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La nueva zona de amortiguación en territorio sirio cerca de la frontera israelí es el reflejo no solo de los cambios en Oriente Próximo sino de la doctrina de seguridad abrazada por Israel tras el ataque de Hamas del 7 de octubre del 2023.
"Entendiendo lo que nos sucedió en el sur desde la Franja de Gaza, para que no se repita algo parecido y con la obligación de defender nuestras comunidades, debemos estar aquí", nos dice el teniente coronel Val en una zona que ningún soldado israelí pisaba en más de medio siglo. Hoy, son varios miles desplegados en tres brigadas.
El pasado 8 de diciembre y tras el abandono de los soldados del presidente sirio Bashar Asad, el Tsáhalcruzó la frontera y ocupó este estratégico perímetro de varios kilómetros en los Altos del Golán. "Con la caída del régimen de Asad, entendimos que debíamos entrar en espacios determinados para defender a los ciudadanos también desde la zona de amortiguación", añade el oficial de Ingeniería de la División 210 sin dar su nombre completo.
Al margen de considerar que el acuerdo de armisticio en 1974 (firmado tras la guerra del año anterior) quedó en papel mojado tras la desaparición de la fuerza siria responsable al otro lado de la zona desmilitarizada y con presencia de la ONU entre ambas, Israel declaró que lo hacía para que no fuera tomada por las fuerzas del régimen del islamista Ahmed al Shara que gobierna en Damasco a solo 40 kilómetros de distancia.
Aumento del control
¿Hasta cuándo? Como uniformado, Val no puede ni tampoco quiere comentar las decisiones del Gobierno de su país que ha aumentado el control de los Altos del Golán más allá de la zona ocupada en la guerra del 73 y anexionada en 1981.
Entramos en Siria por Quneitra, destrozada desde hace décadas. Antes de llegar a la "zona de contención", el oficial nos enseña una zanja en la que se construye un obstáculo fronterizo. Según cuenta, los trabajos del llamado "Nuevo Este" empezaron antes de la caída de Asad con el objetivo de "frustrar o retrasar el avance del enemigo hacia nuestro territorio". Antes en el camino, la vulnerable verja fronteriza levantada hace más de 40 años es apoyada por la creada a partir del 2011 que recuerda la extendida en la frontera con el Sinaí egipcio.
El trauma del gran fracaso de la defensa de la línea fronteriza con la Franja de Gaza se siente también en esta zona norteña aunque los parámetros topográficos y geopolíticos sean distintos. Una de las lecciones del 7-O es que los obstáculos físicos son tan importantes como las sofisticadas tecnologias.
"Esperamos crear un obstáculo que sea difícil de superar. Se trata de la misión que me ocupa desde que me despierto hasta que me acuesto", admite apuntando el agujero de seis metros bajo tierra que contrasta con el imponente Monte Hermón detrás nuestro. Hace escasos meses, nadie hubiera imaginado que la unidad de alpinistas israelí hubiera alcanzado-y sin oposición alguna- la cúspide de Jabal al Sheikh ("Montaña del Jeque", en árabe) a 2.814 metros de altitud.
Alrededor de 35.000 sirios de diversos orígenes habitan en la zona bajo control hoy del ejército israelí que está desplegado en 9 bases. "No estamos aquí para hacer mal a nadie ni tenemos nada contra la población local. Al contrario. Les ayudamos mientras cumplimos la misión de defensa. Hay cooperación con ellos. Sabemos lo que el régimen de Asad hizo a sus ciudadanos", comenta a EL MUNDO. Y admite: "El hecho de que acogiéramos heridos sirios durante su guerra civil hace que nos recuerden de forma positiva".
La ocupación israelí de estas tierras -criticada por la ONU y países árabes- consolida el colchón de seguridad para Ein Zivan y otros enclaves israelíes, incluyendo drusos, pero eleva las posibilidades de ataques, fricciones y choques tensando la situación. Este martes, varios sirios murieron y resultaron heridos por fuego israelí en la aldea de Koya en la provincia de Deraa, situada fuera de la zona de contención en el sur de Siria. Damasco condenó "la continua agresión israelí contra el territorio sirio", exigió la retirada militar y llamó a su pueblo a "que se aferre a su tierra y rechace cualquier intento de desplazamiento o de imposición de una nueva realidad por la fuerza".
Israel replicó que sus fuerzas "identificaron varios terroristas que abrieron fuego contra ellos en el sur de Siria y respondieron". Ocurrió en un antiguo bastión de IS en el triángulo de fronteras entre Siria, Israel y Jordania. El temor israelí se centra en una reorganización y asentamiento de diferentes elementos en la era post Asad como yihadistas, palestinos vinculados a Hamas y Yihad Islámica o milicianos del eje chií-iraní.
Israel continúa sus ataques aéreos contra lo que queda de la infraestructura militar del viejo régimen-como sucedió esta semana contra las bases Tadmur y T4- y a veces contra puestos de las fuerzas de Al Shara. Más allá de pedirle la desmilitarización de las provincias de Quneitra, Deraa y Suwaida, Israel le avisó que "no tolerará ninguna amenaza contra la comunidad drusa en el sur de Siria". Asimismo permitirá a habitantes drusos en el país árabe entrar en su país para trabajar en sectores como la agricultura y la construcción.
Antes de la caída de Asad, la principal preocupación de Israel en Siria eran la infraestructura armada proiraní y el envío de armas a Hizbulá en Líbano, frecuentemante atacados por sus cazas. Durante la caída, golpeó bases y arsenal de Asad en una masiva operación aérea relámpago. Después y reforzada por la nueva "zona de seguridad" vigila los pasos del que llaman "líder yihadista terrorista" en Damasco bajo la influencia de su patrón turco Recep Tayyip Erdogan.