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El esfuerzo por ser feliz podría arruinar tu felicidad, según un estudio

Investigadores de la Universidad de Toronto han encontrado una nueva explicación sobre la paradoja de la felicidad. Intentar ser felices merma nuestra fuerza de voluntad y nos lleva a la frustración.

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Estudios muestran que las personas que persiguen la felicidad de manera intensa tienden a sentirse más solas y menos satisfechas con su vida.
Estudios muestran que las personas que persiguen la felicidad de manera intensa tienden a sentirse más solas y menos satisfechas con su vida.Shutterstock

En pleno boom de la autoayuda, numerosos autores han alertado ya sobre cómo buscar la felicidad podría, paradójicamente, estar haciéndote más infeliz. Cuando sientes que debes ser feliz todo el tiempo puedes sentirte más insatisfecho con tu vida, generándote más presión, ansiedad y culpa si no lo logras. Ahora la ciencia explica por qué y profundiza en las causas.

Una nueva investigación de la Universidad de Toronto Scarborough publicada en la revista Applied Psychology: Health and Well-Being, llega a la conclusión de que tratar de ser más felices resulta mentalmente agotador de una manera que drena nuestra capacidad de autocontrol y fuerza de voluntad. Como resultado, somos más susceptibles a la tentación y a tomar decisiones autodestructivas.

"La búsqueda de la felicidad genera un efecto bola de nieve: decides intentar ser más feliz, pero ese esfuerzo agota tu capacidad para hacer las cosas que realmente te hacen feliz", explica Sam Maglio, coautor del estudio y profesor de márketing en el Departamento de Gestión de la Universidad de Toronto Scarborough y en la Rotman School of Management. Para comprenderlo, Maglio compara el agotamiento que produce intentar constantemente ser más felices con llegar a casa después de un largo día de trabajo.

La dopamina instantánea

¿Te ha pasado que cuando más agotada estabas mentalmente, más tentada te has sentido de hacer scrolling infinito en tu móvil evitando tareas como limpiar la casa? ¿O ponerte un capítulo de Netflix que no te hiciera pensar mucho en lugar de leer un capítulo del libro que tienes pendiente? Maglio y la coautora del estudio, Aekyoung Kim, profesora en la Escuela de Negocios de la Universidad de Sídney, también abordaron esta paradoja en un estudio de 2018, Vanishing time in the pursuit of happiness, donde descubrieron que las personas que intentan ser más felices tienden a sentir que tienen menos tiempo, lo que les genera estrés y las hace más infelices.

"La clave aquí es que la búsqueda de la felicidad consume recursos mentales. En lugar de simplemente dejarte llevar, intentas sentirte de una manera diferente", señala Maglio. Regular manualmente nuestros pensamientos, emociones y comportamientos es particularmente agotador, insisten los investigadores. En la industria multimillonaria de la autoayuda, se pone mucha responsabilidad en el individuo.

Desgaste de recursos mentales

La felicidad resulta especialmente agotadora cuando la gente la ve como si fuera dinero, creyendo que es algo que podemos y debemos acumular tanto como sea posible, según se desgrana de esta publicación. Los investigadores encuestaron a cientos de personas y descubrieron que, cuanto más intentaban ser más felices en su día a día, menos autocontrol ejercían, al estar compitiendo por la misma fuente finita de energía mental. Para comprobarlo, en su siguiente ronda de preguntas pidieron a los participantes que clasificaran listas de obligaciones, ya que tomar decisiones y realizar cualquier tarea mundana requiere recursos mentales y autorregulación. Como sospechaban, cuanto más buscaban la felicidad los participantes, menos tiempo dedicaban a la tarea.

En otro experimento, se utilizaron anuncios con la palabra "felicidad" para activar un fenómeno en el que las personas intentan ser más felices sólo con verla. Luego, se les dio un gran bol de chocolates, se les dijo que podían comer tantos como quisieran y se les pidió que calificaran su sabor. Los investigadores razonaron que, cuanto más autocontrol tuviera una persona, menos chocolates comería. Sin embargo, descubrieron que aquellos expuestos al anuncio con la palabra "felicidad" comieron más que los demás.

Menos foco en las tareas

Pero los investigadores se preguntaban si habían comido más porque la búsqueda de la felicidad es extremadamente agotadora o si perseguir cualquier meta sería igual de extenuante. En su experimento final, los participantes tuvieron que elegir entre pares de objetos cotidianos; un grupo debía escoger la opción que mejorara su felicidad, mientras que el otro debía elegir según sus preferencias personales. Luego, ambos grupos realizaron una tarea mental para medir su autocontrol. El grupo enfocado en la felicidad abandonó la tarea antes, lo que indicaba que tenían menos recursos mentales tras intentar buscar la felicidad.

"La búsqueda de la felicidad no es inherentemente inútil", aclara Maglio. Recomienda que pensemos en la felicidad como arena en la playa: puedes aferrarte a un puñado e intentar controlarlo, pero cuanto más lo aprietes, más se te escapará de las manos y tendrás que soltarlo.

¿Obligados a ser felices?

"Relájate. No intentes ser súper feliz todo el tiempo", aconseja el autor, cuyo trabajo cuenta con el apoyo de una beca del Consejo de Ciencias Sociales y Humanidades de Canadá. "En lugar de tratar de conseguir más cosas que deseas, mira lo que ya tienes y acéptalo como algo que te da felicidad". La gratitud en la que insisten tantos otros autores.

"Me alegro de que la Universidad me dé la razón", bromea el psicólogo Víctor Amat, que en sus libros clama contra el estoicismo o Mr. Wonderful, razonando acerca de cómo buscar la felicidad en el éxito, el dinero o la validación externa, podría terminar en un ciclo de insatisfacción constante en lugar de encontrar un bienestar real. "La felicidad es espontánea, sucede cuando te pasa una cosa buena, un logro o tus relaciones son satisfactorias. La gran clave de todo esto, en la que baso todo mi trabajo, es la obligatoriedad. Si uno fuerza aquello que es natural se da cuenta de que cada vez está más lejos. Lo mismo ocurre con la autoestima: cuanta más quieres tener voluntariamente, menos autoestima alcanzas", concluye el autor de Antimeditaciones y Autoestima Punk (Ed. Vergara).