MADRID
Obra

El duro examen del intercambiador de Conde de Casal: la obra que más tensiona al Ayuntamiento de la capital

Ayer se puso en marcha el plan de movilidad en uno de los puntos más 'calientes' del tráfico de la capital. La afluencia en Pavones, nuevo punto clave para coger líneas interurbanas de bus, creció un 65%

Zona de obras junto a la avenida del Mediterráneo.
Zona de obras junto a la avenida del Mediterráneo.
Actualizado

Había ayer quien, desde primera hora de la mañana, se movía con cierto despiste junto a la orilla de la avenida del Mediterráneo. Quien, pese a los avisos previos desde el Consorcio Regional de Transportes y la EMT, se encontró con que su autobús habitual no aguardaba donde solía, tras la modificación de la cabecera de 18 líneas. Y, también, quien al volante de su propio vehículo echaba una mirada furtiva y lanzaba un respiro de alivio tras dejar atrás la plaza de Conde de Casal. Porque muchos se adentraron en ese punto de la capital, conscientes de los riesgos para la circulación que asoman con las obras que despegan para ese intercambiador que ahora mismo no es más que un puñado de recreaciones.

Y es que ayer, a eso de las 6.00 horas, echó a andar el plan de movilidad diseñado para ese rincón del sureste de la capital, nudo de conexión con la M-30 o la A-3. Una fecha que, en el Ayuntamiento de Madrid, tenían subrayada en rojo desde hacía meses. Incluso más (si cabe) que la del soterramiento de la A-5, al encontrarse dentro de esa frontera natural que dibuja la M-30 y, también, porque esa autovía de Levante es arteria vital para un nutrido puñado de barrios y grandes poblaciones. Por eso, mientras el ruido ha llegado en estas semanas por el plan de movilidad de la carretera de Extremadura, con esos tiras y aflojas con el Gobierno, en Sol y Cibeles afinaban la hoja de ruta hacia este rincón de la capital, al que le espera un largo periodo de intenso ajetreo.

«Se avecinan dos años complicados», vienen repitiendo desde el Consistorio desde el inicio en septiembre del curso político. Un mantra que empezó a resonar con esas obras de ampliación de la Línea 11 de Metro, trazando una suerte de sudoku sobre el asfalto por el paseo de las Delicias o Santa María de la Cabeza. Una prolongación de 6,9 kilómetros para una ruta del suburbano que arrancó en el verano de 2023 y que conectará plaza Elíptica y, precisamente, Conde de Casal. Si todo marcha según las previsiones, será allí donde se alce un intercambiador que será punto indispensable para la futura movilidad de la ciudad.

Sin embargo, hasta que llegue ese momento, en el Ayuntamiento cruzan los dedos y aprietan los dientes para ese gran examen junto a la avenida del Mediterráneo. Una prueba de fuego para Cibeles, pese a que, como cualquier actuación del suburbano, se trata de una obra de la Comunidad. Sin embargo, el foco, para bien o para mal, como ocurre con la A-5 o sucederá con intervenciones venideras, va a estar centrado en la respuesta municipal. Preventivamente, ese nudo ya ha sido bautizado por muchos como «ratonera».

"Buscar vías alternativas"

«Hay que buscar vías alternativas para los cortes de tráfico», recomendaba el delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, en una reciente entrevista en Servimedia. En ella también advertía sobre una nueva realidad. Y es que parte de quienes antes accedían a la capital por la A-5, desde el inicio del soterramiento lo han venido haciendo por Conde de Casal. Desde hoy, por cierto, quedará suprimido durante cerca de cuatro meses uno de los dos carriles de circulación de los laterales del túnel de acceso a la plaza, sin afectar al túnel.

Para esos 24 meses que durarán las obras de construcción del intercambiador se han establecido nuevos puntos de salida y llegada de varias líneas interurbanas. A saber: estación Sur de Méndez Álvaro (líneas 351, 352, 353), calle Ombú (331, 332, 333 y 334), área Pavones-avenida de Fuente Carrantona (312, 312A, 326, 336 y 337), área intermodal de Pavones (313 y 341), Atocha (N301, N302, N303 y nocturnos 337 y 352) o Sierra de Guadalupe(339), en Vallecas.

Según fuentes regionales, en la hora punta de la mañana de ayer -entre las seis y las nueve horas- se apreció un aumento de afluencia del 15% en Méndez Álvaro, un 18% en Sierra de Guadalupe y, sobre todo, un 65% en Pavones, donde ahora llegan siete de las líneas interurbanas. La línea 9B de Metro, que cubre el recorrido entre Arganda y Puerta deArganda, vio aumentada un 10% la demanda.

40 millones de euros

La Comunidad invertirá 40 millones para generar un área única de 3.000 metros cuadrados, situada sobre el paso subterráneo y compuesta por 13 dársenas. Allí quedarán conectadas las estaciones de Metro de la línea 6 y la que se está trazando con la ampliación de la 11. Una futura parada que se establecerá bajo el paso inferior de vehículos que conecta la avenida del Mediterráneo con la A-3.

Panorámica aérea de la zona de Conde de Casal.
Panorámica aérea de la zona de Conde de Casal.

Un intenso 2025 en cuestión de grandes obras en Madrid, ya que al soterramiento de la A-5 y la construcción del intercambiador le acompañará el cubrimiento de la M-30 a la altura de Ventas, a unos pocos metros de Conde de Casal, y la desaparición bajo tierra del tramo final de la Castellana, junto a las Cinco Torres. Estas dos últimas intervenciones está previsto que arranquen en abril o mayo. «Se han elegido los proyectos que tuvieran la menor afección posible al tráfico y la menor complicación donde van a realizarse. Un colapso circulatorio no va a haber», desvelaba días atrás, durante una charla con este diario, Paloma García Romero, responsable de Obras y voz autorizada en el Ayuntamiento.

Seguramente, hoy en Conde de Casal volverá a aterrizar algún que otro despistado. Y, como ya ha ocurrido en la A-5, habrá quien cambie sus rutinas y, hasta que el entorno cobre su aspecto definitivo, opte por hacer un quiebro a ese lugar durante los dos años que va a durar la obra. Una actuación que no ha hecho nada más que empezar a desperezarse.