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Casarse entre primos hermanos no es una práctica habitual ni normalizada, pero es legal. En España, por ejemplo, el artículo 47 del Código Civil recoge que "no pueden contraer matrimonio entre sí los parientes en línea recta por consanguinidad o adopción" ni "los colaterales por consanguinidad hasta el tercer grado", por lo que dos primos hermanos, que tienen un parentesco de cuarto grado, si pueden hacerlo.
Sin embargo, hay gobiernos que están dando un giro de 180 grados al respecto. En los últimos meses, Noruega, Dinamarca o Suecia trabajan en sacar adelante leyes para prohibir los matrimonios entre primos hermanos.
La pionera es Noruega, que tras dos décadas de debate este año modificó la Ley de Matrimonio para introducir la prohibición de casarse entre primos, así como entre tíos y sobrinos. Tampoco se reconocen las uniones entre esos parentescos que se hayan formalizado en el extranjero. Ahora, los países vecinos están esbozado hojas de ruta similares.
"El objetivo es principalmente prevenir daños a la salud de los niños", pero "también tendrá un efecto positivo en la reducción del riesgo de matrimonio forzado", se resume en el portal oficial del gobierno noruego.
El Instituto Noruego de Salud Pública (FHI) afirma que las consecuencias para la salud de que los padres sean primos hermanos "pueden ser graves", si bien reconocen que "el riesgo absoluto para las personas es de bajo a moderado y que es poco probable que las consecuencias para la salud supongan una carga importante para la salud pública":
Los propios datos del FHI reflejan ese riego bajo de que los bebés de esas parejas tengan problemas congénitos: "de los 2.000 niños nacidos en Noruega con diversas malformaciones congénitas, sólo cuatro o cinco casos pueden atribuirse a que los padres sean primos".
Mayor peso parece tener el otro argumento para inclinarse a favor de prohibir los matrimonios entre primos hermanos. Los medios de comunicación noruegos han publicado en los últimos años numerosas historias que relacionan estas uniones con matrimonios forzados y concertados, prohibidos en Noruega y que además muchas veces acaban en violencia de género y otras faltas de libertades.
Este tipo de enlaces es estadísticamente testimonial entre la población noruega, por lo que se suma el factor de la inmigración. "La ley también puede verse como un experimento social en ciertos entornos, especialmente en los llamados entornos MENA (Oriente Medio, Oriente y Norte de África, así como Pakistán), donde el matrimonio entre primos es una tradición profundamente arraigada y extendida. No se trata simplemente de un cambio de ley: es un intento de cambiar un patrón social y requiere más que decisiones políticas", señala Almir Martín, politólogo y ex asesor en la Dirección de Integración y Diversidad (IMDi), en la publicación Nettavisen.

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Suecia también estudia adoptar una legislación similar a la de Noruega a partir del 1 de julio de 2026. Los trabajos comenzaron hace poco más de un año y las conclusiones del informe del gobierno apuntan a que los matrimonios entre primos hermanos "No parece ser un fenómeno completamente marginal", en palabras de la investigadora Anne Kuttenkeuler.
De acuerdo con los datos oficiales, en Suecia hay entre 140 y 150 personas que están casadas con su primo o prima, si bien las cifras reales podrían ser mayores, según expertos favorables a la nueva ley. Por contra, para la oposición política esta prohibición de matrimonios entre parientes cercanos es una medida simbólica -por los pocos casos existentes- que apela a la xenofobia.
Y también Dinamarca pretende seguir los pasos de sus vecinos. El gobierno ha expresado su intención de prohibir los matrimonios entre primos hermanos. "El país tiene ahora problemas nuevos: hay gente que viene de fuera y utiliza el matrimonio para oprimir, algo que la mayoría de los daneses ha dejado atrás", afirmó hace unos días la primera ministra danesa, la socialdemócrata Mette Frederiksen.