GASTRONOMÍA
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El arquitecto que quiere convertirse en el rey de las salchichas suecas en Madrid

Adolfo Monserrat abrió hace dos meses y medio Vikingbox, en el barrio de Salamanca, con una singular propuesta inspirada en una tradición culinaria escandinava. ¿Sus claves? Salchichas ahumadas (cordero, cerdo, ternera, jabalí...), pan artesanal y salsas que llegan cada semana desde Suecia

Adolfo Monserrat, en su pequeño restaurante especializado en salchichas suecas.
Adolfo Monserrat, en su pequeño restaurante especializado en salchichas suecas.
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Adolfo Monserrat y José Ramón Domínguez Barbadillo son amigos desde el pupitre del colegio en El Puerto de Santa María (Cádiz), relación que ha culminado en un novedoso y original proyecto gastronómico, de nombre Vikingbox, que tiene a la salchicha sueca como protagonista.

Adolfo estudió Arquitectura y arrancó su andadura profesional en Sevilla ligado al mundo de la hostelería, y en su carrera ha firmado el diseño de interiores de establecimientos como el restaurante Papúa, en plena Plaza de Colón: el Lula Club de Gran Vía o la terraza del Florida Park, en el Parque de El Retiro, todos en Madrid.

"Empecé en uno de los mejores estudios de interiorismo de Sevilla; luego me mudé a Madrid para incorporarme a Proyecto Singular y al año decidí montármelo por mi cuenta". Reconoce que su profesión le apasiona, aunque desde hace dos meses la compagina con sus artes culinarias en la marca Vikingbox, que llegó a su vida por casualidad.

"Contactaron conmigo en 2020 buscando asesoría para su proyecto de expansión de la marca en España, que se iniciaba en Barcelona. Marco Koivunen, maestro salchichero desde hace más de 30 años en Suecia, posee una de las dos empresas más importantes del país; allí es muy típico todo lo que son los puestecitos callejeros para comprarte bocadillos de salchicha. Y luego pasó lo de siempre: un sueco que se enamora de España, le encanta Barcelona y pasa todo el tiempo que puede allí", admite.

Los bocadillos se pueden personalizar con diferentes salsas.
Los bocadillos se pueden personalizar con diferentes salsas.

En la Ciudad Condal empezaron en Palo Alto Market a través de César Martínez, y fue un éxito rotundo, vendían "6.000 salchichas al mes", desvela Adolfo. Reconoce que se han variado algunos aspectos del producto con respecto a Suecia, "donde los sabores son súper potentes y tienen otro nivel del picante. Por eso, en ese mercado se fueron modificando las salchichas para que le guste al público español".

Tras el fallido intento de abrir otro local en Barcelona, en 2023 Adolfo le propuso a Marco hacerlo en Madrid. Para ello hizo un exhaustivo estudio de mercado y un business plan, y concluyó que la mejor localización era una zona de tránsito, aunque fuera un espacio pequeño. Así, decidió involucrar a José Ramón; se quedaron con la marca y se instalaron en el barrio de Salamanca.

"En estos cuatro años he probado el producto y lo he conocido perfectamente. Son 13 años dedicado a la arquitectura de locales y al final vas aprendiendo, ves qué es lo que funciona y qué es lo que no. Además, hicimos un cálculo conservador y decidimos lanzarlo con esos números, no fue tirarse a la piscina. Por supuesto que el diseño es todo mío", dice sonriendo.

"En cuanto a la zona, nos decantamos por esta altura de Castelló (en el número 106) porque justo en la esquina hay tres locales de copas -Graf, Margarita y Gabana- para el tardeo y las noches de fin de semana, a los que acude gente joven, que son nuestros principales clientes. Salen del garito con hambre, y nada como un bocadillo de salchicha, rápido y fácil de comer, para seguir de fiesta", argumenta.

Todos llevan chucrut.
Todos llevan chucrut.

Bajo el lema "No solo de Smash vive el hombre", abrieron a mediados del pasado diciembre para competir con el reinado de la hamburguesa, dejando claro que no tienen nada que ver con un hot dog. "Utilizamos pan artesano y no ponemos nada de kétchup". El propio Marco vino a darles personalmente la formación, y toda la materia prima, esto es salchicha, pan y salsas, llega cada semana desde Suecia. "Todo se hace con las planchas Velox y midiendo los tiempos; está todo cronometrado".

Aunque hay diferentes opciones para elegir (salchichas de cordero, cerdo, ternera, ciervo, incluso vegana), la más demandada es la de jabalí, que responde al nombre de Gullinburste. "Se elabora con carne de jabalí y se condimenta con especias, pero debo decir que antes de Navidad pedían más Fröa, de carne de vacuno".

Los bocadillos comparten ingredientes como el chucrut y las cuatro salsas especiales a elegir: balder (a base de mostaza), vidar (con pimientos verdes, orégano, cilantro y perejil), lofn (con pimientos asado) y ragnar (igual que la anterior, pero picante).

"Lo que sí hacemos diferente respecto a los nórdicos son las patatas asadas y el postre de Nutella". Entre sus planes de futuro está abrir dos locales más, uno en Chamberí y otro en Chamartín, "este último, sobre todo, para cubrir la parte norte de Madrid con el delivery". Y, si todo va bien, quieren ampliar la oferta con algún otro producto sueco.

Vikingbox. Castelló, 106. Precio: 9,90 euros (bocadillo pequeño) y 12,50 euros (el pequeño).