atracciones de tamaño mediano que no impliquen construir un parque entero.

Weis detalla en Dream Chasing que en Shanghái repensó la emblemática gran avenida Disney (Main Street) a mayor gloria de Mickey, no de Walt, y cómo prescindió de algunos elementos icónicos, como el área dedicada al Far West o el tren de vapor que suele circunvalar el recinto. También revela que se vio obligado a darle una vuelta a la zona que invita a imaginar al futuro. "¿Cómo se construye Tomorrowland en un lugar que ya es Tomorrowland?", cuestiona todavía hoy.

La noche antes de la inauguración, Weis se dio un paseo por el parque chino. Los operarios estaban terminando de pintar las barandillas a la luz de sus móviles.

Panorámica de Shanghai Disneyland durante la ceremonia de inauguración del recinto el 13 de junio de 2016.
Panorámica de Shanghai Disneyland durante la ceremonia de inauguración del recinto el 13 de junio de 2016.AFP

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Tres docuseries disponibles en la plataforma de streaming del Reino Mágico permiten echar un vistazo a lo que sucede al otro lado de la cortina: The Imagineering Story (2019), Dentro de Disney (2020) y Cómo se crea una atracción (2021-2023). Weis aparece entre imágenes del Señor Potato y el Halcón Milenario.

¿Qué atrae a millones de personas de todo el mundo a las instalaciones de Disney? ¿Dónde reside su singularidad?
Transmite una sensación de optimismo y bienestar. Los visitantes entran con problemas en sus vidas o en sus trabajos y se convencen de que todo va a estar bien al menos durante ese día. John Hench acuñó el concepto de arquitectura de la tranquilidad para definirlo. A mí no me gusta usar la palabra evasión, sino calma.

El urbanista canadiense Charles Montgomery analiza en Ciudad feliz (Capitán Swing) cómo de concienzudamente están pensados estos recintos temáticos. "Cada detalle arquitectónico, cada vista, cada experiencia de transporte y cada sensación -desde la textura del asfalto hasta el olor del aire- están diseñados con el propósito expreso de aumentar la escala hedónica", retrata en su ensayo. "La sensación de estómago revuelto dura lo justo para brindar a los pasajeros una experiencia de peligro compartido, pero no tanto como para desencadenar una respuesta hormonal de estrés que implique a nuestro sistema inmune [...] Disney nos hace sentir en casa; da igual en qué lugar del mundo nos hayamos criado".

A Montgomery, con todo, no le interesa tanto la suspensión de la incredulidad que transmite este entorno prefabricado como lo que dice de quien se gasta el dinero en él. "Lo primero que cualquiera advierte al entrar es que es un lugar hecho a escala humana, inclusivo y seguro: no hay coches y los niños pueden correr libremente. ¿No es el tipo de sitio en el que todos desearíamos vivir?", razona el urbanista por videollamada.

La película The Florida Project (2017) presenta la periferia de ese deseo a través de los ojos de una niña de seis años que vive en un hotel de mala muerte en Orlando. Lo único que ve de Disneylandia, a pesar de tenerla a tiro de piedra, son los fuegos artificiales. Su director, por cierto, es Sean Baker, que este año ha ganado la Palma de Oro y cinco Oscars con Anora.

Un recorrido por 'Radiator Springs Racers', la ampliación de Disney California Adventure que Weis impulsó en 2012.
Un recorrido por 'Radiator Springs Racers', la ampliación de Disney California Adventure que Weis impulsó en 2012.REUTERS

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Puede que a Elon Musk le dé la ventolera pasado mañana y cree su propio circuito global de parques de atracciones con robots. Marty Sklar recomendó a Imagineering apostar permanentemente por la evolución y renunciar a la tradición como zona de confort. "Somos Disney, no un museo", adujo. Weis siguió la recomendación de su mentor e impulsó el desarrollo de Stuntronics, la incubadora de autómatas humanoides capaces de realizar acrobacias aéreas como si se hubiesen formado en el Circo del Sol. Y de aterrizar luego de forma previsible en una red.

