MADRID
Ayuntamiento

Las horas más críticas que amenazaron Madrid por las lluvias, entre noches en vela y presas al límite: "¡El Manzanares ha subido medio metro en 30 minutos, hay que alertar a la población!"

GRAN MADRID reconstruye el transcurso de los 14 días en los que la presa de El Pardo, la más próxima a la capital, llegó a alcanzar un 92,4% de su capacidad

Puente sobre el río Manzanares en la A-6.
Puente sobre el río Manzanares en la A-6.E. M.
Actualizado

Hay quien durante estos días, casi por la inercia que ha dejado en la capital el mes de marzo más lluvioso que se recuerda, con unos mayúsculos 230 litros por metro cuadrado, clava su mirada en alguno de los puentes que zurcen las dos orillas del río Manzanares. Pero hay uno en concreto, encargado de conectar con la autovía A-6, que dejó una estampa especialmente sobrecogedora, con el caudal a punto de colapsar su estructura.

Ahora que, tras unos días de silencio pluvial, aterriza la borrasca Nuria y que, con el ascenso de las temperaturas, se miran con lupa las nevadas cumbres de la Sierra de la región, GRAN MADRID se sumerge en aquellos tensos días de marzo que obligaron al Ayuntamiento de la capital a activar el nivel 0 de un Painunam (Plan de Actuación de Inundaciones) que, con motivo de los desembalses, aún hoy sigue en marcha. La crisis comenzó 12 días después de aquel 28 de febrero en el que la lluvia se convirtió en una inusual rutina para la capital.

11 DE MARZO, 19.00 HORAS. La información recibida sobre la evolución del río Jarama desde el 112, la Confederación Hidrográfica del Tajo y el Canal de Isabel II , en pleno proceso de aumento de los desembalses, llevan al Ayuntamiento a activar el Painunam. Es la vicealcaldesa, Inmaculada Sanz, quien ejecuta la orden, al encontrarse José Luis Martínez-Almeida en pleno vuelo a Francia por una feria inmobiliaria en Cannes. La decisión es refrendada minutos más tarde por el regidor. «Quisimos ser rápidos en dar todos los detalles, pero sin alarmar más de la cuenta», sostienen desde Cibeles, sobre unos primeros días donde la presa de El Pardo, la que ha generado más quebraderos de cabeza, no superó el 82% de su capacidad, con un desembalse máximo de 15 metros cúbicos por segundo. Una de las primeras medidas es que la Policía Municipal vigile la zona de La Muñoza y de la depuradora de Rejas, tramo del Jarama que pasa por la capital.

GÉLIDO LUNES 17. La lluvia no da tregua y la presa de El Pardo duplica su actividad de desembalse: pasa de 15 a 30 metros cúbicos por segundo. El Plan de Actuación de Inundaciones municipal escala a nivel 1 por segunda vez en su corta historia (2022). La anterior, aquella DANA de septiembre de 2023, que acabó pasando de refilón por la capital, mientras se cebaba con algunas partes de la región por la fuerza del río Alberche. «En aquel momento fue más urgente la toma de decisiones, se preveía lluvia torrencial. Esta vez hubo más margen de actuación, a pesar de la situación de las presas. Aquel aviso fue muy serio», recuerda a este diario la propia vicealcadesa, Inma Sanz. Se intensifican las reuniones (serán más de 20 durante la crisis) del Cecopal (Centro de Coordinación de operaciones municipal) con el alcalde al mando, la mayoría en el Centro Integrado de Seguridad y Emergencias (CISEM). «¡Que nadie se acerque a las orillas del Manzanares!», se repite una y otra vez en salas y pasillos. Y es que, en ese punto concreto del río, sin encauzar, se asientan infraviviendas. De ahí el incesante patrullaje policial por la zona.

DÍA 19: LA PRESA , AL 92,4%. La presa alcanza su máximo nivel: escala hasta el 92,48% de agua embalsada en las primeras horas del día, cuando su límite es el 92%. Son 39,22 hectómetros cúbicos, es decir, 39.000 millones de litros de agua. Esa misma noche, el caudal de desembalse se eleva hasta los 60 metros cúbicos por segundo. Uno kilómetros más lejos de la capital, la presa de Santillana (Manzanares el Real) se sitúa en el 102%. El discreto arroyo de Trofa, cuyas dimensiones se multiplican por seis, empieza a convertirse en todo un inesperado quebradero de cabeza y se inicia el diseño de los primeros cortes de tráfico en el punto que conecta Calle 30 con la M-40. «Hay que ponerse siempre en lo peor, para que siempre pase lo mejor», es el lema con el que se trabaja, siempre en coordinación con el Painunam de la Comunidad. Son horas de gran tensión en las que incluso sobre la mesa la evacuación de los caballos del Escuadrón de Caballería de la Policía Municipal, en El Pardo.

