HISTORIAS
Historias

Adictos al porno con inteligencia artificial: "Mi mujer me pilló cómo desnudaba a muchas de sus amigas en el ordenador"

En España, el 5% de la población 'ha desnudado' a mujeres famosas con estas herramientas y el 2%, a alguien del entorno personal. Dicen los psicólogos sobre los nuevos adictos: "Es un porno personalizado que rompe con lo prohibido, que te permite acceder al cuerpo de una mujer que no quiere"

Adictos al porno con inteligencia artificial: "Mi mujer me pilló cómo desnudaba a muchas de sus amigas en el ordenador"
PREMIUM
Actualizado

Hay adictos a la pornografía que dilapidan miles de euros en internet en un solo mes. Los hay que hocican en la ciénaga de la pedofilia y terminan detenidos. Están los que desarrollan disfunciones importantes de puertas adentro: ya no pueden tener sexo con su pareja si no media una pantalla. Existen los que necesitan tratamiento porque permanecen enganchados hasta seis horas al día en casa o en la oficina y, atiborrados de dolor y angustia, "se masturban hasta sangrar" (las comillas no son nuestras).

Pero aquí hemos venido a hablarles de un novísimo perfil de adicto. Una suerte de doctor Frankenstein que -gracias a las actuales herramientas digitales- coge una cara famosa de acá, unos pechos de allá y una melena de cine de acullá. Y lo mezcla todo en un ilimitado abracadabra para fabricarse su pornostar a medida.

Y si no es así, no hay nada.

Se llama Joselu, tiene 20 años y actualmente está en terapia psicológica debido a esta emergente adicción: la de que no te valga cualquier porno, sino solo el que te construyes tú. Que de su puño y letra suena como sigue.

"La semana pasada desnudé a una de mis hermanas mayores con inteligencia artificial -escribe-. Había normalizado tanto el incesto en el porno que pensaba que era lo normal. También lo hice con otros familiares, como una prima pequeña mía...".

Para saber más

Cada vez que aquí aparezca una cursiva, piensen en alguien tumbado en el diván de un especialista en salud mental. EL MUNDO ha logrado tres testimonios de otros tantos pacientes que hoy están en tratamiento. Se les pidió que escribieran lo que quisieran y nos entregaron unos textos someros. Son personas cosidas por la vergüenza social. Por ello -para preservar su anonimato y con la supervisión de sus respectivos terapeutas- hemos acordado cambiar lo elemental.

Los más prestigiosos estudios internacionales sobre la materia (Imágenes íntimas sintéticas no consensuadas: prevalencia, actitudes y conocimientos en 10 países, de Umbach, Henry, Berad y Berryessa) concluyen que uno de cada 10 varones (con una edad media de 46 años) ha visto deepfakes (imágenes manipuladas por IA) pornográficos de celebridades y uno de cada 20 ha hecho lo propio con personas ordinarias o cercanas. En España, el 5% de la población ha desnudado a mujeres famosas con estas herramientas y el 2%, a alguien del entorno personal.

Manuel tiene más o menos la edad promedio de la encuesta anterior. Y un miedo nuevo que no hay manera de medir.

"Mi relación matrimonial -escribe- está a punto de romperse. Mi mujer me pilló desnudando a muchas de sus amigas con inteligencia artificial. Sin querer, encontró la carpeta que escondía en mi ordenador".

"Antes el sexo era sinónimo de reproducción y hoy lo es de placer. Hay algo que no cambia: la mujer siempre es el objeto y el hombre, el sujeto"

Miriam Al Adib, ginecóloga y madre de una víctima

En efecto, primero fueron aquellas revistas pornográficas que se popularizaron en los quioscos de los 70 y que hoy se nos antojan ingenuas. Luego vinieron los cines X y los videoclubes, con sus furtivas portadas. Hasta que llegó internet y aquí también lo cambió todo. Y la bola del porno hoy crece y crece sin saber hasta dónde llegará.

