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Francia no se arredra

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Macron libra la batalla frente al radicalismo islamista, pero es Europa la que se juega su futuro

EFE

Todo empezó en Dinamarca, cuando un escritor expresó su desazón porque no encontraba ilustradores para un libro infantil sobre la historia de Mahoma. Su interlocutor era Fleming Rose, jefe de Cultura del diario Jyllands-Posten. Alarmado por la creciente autocensura que el extremismo islamista estaba imponiendo en el ámbito cultural y periodístico europeo, Rose decidió responder y publicó una docena de imágenes del profeta enviadas por dibujantes y humoristas daneses. Algunas, bonitas ilustraciones. Otras, caricaturas implacables.

Era septiembre de 2005 y aquel ejercicio de libertad se convirtió en un gesto heroico de rebeldía, apoyado por el semanario satírico francés Charlie Hebdo. El fanatismo desató una respuesta sangrienta. La guerra dura hasta hoy y enfrenta el legado occidental de la Ilustración con el oscurantismo medieval. La libertad frente al sometimiento.

En los últimos años, las principales batallas se están librando en Francia. El presidente Emmanuel Macron, como sus antecesores Hollande y Sarkozy, como en su día el primer ministro danés, Anders Fogh Rasmussen, se ha mantenido firme ante las amenazas de líderes musulmanes. Ha defendido el derecho del semanario satírico Charlie Hebdo a volver a publicar las caricaturas con motivo del juicio por la matanza, en 2015, de 12 de sus redactores. Ha defendido los valores republicanos ante el cadáver de un profesor de instituto decapitado y ante los cuerpos de los tres feligreses asesinados en la catedral de Niza.

Como ocurrió con Dinamarca, no pocos mandatarios musulmanes se han lanzado a espolear las protestas de sus embrutecidos súbditos, a los que distraen así de sus penurias. Ahora es el turco Erdogan quien, junto a otros autócratas, tergiversa las palabras de Macron con declaraciones flamígeras y victimistas para alimentar la ira en las mezquitas y en las calles.

Pero el presidente francés no se arredra. Ayer mismo hacía llegar su mensaje, sin intermediarios, en una entrevista con la televisión Al Jazeera: Francia no va a renunciar a las caricaturas. No va a renunciar a sus libertades ni a sus principios republicanos. No va a tolerar que el "separatismo islamista" siga socavando desde dentro los fundamentos de laicidad e igualdad, como ha venido ocurriendo desde hace décadas, sin que las autoridades se atrevieran a afrontar el problema.

Macron está haciendo gala de un liderazgo valiente, muy al contrario que el niño Trudeau (o que en su día nuestro Zapatero, entonces Bambi). Francia es ahora el campo de batalla, pero en esta guerra Europa se juega el futuro.

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