El río Manzanares, a su paso por la ciudad.
El río Manzanares, a su paso por la ciudad.JAVIER BARBANCHO

DÍA 20: LA TORMENTA. El parte señala más lluvias, pero nadie tiene en el radar la intensa tormenta que descarga sobre la capital a eso de las 20.00 horas. El aguacero provoca que se registren los picos más importantes de agua. Que crezca la preocupación. De nuevo, la lupa vuelve a ponerse sobre ese arroyo de Trofa que surte por encima de sus posibilidades la ruta de acceso del Manzanares a la capital. Con ello, llega un nuevo corte en ese punto kilométrico 25 y un buen susto ya de noche: «¡El nivel del río ha subido medio metro en apenas media hora. Hay que alertar a la población!». Llegará a crecer metro y medio, mientras el Jarama lo hará hasta tres. Son las 22.00 horas y asoma por delante la primera de las noches en vela, tras ese diluvio sorpresa. La información llega actualizada cada hora del Gestor de Información de Mando Único (GIMU). La última reunión en el CISEM es a las 3.00 y la siguiente, a eso de las 9.00. Una madrugada que se ha quedado grabada en el recuerdo de muchos. «Es imposible dormir en una situación así».

DÍA 21: 23.19 HORAS. Las redes sociales de los servicios de Emergencias ven cómo se multiplican las visitas de los usuarios para estar informados. Durante la crisis, la cuenta de Instagram llega a crecer en más de 1.000 seguidores. El teléfono móvil se convierte en el principal aliado para mantener a la ciudadanía al corriente de (parte) de lo que está ocurriendo en otros puntos rojos de la ciudad. No son las únicas herramientas, pues los autobuses de la EMT que circulan cerca del río o los paneles de tráfico de las carreteras son también usados como sistemas de advertencia por el Consistorio. En ese momento, el nivel de la presa de El Pardobaja al 88%, pero cuando el reloj marca las 23.19 horas, vuelve a saltar la alarma. El caudal del río roza la parte baja del puente de la A-6 (como se puede apreciar en la foto que acompaña a este reportaje) y la tensión aumenta: «Estuvimos a un minuto de cortar la autovía». También llega a estar sobre la mesa el corte de la A-2. La Policía Municipal y Agentes de Movilidad permanecen en contacto con la Guardia Civil por si fuera necesario interrumpir la circulación en alguna de las dos autovías que gestiona el Gobierno central. El centro de la capital, a diferencia de lo que suele ocurrir con grandes trombas de agua en poco tiempo, respira cierta normalidad, más allá de que el Manzanares presente un aspecto más propio del río Ebro.

DÍA 22: EL ÚLTIMO SUSTO. El último de los sobresaltos llega durante la mañana del sábado, tras otra noche de incesantes llamadas: «¡El nivel de las presas es altísimo!». El embalse de El Pardo registra una nueva crecida, llegando a alcanzar el 89,2% de su capacidad. Sin embargo, tras el enésimo susto llegan las buenas noticias en forma de parte meteorológico de la Aemet: las lluvias van a perder fuerza durante el fin de semana y al fin habrá un respiro, que será ya definitivo. La presa de El Pardo baja su nivel de desembalse a los 55 metros cúbicos a partir de las 13.00 horas. A pesar de ello, se decide mantener el nivel 1 del Painunam.

DÍA 24: NIVEL 0. Tras una nueva reunión del comité asesor del Painunam, y teniendo en cuenta los datos aportados desde el Canal de Isabel II y la Confederación Hidrográfica del Tajo, llega la ansiada desescalada al nivel 0. Un listón que se mantiene en la actualidad. «La ingeniería, con los tanques de tormenta o las presas, ha protegido a la ciudad. Calle 30 no tuvo ningún problema pese a estar debajo del río. Estamos mucho más preparados», proclama Sanz. Hoy la presa de El Pardo vive al 65,8% de su capacidad.

Lo ocurrido meses atrás en Valencia, con aquella trágica riada, empujó en parte para que Madrid no bajase los brazos durante esas dos semanas que duró la crisis por las mayores lluvias que se han visto en la ciudad. Con ese entorno entre El Pardo y Puerta de Hierro como mayor desvelo municipal. «La gente ha estado muy mentalizada desde el principio y el papel de Emergencias resultó clave, al transmitir minuto a minuto lo que ocurría», resumen desde Cibeles. Es la intrahistoria de los 14 días que amenazaron Madrid. Con un Manzanares y un Jarama que sacaron las uñas.