MADRID
Ayuntamiento

Y la 'otra' Puerta Bonita salvó el pellejo: un coche de Policía chocó contra uno de sus dos casetones

El siniestro ocurrió el pasado viernes. En 1982, el portón de hierro original sucumbió por la embestida de un camión de la basura (o una grúa) y fue colocada una réplica en 2005

El casetón siniestrado junto a la Puerta Bonita.
El casetón siniestrado junto a la Puerta Bonita.C. G.
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Desde el viernes pasado, la curiosidad se apodera de todo aquel que transita a la altura del número 184 de la calle General Ricardos, en el distrito de Carabanchel. Una roja y blanca cinta de los bomberos impide acercarse más de la cuenta a uno de los dos casetones de color marrón que sujetan una gran puerta de forja. Ocurrió a eso de las 21.15 horas que un vehículo de la Policía Nacional colisionó con uno de esos dos pequeños edificios, ubicados en los jardines de Enrique Morente. Y sucedió, también, que los propios bomberos tuvieron que apear el muro dañado por el brutal impacto y sanear las partes ante el riesgo de caída. Una viga de madera se encarga de evitar que la cosa vaya a peor, pese a las inquietantes grietas que adornan los muros.

Fuentes municipales sostienen que en estos momentos son los servicios jurídicos quienes se están encargando de resolver tal llamativa estampa. Que los seguros serán quienes devuelvan el aspecto habitual a ese punto del sur de la capital tras el accidente. Y que es Patrimonio quien está al tanto de todo lo que sucede, puesto que allí, junto a ese casetón siniestrado, descansa uno de los iconos que tiene la ciudad. Se trata, claro está, de la Puerta Bonita que, por suerte, y a diferencia de lo que le sucedió a su antecesora, logró salir ilesa.

«Fíjate si sería bonita aquella puerta, que dio nombre a todo un barrio». Las voces más añejas del distrito de Carabanchel recuerdan que, antes de la puerta actual, instalada en 2005, hubo otra, de curvas seductoras y rostro cautivador, dibujada en el siglo XIX como vía de acceso a aquella vieja Finca de Vista Alegre, que hoy va recuperando buena parte de su esplendor. Por su aspecto, la denominada puerta de Madrid, una reja de hierro forjado de fundición inglesa, fue bautizada por el pueblo como Puerta Bonita.

El empuje del distrito

El caso es que, según recuerdan los más veteranos, aquel vetusto portón original pasó a la historia en el amanecer de los años 80. No está claro el motivo. O la embestida de un camión de la basura o la acción accidental de una grúa, unido al mal estado de conservación, escribieron su epitafio.

No sería hasta junio de 2005, siendo ya alcalde Alberto Ruiz-Gallardón, cuando se instalaría la actual, cincelada por un herrero a partir de fotos antiguas, sólo que con menos filigranas que aquella del siglo XIX. Desde entonces preside ese enclave de Carabanchel, después de que el propio distrito empujase hasta conseguir la rehabilitación actual.

Esa cancela de hierro forjado, que poco tiene que ver con la que sirvió durante tantos años como entrada a la finca real de Vista Alegre, respiró aliviada el pasado viernes, al ver cómo el vehículo de la Policía Nacional impactaba contra uno de esas dos casetas que llevan ya dos décadas sosteniéndola. Respiró aliviada por no correr la misma suerte que su añorada antecesora. Porque no es un asunto cualquiera que una puerta dé nombre a todo un barrio.