Hace no demasiado hicimos la prueba para otro reportaje. Escribimos en Google porno violento y nos salieron 52 millones de resultados en tan solo 0,3 segundos. Una de las webs más conocidas a nivel mundial recibe 130 millones de visitas al día, como si toda la población de México se pusiera cada mañana a masturbarse. En España, la edad media del primer acceso al porno está entre los nueve y los 11 años.

Y ahora, de los creadores de la navegación en incógnito y de la mano de la inteligencia artificial, nos llega el Elige tu propia aventura del sexo.

Según datos del sector de la ciberseguridad, entre 2019 y 2023 aumentaron un 550% este tipo de montajes sexuales. Tres de cada cuatro usuarios no se sienten culpables por su uso. Las principales víctimas son las cantantes (58%) y las actrices (33%). Una de cada tres herramientas de deepfake permite ya crear este tipo de pornografía. Es gratuita. Y basta con proporcionar una imagen clara de la cara de la persona a desnudar.

Alejandro Villena es psicólogo clínico especializado en adicciones comportamentales y en el impacto del porno en la salud mental.

"Con internet, la posibilidad de la pornografía es de 24 horas siete días a la semana, como en un 'abierto hasta el amanecer', con contenido ilimitado y cambiante... Hoy, un chaval con 10 años ha visto más cuerpos que alguien hace décadas en toda su vida", empieza diciendo. "Estos bots están siempre dispuestos a lo que quieras y puedes fantasear hasta el infinito con ellos. A día de hoy, todos somos desnudables, la ropa ya no te protege. Aunque te vistas con tu ropa, la IA te desnuda sin consentimiento. El desnudo es artificial, pero el dolor, el daño reputacional y la humillación de la víctima es muy real", prosigue. "Es una especie de sexolescencia programada, un consumo virtual de mujeres que las deja obsoletas de forma rápida y aumenta la necesidad de consumo de novedad".

Si antes la pornografía era progresiva, hoy los especialistas la etiquetan de too much y too soon (demasiado y demasiado temprano). Uno de cada 10 individuos tiene contacto con ella antes de los ocho años.

"Llevaba meses desnudando a personas que conocía, me parecía un juego divertido, pero se me ha ido de las manos"

Manuel, adicto al porno con inteligencia artificial

"El porno es un producto diseñado para la adicción porque satura los sistemas de recompensa (dopamina). Es como la coca del sexo. Y, cuando se le añade la inteligencia artificial, la escalada es todavía mayor, es un porno personalizado que rompe con lo prohibido, que te permite acceder al cuerpo de una mujer que no quiere", continúa Villena. "Todo esto deja unos cadáveres por el camino: hace que haya más agresiones sexuales que nunca, más enfermedades de transmisión sexual, mucho sexo pero de poca calidad".

Pero volvamos con Joselu, al que dejamos contándonos que la pasada semana -gracias a la inteligencia artificial- había desnudado a una de sus hermanas mayores y a una prima pequeña.

"Todo empezó cuando un primo mío abusó de mí siendo un niño -nos escribe-, desde entonces desarrollé una relación muy negativa y llena de culpa con el sexo. La pornografía ha sido una vía de escape, pero cada vez ha ido a más. Estas herramientas tan sofisticadas solo consiguen que estés más adicto, que pruebes cosas nuevas y eso me engancha y me atrapa. Primero es diversión, pero rápidamente se convierte en adicción".

Un estudio de la Asociación Nacional de Psicología de Estados Unidos ya señalaba en 2019 que una de cada 12 mujeres sufre pornovenganza en algún momento de su vida.

Sumen a la ecuación la IA.

En efecto: según el informe Automatizando el abuso de imágenes, de la firma de ciberseguridad Sensity AI, casi 105.000 mujeres -cuyas fotos fueron extraídas en su mayoría de sus propias redes sociales- fueron objeto en 2020 de la difusión pornificada de sus identidades manipuladas sin saberlo a través de canales de Telegram. Ocurrió en cuatro países. Muchas de ellas parecían menores de edad.

Una de ellas bien podría haber sido la hija de Miriam Al Adib.

