- Rosa Porcel, investigadora y experta en plantas medicinales: "Cinco tazas de café al día protegen contra la hipertensión"
- Sopas que curan; para el resfriado, la piel, levantar el ánimo o acabar con la resaca: "Dime cómo te sientes y te diré cuál necesitas"
- ¿Necesitas magnesio y no lo sabes? "La mayoría debería suplementarse", responde un experto en digestivo
Uno de cada cinco adultos y un 11,8% de los adolescentes de entre 8 y 16 años sufren obesidad. Es la pandemia del siglo XXI y tiene evidentes consecuencias negativas para la salud, con un gran impacto tanto en la calidad como en la esperanza de vida de las personas que viven con ella. Como tal, necesita un abordaje multidisciplinar que mire la salud del paciente y, sobre todo, de la comprensión profunda de todos los factores que intervienen. La obesidad es una enfermedad y requiere que la sociedad se conciencie de ello para tratarla de forma médica igual que al resto de dolencias, eliminando el estigma social que la acompaña. Para ahondar en el tema hemos reunido a tres expertas en la materia: Silvia Meije, directora de Market Access y Public Affairs de Novo Nordisk; Carmen Blanco, psicóloga general sanitaria, directora de Blanco Psicólogos, y la doctora Sharona Azriel Mira, médico adjunto del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Infanta Sofía, miembro de la junta directiva de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO).
«La obesidad es una enfermedad muy condicionada por el ambiente y por nuestros hábitos, pero también por la genética y por otros muchos factores. El embarazo es un momento en que la mujer gana mucho peso, algo que condiciona la epigenética del bebé: sufrir diabetes gestacional, hipertensión o sobrepeso predispone al niño a tener problemas de adulto», asegura Sharona Azriel. De peso y otros muchos, «por eso el impacto sociosanitario y económico de la obesidad es brutal», avanza. «La obesidad es una enfermedad que se relaciona con más de 200 problemas de salud, entre otros, cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. Además, su prevalencia va en aumento y tiene un gran impacto económico en el Sistema Nacional de Salud. El exceso de peso supone el 9,7% del gasto sanitario», afirma Silvia Meije.
Aparte de los genes, otras variables influyen de forma definitiva en el peso de las mujeres. Una de ellas, la menopausia. A partir de cierta edad suben de peso aunque no varíen sus hábitos nutricionales y estos sean saludables. «En este periodo, el déficit de estrógenos hace que la distribución de la grasa visceral cambie y se vuelva más peligrosa. Lo primero que notamos es un aumento de la cintura, lo que implica mayor riesgo cardiovascular», explica la doctora Azriel. Además, en esta etapa «resulta muy fácil caer en malos hábitos y rutinas», añade Carmen Blanco, por eso ponerse en manos de un especialista marca la diferencia, incluso a la hora de «controlar otros factores asociados, como la tensión y el colesterol», apunta la doctora, que insiste en que sigue siendo un tema tabú sobre el que hay que divulgar, «para que las mujeres lleguen preparadas y con los deberes hechos».
Con todo lo anterior sobre la mesa, está claro que no podemos reducir la obesidad únicamente a una cuestión de calorías o de ejercicio. «Como enfermedad que es, supone un desafío que requiere la intervención de muchos profesionales de la salud y un enfoque global», insiste Carmen Blanco. Y, sobre todo, debe dejar de culpabilizarse a quienes la sufren. «Necesitamos un discurso más comprensivo. Sentir que somos los únicos responsables de la situación que vivimos hace que recurramos a soluciones reduccionistas y a dietas peligrosas, que son el caldo de cultivo de trastornos de alimentación y problemas de autoestima o insatisfacción corporal, y que aumentan la probabilidad de padecer depresión, ansiedad, estrés laboral... Tenemos que reconciliarnos con nuestra alimentación y olvidarnos de elaborar listas de productos prohibidos», afirma.
«En Novo Nordisk, más allá de la investigación y desarrollo de innovaciones terapéuticas, trabajamos para fomentar el reconocimiento de la obesidad como enfermedad crónica, luchamos contra el estigma en torno a ella y colaboramos en la prevención de la obesidad infantil a través de diversas iniciativas», comenta Meije.
Además, las personas con obesidad tienen que vencer las reticencias a ponerse en manos de un especialista, que en la mayoría de los casos llegan espoleadas por la falta de soluciones. «Reducir el tratamiento a dieta y ejercicio es muy frustrante para quienes acuden a un médico buscando una respuesta, porque eso es algo que sólo funciona en un porcentaje muy pequeño de personas; el resto entra en el fatídico efecto yoyó, en el ciclo de adelgazar a base de privaciones para subir de peso en cuanto dejas de tenerlas », explica la doctora Azriel. Y no sólo hablamos de insatisfacción corporal y autoestima, también del rechazo social que genera la obesidad: «Si a eso unimos el factor menopausia, tenemos el combo perfecto para que nuestra salud mental salte por los aires. Es fácil entrar en un círculo vicioso de alimentación deficiente, insomnio, malos hábitos e incluso problemas sexuales», afirma Blanco.
No obstante, la ciencia ha traído consigo un cambio de paradigma absoluto en el manejo de la obesidad. «La investigación se centra en hormonas que regulan el apetito y la sensación de saciedad, actuando en regiones del cerebro que controlan estos mecanismos. Pero hay además otros beneficios más allá de la pérdida de peso, por ejemplo, en la reducción del riesgo de patologías cardiovasculares», explica la doctora Azriel. Las expertas insisten en que la obesidad debe abordarse desde un punto de vista multidisciplinar, con profesionales de la medicina, la psicología, la nutrición y el deporte.