¿Cómo de difícil es seguir el ritmo que marcan los avances en robótica o IA? ¿Dónde quedará el enfoque humano en la creación de nuevas atracciones?
En Disney no recurrimos a la tecnología porque sí, sino en beneficio de una historia. Como, por ejemplo, cuando colocamos imanes debajo del agua para diseñar un nuevo recorrido del barco de Piratas del Caribe. Tenemos claro que la tecnología siempre está al servicio de la narración. Hace años, la gente creía que Photoshop iba a matar la creatividad. Simplemente se convirtió en otra herramienta. La IA acabará formando parte de ese mismo kit. Lo único que les pediría a los futuros imagineers es que no digan que algo es imposible. Todo es posible. Usamos efectos que tienen más de un siglo y parecen ultratecnológicos.
¿Atracciones clásicas como las montañas rusas o los carruseles seguirán teniendo tirón en la era de la realidad virtual?
Con el Covid hubo un momento en que la gente pudo pensar: 'Ya no necesito salir fuera. Tengo cine en casa. Tengo videojuegos. Puedo pedir comida a domicilio. Tengo todo lo que necesito'. Pues bien, tan pronto como la pandemia empezó a estar bajo control, la asistencia a los parques temáticos de todo el mundo se disparó. Igual que a los museos, a los conciertos… Como especie, los humanos llevamos 300.000 años en la Tierra y nos encanta estar juntos. Nos encanta pasear por Las Ramblas entre la multitud o salir de noche a tomar algo. Igual que nos encanta subir a una atracción y gritar. No creo que el subidón que provoca esa experiencia desaparezca nunca, ni que se convierta en algo que sólo se haga en casa con realidad virtual o aumentada.

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Parece difícil encontrar una biografía que encarne mejor el sueño americano que la de Bob Weis. Y una contribución más notable al país de las maravillas que la suya. Tenía nueve años cuando hizo su primer clic en Disneylandia. Empezó a trabajar allí vendiendo helados y palomitas. Su última misión fue crear una nueva línea de cruceros. Y se marchó de la compañía tras recibir un Mousecar, el Mickey Mouse dorado -como el Oscar- que sólo reciben los leyendas.

Entre sus proyectos no natos destacan Disney Wharf -el del secarral a las afueras de Sídney- y Disney's America, inspirado en la historia del país. "Esta no es una visión optimista de Estados Unidos. Queremos que te conviertas en un soldado de la Guerra Civil. Queremos que sientas lo que un esclavo o escapar a través de un túnel subterráneo", declaró en su momento.

No obstante, los fracasos que menciona en el subtítulo de Dream Chasing no están relacionados con lo profesional. Su gran reproche tiene que ver con la dedicación a la familia. Un divorcio y las ausencias durante la crianza de Gabriel, su hijo mayor, aparecen con mayúsculas en el debe.

Le cito: "Es divertido hacer lo imposible, pero no todos los días durante media década". ¿Qué haría diferente si pudiera retroceder en el tiempo?
Las personas creativas siempre están dispuestas a hacer lo que haga falta, con independencia del horario. Dicho esto, también deberían pensar en el equilibrio entre trabajo y vida personal. Embarcarse en un proyecto como la construcción de Animal Kingdom [uno de los cuatro parques Disney de Orlando] no implica trabajar unas cuantas horas más durante un par de meses, sino durante años. Por eso es tan importante ayudar a delegar. Como responsable de Imagineering, una de mis mayores preocupaciones fue insistir en la búsqueda de ese equilibrio.
Desfile por el 40 aniversario de Tokyo Disneyland, con Pocahontas y una multitud   frente al castillo, en 2023.
Desfile por el 40 aniversario de Tokyo Disneyland, con Pocahontas y una multitud frente al castillo, en 2023.AFP

Weis fue asesor del Centro Espacial Kennedy, del Instituto Smithsonian y de la Armada estadounidense, para la que ideó el centro de entrenamiento inmersivo para nuevos reclutas Battle Stations 21 (Illinois). Ahora participa con algunas ideas en la reconstrucción de Los Ángeles tras los últimos incendios y en la organización de los Juegos Olímpicos de 2028. Al mismo tiempo, da charlas inspiradoras aquí y allá. Y escribe tres libros mientras firma el ya publicado.

En pocas palabras, ¿qué tiene que hacer cualquier parque temático para ser exitoso?
Entender a la gente y mantenerse permanentemente renovado.

Cuenta quien se ha dedicado a entretener a millones de personas que la mayor ovación la recibió tras la inauguración del espectáculo con agua y luz World of Color (2010). Aunque él se queda con el columpio que le fabricó durante el confinamiento a Isabella, su hija pequeña, con un neumático usado.

Dream Chasing: My Four Decades of Success and Failure with Walt Disney Imagineering

Disney Editions. 448 páginas. 30,28 euros. Puede comprarlo aquí