- Elecciones Trump regresa a la Casa Blanca con una arrolladora victoria sobre Harris
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En cualquier país, el Partido que acaba de perder las elecciones presidenciales de forma tan contundente y dolorosa, y que además ha cedido el control del Senado y se puede quedar de nuevo en minoría en la Cámara de Representantes, se tomaría un largo tiempo para reflexionar, lamerse las heridas y poner el foco en los próximos comicios. Pero EEUU no es un país cualquiera y el sistema está diseñado para no dar un día de tregua. En la madrugada del martes al miércoles Kamala Harris recibió un golpe durísimo, pero en el mismo instante en que terminaba su campaña (pero no forzosamente sus aspiraciones) comenzaba oficialmente la siguiente.
Si bien es imposible anticipar ahora qué ocurrirá en 2028, o si Harris será capaz de recomponerse y volver a intentar por tercera vez llegar a la Casa Blanca, los analistas empiezan ya a hacer las quinielas, porque no hay un minuto que perder. Y entre sus filas hay ya unos cuantos nombres que activaron la fase de exploración. Se votará en noviembre de 2028, pero en 2026 ya hay unas midterms, las elecciones bianuales al Congreso y para renovar un tercio del Senado. Y si algo ha mostrado este último ciclo, con Harris saltando al ruedo tres meses antes contra un ex presidente, es que llegar tarde y dar al rival mucha ventaja es un suicidio.
Cuando empezaron las especulaciones sobre si Joe Biden podría seguir siendo el candidato o no tras su desastroso debate contra Trump en junio media docena de nombres salieron rápidamente en las quinielas. Harris era el principal, pero no porque el aparato demócrata pensara que era la mejor candidata, o incluso una buena candidata, sino porque parecía la única posible. Razonablemente conocida por ser vicepresidenta, ya en el ticket y por tanto con acceso al dinero recaudado y sin tener que empezar de cero, y con poco que perder. Para cualquier otro con aspiraciones a medio plazo parecía un disparate presentarse contra una fuerza de la naturaleza y la comunicación como Trump, con una pegada mediática salvaje, un equipo rodado. La única ley no escrita de la política es que uno no gana las presidenciales sin ser conocido a nivel nacional. Y los nombres que sonaban y suenan no lo son. No todavía.
En EEUU los partidos no son como en Europa. No tienen grandes sedes, grandes estructuras de liderazgo. Hay figuras influyentes, pesos pesados y cargos (como el líder en el Congreso o en el Senado), pero nada parecido a secretarios generales o presidentes nacionales. Cada elección es personal, desde la presidencial al Senado pasando por la Cámara de Representantes, por no hablar de fiscalías, juzgados, juntas escolares, puestos estatales. Importa el candidato, su presencia, su capacidad de recaudar. Hay senadores y congresistas que llevan décadas en sus puestos, pero no son exactamente barones. Su influencia es notable, como cuando presionaron a Biden para que se hiciera a un lado. Pero a la hora de lanzarse, por mucho que puedan sugerir, o intentar parar, la elección es siempre personal.
Para 2028 la primera incógnita será qué pasa con Harris. Parece muy improbable a día de hoy que vuelva a intentarlo. Pero para entonces tendría cuatro años más de experiencia (si bien ningún cargo público inmediato) y tendría que buscar una plataforma. Es ahora la que mejor conoce la maquinaria, pero el golpe ha sido duro. El análisis principal antes de junio, entre los expertos y entre sus propias filas, es que no era una gran candidata. Y ahora lo es con más fuerza y razones.
Hay otros nombres con todo tipo de perfiles. hombres y mujeres, pero casi todos jóvenes. Del medio oeste, California o los estados fronterizos con México. Latinos o afroamericanos, más o menos progresistas. La experiencia también dice que habrá nuevos nombres en los próximos dos años, y que los más a la izquierda (Sanders y Alexandria Ocasio serán descartados).
