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Las Semanas Santas de Sevilla, Palencia, Valladolid, Ferrol, Toledo o Cuenca no sólo son algunas de las más populares de nuestra geografía, sino que han sido declaradas Fiestas de Interés Turístico Internacional, título concedido por la Secretaría General de Turismo del Ministerio de Industria, Turismo y Comercio a acontecimientos que supongan "manifestaciones de valores culturales y de tradición popular, con especial consideración a sus características etnológicas y que tengan una especial importancia como atractivo turístico". Hacemos un recorrido por ellas.
Sevilla como un local
Empezamos la ruta en la capital hispalense. Este año, la queremos experimentar desde un hotel, el Hesperia Sevilla, que se ha propuesto que todos la disfrutemos al menos una vez en la vida. Para ello, el céntrico establecimiento funciona como la base de operaciones perfecta para estas fechas a través de su programa Hesperiencial, con el que invita a disfrutar de un destino (la cadena tiene 29 retoños repartidos por España y Andorra) de una forma diferente. ¿Cómo? A través de eventos culturales relacionados con su día a día tanto dentro como fuera del alojamiento, además de guías específicas creadas por lugareños que revelan algunos de los secretos mejor guardados del lugar. Como muestra, propone clases de flamenco o una romántica sesión de hamman para dos en San Valentín.
En el caso de la Semana Santa, el hotel (Eduardo Dato, 49), que rinde homenaje a la tradición y esencia de la ciudad desde un diseño vanguardista en el que fluye el color y la luz, ofrece encuentros con artesanos que mantienen viva la imaginería y la orfebrería religiosa para ver su trabajo en su propio taller de bordados o visitas guiadas a espacios emblemáticos como el Palacio de Motilla, con más de tres siglos de historia, o el Museo de Arte Sacro. No falta la degustación de productos típicos como las clásicas torrijas en Barbarita, el restaurante del hotel, que combina la mejor cocina a la brasa con sabores puramente andaluces y una barra central donde degustar todo tipo de tapas. Léase patatas bravas con cucharón de ali oli, salmorejo con huevo duro y jamón o queso pajarete curado con confitura casera.
En la carta se cuelan otras delicatessen como berenjena asada, tosta de steak tartar, corvina de Conil en salsa marinera o pluma de cerdo ibérico 100%. Como colofón, el plan para esta época de Pasión también incluye, como no podía ser de otra manera, el acceso a un balcón privado en la Carrera Oficial con vistas privilegiadas (y sin aglomeraciones) a las procesiones y pasos. Disponible de 16.00 a 23.00 horas, los huéspedes disfrutan de un catering de comida y bebida exclusivo mientras contemplan el paso de las cofradías.
La de Sevilla no es la única Pascua andaluza con el título de festejo internacional de visita obligada. Las de Málaga o Granada también disponen del certificado concedido por el Ministerio de Turismo. El centro de la primera, por ejemplo, se transforma en el escenario de las celebraciones más impresionantes, con vistas codiciadísimas desde hoteles como el Vincci Larios Diez, que mira a la mismísima calle Larios, epicentro total de la ciudad durante todo el año y más aún en estas fechas, con un programa especial para estos días. Mucho más al norte, la devoción se vive a flor de piel en Teruel, con la Ruta del tambor y el bombo, o Zaragoza, donde más de 25 hermandades y cofradías sacan a la calle alrededor de 4.000 instrumentos a lo largo de 53 procesiones. Y lo llevan haciendo desde hace hace 700 años.
Otra de las fiestas más antiguas es la de Zamora (datada en 1273), contando con su propio Museo de la Semana Santa y procesiones únicas marcadas por el recogimiento como la de las Capas Pardas del Miércoles Santo o la del Cristo Yacente y su impactante canto del miserere. Más ciudades de Castilla y León con el título del Ministerio son Salamanca, Palencia, León, Ávila o Medina del Campo y de Rioseco, estas dos últimas en Valladolid.
En Extremadura, tienen el apelativo las Pascuas de Cáceres y Mérida gracias a las cofradías que pueblan las calles desde los siglos XIII y XV, respectivamente. La ruta continúa en Murcia y en otras localidades de la región como Lorca, Cartagena o Jumilla, así como en las alicantinas de Orihuela y Crevillente. En esta última se viven encuentros como El abrazo de la Morquera entre El Nazareno y la Virgen de los Dolores el Viernes Santo. En Orihuela, por su parte, destaca El Encuentro del Domingo de Pasión en el que se unen las distintas hermandades en la plaza de Miguel Hernández, donde desfila La Diablesa, como se conoce a la Cruz de los Labradores.
Y seguimos en Viveiro, Ferrol (con eventos relacionados con el mar como el desfile de los Navegantes), Toledo (que este año tiene como novedad la puesta en marcha del I Ciclo Interprovincial de Bandas de Música), Cuenca (con procesiones señalas como la del Santo Entierro, conocida como la de las Turbas) o Hellín (Albacete), con su vía crucis del Viernes de Dolores. Ya sólo queda decidir a qué Semana Santa dirigirse.
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