EUROCOPA 2024

Eurocopa 2024

La fiesta de España con las gafas de sol de DJ Lamine, la piña de los De la Fuente y el 'show' de Cucurella: "Habrá un 'boom' de natalidad"

El equipo se lanzó al jolgorio en el vestuario, con los chavales y Morata al frente. Sacaron la copa en un arcón, pero no se separaron de ella y se llevaron todos los balones del estadio

EL MUNDO
Actualizado

A España no sólo la ha encaminado hacia su cuarta Eurocopa el desparpajo de los chavales, también fueron ellos los que dirigieron los festejos. En el césped hubo lágrimas, abrazos, manteos a Luis de la Fuente y fotos, muchas fotos, pero pareció una celebración contenida hasta que estalló en el vestuario. Música y baile bajo la batuta de, cómo no, Nico Williams y sobre todo Lamine Yamal. Fue el DJ, contagió a Álvaro Morata en calzoncillos e hizo bailar no sólo a su hermano Williams, MVP de la final, sino a los lesionados Rodri, Pedri, Ferran Torres, Gavi y Jesús Navas, que movió su dolorida cadera. Tampoco se quedaba atrás Fermín, otro del clan salvaje.

A sus 17 años, Lamine tuvo un momento de tranquilidad sobre el césped, jugando con su hermano pequeño, pero luego dio rienda suelta, primero con un sombrero y después con gafas de sol camino del autobús. "Es increíble poder estar aquí. ¿A Cibeles? No, a Madrid". Antes, una foto con la copa y dos checks: "La ESO. Campeón de Europa". La fiesta acababa de comenzar y continuará en Madrid, donde la selección aterrizó en Barajas antes de ser recibido por los Reyes en Zarzuela y el presidente del Gobierno en Moncloa.

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Ya había sonado Raphael, la Potra Salvaje y toda la playlist que ha acompañado las previas de los siete partidos y había quien empezaba a desesperarse. "¡Creo que ya me están llamando!". Marc Cucurella no dejaba de apretar el claxon del autobús, rápidamente personalizado con la pegatina de campeones de Europa, mientras Rodri se emocionaba recordando su lesión, su MVP y su primera Eurocopa. "Cuando ha marcado Mikel, me he puesto a correr como un loco y se me ha olvidado la lesión hasta que el médico me ha dicho '¡eh, ojo!'. Estaba muy triste, pero chapeau por estos chavales".

A su lado, Nico Williams casi soltaba una lágrima recordando a su familia. "He hablado con mi hermano a través del móvil de mi madre porque yo no he podido ver el mío todavía. Me ha dicho que me quería y que está muy orgulloso, que el nombre de los Williams está en el cima del fútbol mundial", y casi se rompe al hablar de su madre: "Mis padres lo han pasado muy mal, especialmente mi madre. Esto es para ellos".

Respuesta a Neville

La fiesta en la zona mixta la puso Morata, capitán y DJ de la selección por un ratito. Con un altavoz gigante y la bandera de España en la mano, el grupo caminó desfiló al ritmo de una versión tecno del Viva España de Manolo Escobar. "Esto es tremendo", admitía Robin Le Normand. "Algo único", reconocía Navas. "Dentro de nueve meses va a haber un boom de natalidad", vacilaba Cucurella. El lateral, uno de los hombres de esta Eurocopa que aún ayer escuchó pitos, tendrá que pensar si se tiñe la melena de rojo, como prometió. Antes había pagado otro peaje: en la cena de los campeones, ya en el hotel con las familias, Morata le hizo subirse a la mesa, agarrar el micrófono y cantar la canción que le dedican en Inglaterra. "Cucurella se come una paella, se bebe una Estrella. Tiembla Haaland, que viene Cucurella", interpretó entre el júbilo general.