Gavin Newson
El gobernador de California es uno de los nombres que suenan inmediatamente. Es obvio que tiene en mente la posibilidad de presentarse, por lo que barajó hace unos meses. Es joven, conocido en el Estado más importante para los demócratas y que aporta 54 votos en el Colegio Electoral. Está curtido en temas migratorios y defiende con fuerza el derecho al aborto, pero ha moderado sus posiciones sobre armas o medioambiente para no alejar al votante centrista. En las Convenciones Nacionales y los debates, tanto el de Harris como el de su vicepresidente, ejerció de surrogate, algo así como delegados o representantes portavoces. Tiene habilidades para recaudar fondos, para enviar mensajes y la infraestructura de campaña para dar un paso al frente.
Gretchen Whitmer
Gobernadora de Michigan, 52 años. Estuvo en 2020 en la 'short list' de opciones para vicepresidenta de Biden y muchos le atribuyen a ella en concreto el éxito del Partido en las elecciones 'midterm' de 2022, que no se ha repetido ahora. Conoce muy bien los plazos de la política y por eso, de cara a 2028, el año pasado ya puso en marcha un Grupo Político Nacional, que es como se conocen a los instrumentos para darse a conocer en todo el país, con expertos en relaciones públicas que la incluyen en las televisiones y debates. Como parte de ese mismo plan, ha publicado muy recientemente un libro, estrategia habitual. Es una de las más odiadas por el movimiento Maga, especialmente por su defensa del control de armas, la vacunas y los confinamientos durante la pandemia. Odio a veces se usa de forma ligera, pero hace dos años la Policía desarticuló un plan para intentar secuestrarla y asesinarla.
Michelle Obama
Este verano dijo por activa y por pasiva que no se presentaría como candidata para reemplazar a Biden y que no tiene interés en seguir los pasos de su marido. Pero eso no impidió que estuviera entre las favoritas cuando se preguntaba al público por buenas opciones. Después de la dinastía Bush, la Clinton y la que se empieza a perfilar con los Trump, para un norteamericano medio no sería disparatado un intento de otro apellido Obama. Conoce perfectamente el sistema, tiene personalidad y buenos ratings de aprobación. Y la capacidad de recaudar dinero sería enorme.
Josh Shapiro
El gobernador de Pensilvania fue uno de los tres hombres que Harris valoró como candidato a vicepresidente. Se decantó en su lugar por el gobernador de Minnesota Tim Walz (que nadie cree que vaya a intentar dar el paso tras su mala experiencia a nivel nacional) y eso le permite tener vía libre en 2028. El partido hubiera preferido que fuera Shapiro, alguien popular con hasta un 40% de los republicanos de su Estado. Es buen orador, rápido de reflejos y ha conseguido cierta reputación de gestor.
Wes Moore
El gobernador de Maryland es el más joven del país y el único afroamericano, Moore podría tener el potencial de rejuvenecer el electorado del Partido Demócrata y atraer a los votantes negros que el Trump logró arañar. O más bien, motivar a los que Harris no ha podido.
Pete Buttigieg
El secretario de Transportes de Biden ya se presentó alas primaras republicanas hace cuatro años, sin éxito. Es seguramente el mejor orador del partido, hábil en las tertulias, muy curtido en cadenas hostiles para criticar a los republicanos y defender a los suyos. Fue oficial de la marina, tiene apenas 43 años y una de las estrellas en ascenso, quizás la figura más influyente en el gabinete de Joe Biden. Como político abiertamente gay, Buttigieg también supondría un cambio para el Partido Demócrata. Bienvenido por sus facciones más progresistas pero que genera dudas entre quienes creen que EEUU está en un giro conservador y antiidentitario y un candidato como él jamás llegará a los conservadores, afroamericanos y latinos.
Rubén Gallego
Cuando se habla de los latinos, que sobre todo los hombres se han volcado por Trump de una manera nunca antes vista, el nombre que sale siempre es Rubén Gallego, que anoche derrotó a la republicana Kari Lake. Para muchos Gallego es el futuro del partido: latino, marine, de un estado fronterizo (pocas lecciones migratorias y uno de los estados bisagra, que seguramente sean claves en 2028 también. Tiene sólo 44 años que tiene buenos resultados con las familias de la clase trabajadora, un problema para Harris. Gallego ha sido siempre muy duro con el movimiento MAGA y muchos ven opciones ante una posible candidatura de J.D. Vance.