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Threema, un Whatsapp a prueba de espías pero que se paga

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El modelo de Threema se consolida entre las empresas que buscan privacidad máxima, pero el hecho de ser de cobro frena su uso particular.

De izda a dcha: Silvan Engeler, Martin Blatter y Manuel Kasper.
De izda a dcha: Silvan Engeler, Martin Blatter y Manuel Kasper.

Threema es una aplicación de mensajería. Para entendernos, como WhatsApp, pero con niveles máximos de privacidad. Y cada vez encuentra más aceptación entre quienes quieren asegurar la confidencialidad de sus datos y comunicaciones

El origen de Threema se sitúa en el año 2012: tres jóvenes suizos, desarrolladores de software, deciden que quieren crear una aplicación de mensajería independiente para chatear con los amigos, sin que ninguna empresa recopile y comercialice sus datos personales y sin que las autoridades puedan controlar los mensajes. Al principio, la llamaron EEEMA -las iniciales en inglés de End-to-End Encrypted Messaging Application-, un nombre poco pegadizo. Así que sustituyeron las tres vocales iniciales -EEE- por Three, y surgió el nombre definitivo: Threema.

A finales de ese mismo año 2012 se lanzó la primera versión del software, y el número de usuarios creció rápidamente hasta los 250.000. Poco después, el ex empleado de la CIAEdward Snowden hizo público el programa de vigilancia PRISM, con el consiguiente escándalo, y por otro lado se conoció que el teléfono de la canciller alemana Angela Merkel había sido hackeado, lo que aumentó la preocupación por la privacidad y la seguridad de las comunicaciones en internet, y disparó el interés por la propuesta de esta compañía suiza.

Desde entonces, la base de clientes de Threema no ha dejado de crecer: actualmente, la compañía cuenta con más de 11 millones de usuarios individuales. Más de 7.500 organizaciones, tanto administraciones públicas como entidades privadas, utilizan este sistema de mensajería: Mercedez-Benz, Rossmann, Thyssenkrupp, la policía y el ejército de Suiza, la ciudad de Fráncfort del Meno o la Universidad Erasmus de Rotterdam, entre otros.

El CEO y fundador, Martin Blatter, explica que la evolución de la herramienta desde su origen respondió a la creciente necesidad de una comunicación empresarial segura, rápida y móvil. "Threema es la primera aplicación de mensajería encriptada de extremo a extremo, fácil de usar, y compatible con cualquier plataforma, creada desde cero pensando en la privacidad. Para utilizarla no es necesario ningún número de teléfono ni ningún otro dato personal. Y cuenta con un completo conjunto de funciones que incluyen vídeo cifrado de extremo a extremo y llamadas de grupo."

La referencia a WhatsApp es inevitable, de hecho la apariencia y las funcionalidades de ambas aplicaciones son muy parecidas. La gran diferencia es la confidencialidad. "Al contrario que el resto de servicios de mensajería instantánea -explica Blatter-, Threema no exige a los usuarios que abran una cuenta con nosotros ni que faciliten ningún tipo de información personal. Por lo tanto, es fácil entender que cuando no se recogen datos, estos no pueden robarse ni perderse." Por otro lado, "utilizamos nuestra propia infraestructura en Suiza y no utilizamos servicios en la nube sujetos a la legislación estadounidense o de la UE. Especialmente en los tiempos que corren, cuando la UE pretende vigilar la mensajería instantánea de forma completa e indiscriminada, este punto es de especial importancia. Con Threema OnPrem, uno de nuestros servicios, los clientes son completamente independientes y no están sujetos a la vigilancia de las autoridades porque ellos mismos operan la infraestructura".

Modelo de negocio y clientes

Threema es una aplicación de pago: para uso particular tiene un coste único de descarga de 5 euros, mientras que las soluciones para empresa -Threema Work y Threema OnPrem- están sujetas a cuotas anuales. "Entre nuestros usuarios ya hay mucha gente a la que le preocupa qué ocurre con todos los datos que se generan, recopilan y venden cuando utilizan sus smartphones". En cuanto al ámbito de empresarial e institucional, "la atención se centra en la protección de la comunicación confidencial, especialmente en los secretos empresariales, pero también en la protección de los empleados y el cumplimiento de la legislación de protección de datos".

Lo que resulta evidente es que la aplicación ha encontrado más acomodo entre empresas que entre usuarios individuales. "Tenemos un modelo de negocio transparente y honesto pero que tiene un pequeño obstáculo -explica el CEO-: no es gratis, pagas con dinero y no con tus datos. Desgraciadamente, todavía hay usuarios que no están dispuestos a gastar una pequeña cantidad por un software de calidad que utilizan a diario, pero que pueden desembolsar 1.000 euros por el último modelo de smartphone. Es algo que no acabo de entender."

En cualquier caso, Treema mantiene un crecimiento constante y muy sólido. "Nunca hemos gastado más dinero del que hemos ingresado, lo que nos ha llevado a un crecimiento sano y sostenible. En este sentido, se podría hablar de un modelo de negocio muy tradicional, en las antípodas del estilo de Silicon Valley, que trata de atraer usuarios rápidamente y a cualquier precio y sólo piensa en la monetización después". La compañía, ubicada en Zurich, cuenta con 45 empleados y un equipo de I+D propio que sigue trabajando en la mejora de la privacidad y la seguridad de las comunicaciones. "Somos una empresa muy orientada a la I+D, ya que los tres fundadores somos ingenieros de software, todo el desarrollo se realiza internamente, no hay ningún tipo de outsourcing.

En Threema, que es líder en los países de habla alemana, tienen claro que la importancia de la privacidad aumentará enormemente en los próximos años. "No sólo las grandes tecnológicas, también los políticos están cada vez más interesados en la comunicación de sus ciudadanos y quieren controlarla de la forma más exhaustiva posible, con imprevisibles y peligrosos efectos secundarios. Además, cada vez hay más filtraciones de datos y ataques de ransomware. Esto hace que sea aún más importante, para los particulares pero especialmente para las empresas, proteger datos confidenciales y mantener canales de comunicación seguros en caso de crisis."

LA MULTA DE RUSIA

A mediados de 2022, un tribunal de Rusia declaró culpable a Threema de ignorar la ley antiterrorista rusa, que obliga a las empresas de telecomunicaciones a almacenar llamadas telefónicas, mensajes de texto, correos electrónicos, vídeos y fotos en sus servidores durante seis meses, para facilitárselos a la agencia de inteligencia nacional si se solicitan. La multa que se impuso fue de 14.200 euros. Martin Blatter dejó claro que "bajo ninguna circunstancia entregaremos ningún dato a las autoridades rusas". El directivo explicó que su compañía está obligada a cumplir con la ley suiza, que no permite la transferencia de datos a terceros países, y advirtió que no pagarían la multa.

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