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El gran problema de los niños y adolescentes prodigios es el aprender a gestionar la fama porque, de lo contrario, se convierten en juguetes rotos. Elizabeth Taylor, Mickey Rooney o Michael Jackson consiguieron una carrera plena no sin pagar ciertos peajes con adicciones, un sinfín de divorcios, escándalos sexuales o problemas de salud mental. A este grupo también pertenece Justin Bieber (30), aunque no cumpla con todos esos requisitos.
Desde hace unos años, la estrella canadiense ha estado luchando contra la depresión, la ansiedad y la tristeza. Que le descubrieran profesionalmente a los 13 años y que su madre hubiera traficado con drogas e intentado suicidarse no son, precisamente, unos buenos pilares para mantener la cordura con la presión que ejerce la industria. Justin ha hablado asiduamente de sus demonios internos e incluso en estos periodos de declive su apariencia física se ha resentido.
De hecho, en las últimas imágenes se le puede ver demacrado, muy delgado, descuidado, con ropa desgastada, holgada y en ocasiones sucia, caminando en pantuflas y con la tez demasiado pálida. No corren buenos momentos. Es posible que hayan hecho mella en él los numerosos rumores entorno a una crisis matrimonial y su continua proyección pública de la que ha perdido el control.
The Sun asegura que Justin y Haley (28) están "completamente desincronizados" y que sus problemas matrimoniales son "más grandes que una simple pelea". Por otro lado, varios medios internacionales han corroborado que la hija de Stephen Baldwin está siendo de una gran ayuda porque intenta guiarle por un camino en busca de luz. La joven está teniendo paciencia, ya que en una entrevista en Vogue en 2019, el intérprete de I'm the One admitió que lucha con la sensación de que "la gente me está utilizando o no está realmente ahí para mí" y lo más gordo recayó sobre su esposa, ya que "ha sido difícil para mí incluso confiar en Hailey".
A principios de este mes de enero, Bieber volvió a ser trending Topic cuando publicó fotos posando en calzoncillos y fumando marihuana, aunque esto último no es nuevo, ya que en un documental de YouTube de 2020 confesó que había probado la hierba con 12 o 13 años y en 2021 había cedido su imagen para para crear una línea de cigarros ya liados. Independientemente de estos hechos, en enero llamó la atención que hubiera dejado de seguir a su mujer. A priori eso era un síntoma más que evidente de las dificultades por las que estaba atravesando la pareja, pero el cantante no tardó en replicar los comentarios: "Alguien ha entrado en mi cuenta y ha dejado de seguir a mi mujer. Están pasando cosas sospechosas".
Otras malas épocas
Hay que remontarse a 2016 cuando en una entrevista con GQ dijo que le habían diagnosticado TDAH, "por lo que no duermo bien, así que durante el día necesito Adderall". Pero los efectos secundarios no se hicieron esperar, ya que empezó a sufrir graves ataques de ansiedad que intentó compensarlos con ansiolíticos. Entre 2015 y 2016 realizó su mastodóntica gira Purpose de 150 conciertos durante un año y medio que canceló cuando aún le quedaban 14 galas. Al principio se intentó encubrir lo que realmente pasaba, pero tras cancelar los meet & greets en marzo de 2016 escribió en su Instagram que "disfruto conocer gente tan increíble, pero termino sintiéndome tan agotado y lleno de tanta energía espiritual de otras personas que acabo tan agotado como infeliz".
La presión a la que está sometido es tremenda porque la discográfica y los beliebers quieren temas que lleguen al número uno. Lo ha conseguido en bastantes ocasiones, como también en convertirse en el primer artista en superar los 1.000 millones de reproducciones en YouTube. Con ese afán de no querer decepcionar es cuando Justin cae en una espiral de autodestrucción. En agosto de 2017 volvió a dirigirse a sus fans en Instagram para decirles que "aprender y crecer no siempre ha sido fácil, pero saber que no estoy solo me ha hecho seguir adelante. A veces he dejado que mis inseguridades sacaran lo mejor de mí, he dejado que mis relaciones rotas dictaran mi forma de actuar (...)".
Aún quedaban muchas cosas que escondía porque no se sentía con fuerzas para expresarlas. En una de las ediciones de Vogue de 2019 confesó que en la gira de Purpose "me deprimí mucho. No he hablado de esto y todavía estoy procesando muchas cosas de las que no he hablado. Estaba solo y necesitaba algo de tiempo".
También sorprendió al confirmar que tomaba Xanax "por la vergüenza que sentía" al ser tan promiscuo ya que "mi madre siempre me dijo que tratase a las mujeres con respeto y eso es algo que sonaba en mi cabeza mientras lo hacía, así que nunca pude disfrutarlo. Las drogas pusieron una barrera entre lo que hacía y yo. Había noches en las que mis guardaespaldas venían a mi cama para tomarme el pulso y comprobar si respiraba".
A pesar de estos altibajos, Justin Bieber ha demostrado cierta valentía al hablar de salud mental. No contento con ello incluso hizo el dueto I Don't Care con Ed Sheeran donde abordaba su salud mental.
Su vida personal ha cambiado mucho desde que encontrara a la mujer que le haría feliz. Era Hailey Baldwin, con quien se casó en 2019 y con quien ha tenido a su único hijo, Jack Blues, que el próximo agosto cumplirá un año. Al dar estos pasos tan importantes se auto convenció de que su salud mejoraría y que resolvería muchos de sus conflictos internos ya que "cuando me casé sufrí un pequeño colapso emocional porque pensé que el matrimonio iba a solucionar todos mis problemas y no fue así", le dijo a Ebro Darden de Apple Music.
Su último álbum de estudio es de 2021, al igual que el documental Justin Bieber: Our World. Su última gira fue Justice World Tour en 2022 con la que realizó 49 conciertos. Hace dos años rechazó actuar en Coachella porque prefirió centrarse en la elaboración de su séptimo disco de estudio. Desde entonces solo ha realizado algunas apariciones o colaboraciones con amigos y lo último que se conoce es la versión acústica del sencillo Snooze de SZA realizada en septiembre de 2023.