También tuvo tiempo el lateral del Chelsea para enviar un recadito a Gary Neville en sus redes sociales. El comentarista de Sky Sport había dudado de él. "Pienso que Cucurella es una de las razones por las que España no puede llegar a la final", dijo. "Llegamos a la final. Gracias por tu apoyo", contestó con sorna el catalán.

Era el momento de las risas, aunque a Mikel Oyarzabal, autor de un gol para la historia, le costó desatarse. "Lo primero que pensé al marcar fue en si había sido fuera de juego, porque era muy justo. Luego ya sólo escuchaba gritos", bromeaba. Alguno eran de Álex Remiro, el único que no disputó un solo minuto en el torneo, pero que predijo el gol de su compañero. "En la merienda me dijo que hoy marcaba", confesó el vasco. No fue el único. "Le dije 'cómo te huele el pie a gol, niño', y he acertado. Igual me tengo que dedicar a eso", bromeaba Morata.

No salió el capitán con un balón bajo el brazo, pero sí Ferran, Pedri y Fabián. "Nos los vamos a llevar todos", decía el bético entre los gritos de Viva España del azulgrana, enfundado en la bandera canaria. A todos les costó anoche hacerse fotos en el césped con sus amigos y familiares. La seguridad del Olímpico impedía que bajaran al césped y Laporte o Dani Olmo tuvieron que acercarse a negociar.

Lamine juega con su hermano pequeño.
Lamine juega con su hermano pequeño.F. VOGELEFE

Lo consiguieron Zubimendi, cuyos familiares lucían la camiseta de la Real Sociedad, los de Ferran y los hijos de Morata, que lloraron de emoción tanto como su padre antes de comenzar a jugar con un balón ajenos al jolgorio. Lamine se había puesto un sombrero con los colores de la bandera y De la Fuente volaba por los aires manteado.

Guardó el seleccionador un discreto segundo plano. Eso sí, se hizo una foto con sus sobrinos y la bandera de La Rioja con el nombre de Haro e hizo una piña con sus seres queridos, como si el partido fuera a comenzar. Quien fue corriendo a abrazarle fue el padre de Lamine, consciente de lo que la apuesta del seleccionador ha supuesto para su hijo. Lo llevaba en la mano: el trofeo de mejor joven. Apareció poco más De la Fuente, por los compromisos federativos y por su perfil. Salió del vestuario casi por la puerta de atrás y con la camiseta de Reyes de Europa en la mano.

La Copa fue del vestuario al autobús en un arcón, pero era imposible que permaneciera guardada. La sacó Morata, que le cantó el No puedo vivir sin tI de Coque Malla y la manosearon todos. Hasta el Rey Felipe la alzó sobre el césped como si fuera un jugador más. A la celebración sólo le faltó una traca, esa que el delegado Fernando Giner, valenciano, se quedó con ganas de tirar a las puertas del Olímpico.

El trofeo alzado al cielo

Poco después de las 15:00 horas, aterrizaba, con una hora y veinte de retraso, en una de las pistas del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas de Madrid, el avión, con los integrantes de la selección española de fútbol y el trofeo conquistado en Alemania. El piloto había colocado en su ventanilla una bandera española.

Morata, De la Fuente y Rocha, nada más asomarse con el avión en tierra, alzaron la copa conquistada hacia el cielo y el presidente de la Federación cargo con ella mientras descendía por la escalerilla seguido de Aymeric Laporte, Dani Carvajal, Joselu Mato y David Raya, los más rápidos en bajar del Airbus A321, bautizado Delta del Llobregat, cuenta Efe. Y junto al resto, Pedri, Fermín, Rodri, Ferran Torres, Oyarzabal, Remiro, Cucurella... hasta que se formó el grupo se hicieron la foto de familia.

Les espera continuar la gran fiesta con la afición que espera en las calles de Madrid para ver a los jugadores que circularán en un autobús descapotado hasta llegar al Palacio de Comunicaciones al grito de ¡Campeones! ¡Campeones!