En septiembre de 2023, 21 chicas menores de edad de Almendralejo (Badajoz) fueron desnudadas con la inteligencia artificial. Las imágenes fueron creadas a través de una aplicación llamada Clothoff, valiéndose de fotografías de ellas totalmente vestidas colgadas en diversas redes. Su difusión fue masiva. Y el daño inicial también.

"Fue terrorífico, mi hija solo tenía 13 años. Llegó a casa, me enseñó la foto y me lo contó muy agobiada. No sabíamos si aquello terminaría en páginas web, si la perseguiría en su vida adulta. Lo que hice fue tranquilizarla, le dije que ni la culpa ni la vergüenza eran suyas, sino de quien había hecho eso".

Miriam Al Adib es ginecóloga, divulgadora de educación sexual y madre de aquella niña. Al igual que el doctor Alejandro Villena, es una de los 50 expertos consultados por el Gobierno para elaborar su Ley de Protección de Menores en Entornos Digitales, aprobada hace un mes.

"Denuncié aquello en Instagram y la noticia dio la vuelta al mundo: una mezcla de acoso escolar, digital, revictimización de la mujer... Se mezclaba todo", dice Miriam por boca de la madre que es. "Y hubo final feliz: nuestras hijas no tuvieron secuelas y los menores causantes de aquello asumieron su responsabilidad".

"Queda mucho por hacer. La tecnología avanza, pero hay que enmarcarla en la ética", dice Miriam por boca de la divulgadora que es. "La cosificación de la mujer se ha desbocado y amplificado. Antes la sexualidad era sinónimo de reproducción y hoy es sinónimo de placer. Pero hay algo que no ha cambiado: la mujer siempre es el objeto y el hombre siempre es el sujeto".

Antonio tiene 23 años y sabe de lo que habla Miriam.

"Utilizo la inteligencia artificial para desnudar a muchas personas de mi entorno y así excitarme con ello -escribe-, como si fuera una pornografía a la carta. El hecho de que estas herramientas estén disponibles es como tener un arma de fuego en tu casa, es peligroso".

Luis Ballester es sociólogo en la Universidad de las Islas Baleares y de los primeros especialistas españoles en investigar la materia desde la óptica de su disciplina.

"Las aplicaciones son fáciles de usar y la industria de la pornografía facilita la rentabilización de esas producciones", nos cuenta. "Se puede desarrollar pornografía de venganza (por ejemplo, a ex parejas o a personas que no han querido ser pareja), pornografía de ataque (por ejemplo, a mujeres destacadas) y pornografía de acoso (por ejemplo, a compañeras en el instituto)".

"La adicción a este tipo de porno ha crecido desde hace un año. Si no hacemos algo, las consultas estarán llenas en cinco años"

Alejandro Villena, psicólogo

Como resultado de todo, cada vez hay más personas enredadas en un placer de plexiglás.

Es el Black mirror del sexo. Miles de páginas webs como AI Girldfriend donde puedes elegir absolutamente todo. El tipo de mujer, su cara, el pelo, los ojos, las caderas, los rasgos raciales, el tamaño de los pechos, el color de la piel, si quieres tener una conversación romántica o pornográfica, si la quieres embarazada o sumisa, si prefieres lo habitual o hacer algo más extremo con ella.

"Es algo similar a lo que está ocurriendo con los embriones. Hay toda una ingeniería del placer a la carta. Es un negocio que va en contra de nuestra salud sexual, un destructor de la salud sexual natural... Hablamos de una violación digital", indica el psicólogo Alejandro Villena. "La adicción a este tipo de porno ha crecido desde hace un año. Si no hacemos algo, las consultas estarán llenas en cinco años... Los pacientes que trato se sienten muy culpables, muy incongruentes con el yo proyectado hacia fuera en comparación con su yo real, con una mirada muy execrable hacia sí mismos".

Por ejemplo, Manuel, que tiene un buen empleo, pero una mala salida. Que solo nos redactó seis líneas oscuras. Acaso porque no se atreve a imaginar el final.

"Llevaba meses desnudando a personas que conocía, me parecía un juego divertido, pero se me ha ido de las manos -escribe-. Ahora estoy a punto de perder a mi mujer y a mis hijos".