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Pablo Sánchez, el joven ingeniero que salva vidas de bebés prematuros con la incubadora de bajo coste In3ator: "Necesitamos ayuda para llegar a más hospitales"

Reconocido con el Premio Princesa de Girona Social 2025, lidera el proyecto de la ONG Medicina Abierta al Mundo de cunas neonatales para países sin recursos

Pablo Sánchez Bergasa, director de la ONG Medicina Abierta al Mundo y Premio Princesa de Girona Social 2025. Incubadora de bajo coste In3ator
Pablo Sánchez Bergasa, director de la ONG Medicina Abierta al Mundo y Premio Princesa de Girona Social 2025.Gorka LoinazARABA PRESS
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Ya han pasado más de dos años, pero el ingeniero navarro Pablo Sánchez Bergasa todavía se emociona al recordar el momento en que conoció en persona, en brazos de su madre, a Zoe, un bebé camerunés nacido con prematuridad extrema en 2021.

Este joven emprendedor social, fundador y director de la ONG Medicina Abierta al Mundo, había viajado hasta el país africano para trasladar al Hospital de Ebomé un lote de incubadoras como la que permitió al pequeño agarrarse a la vida pese a haber nacido con solo 500 gramos de peso.

Galardonado con el Premio Princesa de Girona Social 2025, Pablo es la cara más visible del proyecto In3bator, las cunas neonatales de bajo coste y código abierto que desde España han partido hasta los países con menos recursos del África subsahariana, Latinoamérica o incluso a Ucrania y Nepal.

Si la lectura de una noticia fue lo que lo llevó en 2017, cuando tenía 24 años, a involucrarse en esta iniciativa solidaria, ahora confía en que la difusión de este reciente reconocimiento permita que el proyecto que lidera «dé un salto cualitativo». Tanto que confiesa que acaba de dejar su trabajo en una empresa electrónica para dedicarse en exclusiva a la fabricación y distribución de estos simuladores de úteros maternos, cuyo primer prototipo fue creado en 2015 por el ingeniero biomédico Alejandro Escario. «Vi que aquel proyecto se caía porque, debido a circunstancias personales o profesionales, algunos de los impulsores se habían desvinculado y me pareció que era algo demasiado bonito como para dejarlo escapar», rememora.

Los primeros ejemplares de In3bator [pronunciado en inglés (incubator), por el número tres como símbolo matemático de cubo] salieron rumbo a hospitales africanos hace siete años, aunque sin asomo entonces del engranaje voluntario que hoy hace posible la producción de unas 70 cunas climáticas al año.

Traslado de una incubadora In3bator de la ONG Medicina Abierta al Mundo.
Traslado de una incubadora In3bator de la ONG Medicina Abierta al Mundo.

Unos inicios en los que recurrió a cuanta colaboración cercana fue posible: «Tuve que contar con mi padre, que es abogado, para fundar la ONG, con mi hermana, que tiene una asesoría, para hacer las cuentas, y mi madre era quien tejía los colchones de las incubadoras».

La prematuridad es la primera causa de mortalidad en niños menores de cinco años. Un informe elaborado por agencias de la ONU como la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que solo uno de cada diez bebés extremadamente prematuros (nacidos con menos de 28 semanas de gestación) sobrevive en países pobres, mientras que en las naciones ricas lo consiguen al menos nueve. En hospitales sin recursos, como los que Pablo había visto hace años en Sierra Leona, los métodos de incubación podían ir desde una botella de agua caliente cubierta con una toalla hasta una cobertura de papel de aluminio o una simple caja de zapatos.

Bajo coste

Si las incubadoras tienen un coste medio en España de unos 35.000 euros, las de Medicina Abierta al Mundo reducen su precio hasta 350 euros, es decir, 100 veces menos: «Fabricamos a coste, con materiales más sencillos y en colaboración con centros educativos». Salesianos Pamplona abrió esa vía al integrar en sus grados de Formación Profesional la elaboración de las incubadoras. «En vez de montar unas piezas de ajedrez que después acaban en la chatarra, aprenden haciendo algo que es muy ilusionante porque, después del trabajo, allí habrá un bebé», expone.

Otro nombre propio en este proyecto es el de Ayuda Contenedores, una ONG que colabora con otras organizaciones sin ánimo de lucro que necesitan enviar materiales a zonas del planeta en vías de desarrollo. Su logística ha permitido que unas 200 cunas low cost de Medicina Abierta al Mundo hayan llegado ya a una treintena de países. Varias decenas están en Ucrania, donde la guerra iniciada hace tres años, con la invasión rusa, ha disparado el número de partos prematuros y, en consecuencia, la necesidad de incubadoras.

El ingeniero Pablo Sánchez Bergasa, en un hospital de Ucrania, junto a la incubadora In3bator.
El ingeniero Pablo Sánchez Bergasa, en un hospital de Ucrania, junto a la incubadora In3bator.

El hecho de que las máquinas hospitalarias de esta ONG sean plegables permitió a unos sherpas de Nepal cargarlas hasta una localidad montañosa. «Allí acudían vecinos de otras poblaciones, nos enteramos de dónde venían la mayoría de ellos y enviamos otra a esa zona», explica Pablo.

Una de las asignaturas pendientes, reconoce, es Palestina. «Todos vimos las imágenes de niños prematuros en un hospital de Gaza sin las condiciones mínimas para sobrevivir». Cuenta que trataron «por todos los medios» de hacer un envío, pero «la ayuda humanitaria estaba tan bloqueada que fue imposible». «Lo estamos volviendo a intentar», apunta.

A Latinoamérica ha llegado, incluso, una partida de incubadoras fabricadas por un grupo de ingenieros de Cantabria, ya que los planos de In3bator están publicados en internet para poder ser replicados. «La idea del código abierto es que se pueda reproducir en destino, igual que la accesibilidad para un mantenimiento autónomo», dice.

El próximo mes de julio, Pablo recogerá el Premio Princesa de Girona Social en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. Una imagen que espera que contribuya a atraer «un apoyo externo» que permita que el proyecto de Medicina Abierta al Mundo siga reduciendo la cifra de más de un millón de bebés que fallecen cada año en el mundo por no disponer de una incubadora. «Necesitamos ayuda para llegar a más hospitales», reclama.