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Oriente Próximo

Semana Santa en Jerusalén en plena guerra: mucha fe y sin apenas turistas

La ciudad milenaria sigue siendo un importante foco de atracción de peregrinos de todo el mundo -hoy menos que nunca- a pesar del sangriento conflicto bélico de Oriente Próximo

El patriarca cristiano de Jerusalén preside la procesión del reciente Domingo de Ramos en la iglesia del Santo Sepulcro.
El patriarca latino de Jerusalén preside la procesión del reciente Domingo de Ramos en la iglesia del Santo Sepulcro.OHAD ZWIGENBERGAP PHOTO
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"Cuando entré en el Santo Sepulcro, sentí emoción, fe, agradecimiento y admiración. Hemos visto el Calvario, donde se crucificó a Cristo, la lápida donde lo ungieron... Es una experiencia que enriquece mucho", revela Carmen Lerena en la puerta del santuario de Jerusalén junto otras peregrinas españolas que desafiaron temores, tensiones y sirenas para experimentar la Semana Santa por primera vez en estas tierras.

"No tuvimos miedo antes de venir ni lo tenemos ahora. Estamos muy tranquilas y serenas disfrutando de Jerusalén", responde Carmen Espino cuando le pregunto si no tuvo dudas de dejar su casa en Canarias para viajar a una zona tan conflictiva en un momento en el que la tregua entre Israel y Hamas vuelve a ser una aspiración. "Cuando Dios acompaña, te sientes bien acompañada, pues Jesús siempre te sorprende", añade con entusiasmo en su primera estancia en Tierra Santa.

Espino resume la visita organizada por el centro Saxum: "Hemos visto todo lo referente a la vida de Jesús. Hemos empezado en el Tabor, estuvimos en Belén, en el Jordán, en Nazaret, en Jericó, donde por cierto hay dátiles buenísimos, en Qumrán, el mar Muerto, donde se metieron algunas atrevidas del grupo".

Lerena, procedente de Logroño, aconseja "venir una vez en la vida porque no solo ves el ambiente de la cristiandad, sino que conoces y convives con muchas culturas y creencias diferentes. Estoy muy contenta de que no se suspendiera el viaje".

"Cuando llegamos a nuestro alojamiento en Saxum, en las afueras de Jerusalén, lo primero que nos advirtieron fue dónde estaban los búnkeres y qué teníamos que hacer si sonaban las sirenas. Pero vienes confiada a un país en el que sentimos seguridad y calma", indica Lerena.

Un grupo de peregrinas españolas posan en la puerta de la basílica del Santo Sepulcro.
Un grupo de peregrinas españolas posan en la puerta de la basílica del Santo Sepulcro.S. EMERGUI

Les entristece que no haya muchos turistas y peregrinos, pero al menos -dice una de ellas-, no han hecho cola en ningún sitio. Recorriendo las callejuelas de la Ciudad Vieja y entrando en las semivacías tiendas de los decepcionados tenderos palestinos, se entienden los efectos en el turismo provocados por el violento vértigo desde el ataque de Hamas del 7 de octubre de 2023 y la posterior ofensiva israelí en Gaza. La situación, eso sí, ha mejorado respecto a la Semana Santa de 2024.

"No hay muchos grupos de peregrinos como antes", admite el joven italiano Raffaele Vaninni, que estudia enseñanzas religiosas. "Aquí no solo es leer, sino ver y sentir los lugares santos", añade antes de lanzar lo que podría ser un consejo para analistas del conflicto: "Los dos en cierto sentido tienen razón".

Bajo un cielo gris, la procesión del Domingo de Ramos con el habitual descenso del monte de los Olivos marca el inicio de la Semana Santa. "Este año es especial porque los católicos y los ortodoxos celebramos la Pascua en la misma fecha. Se trata de una señal de unión", concluye en su tercer año en Jerusalén.

Fray Carlos Molina, representante para las peregrinaciones en Tierra Santa para la Custodia de la Orden Franciscana, acumula experiencia. Nacido hace 50 años en Argentina y de orígenes españoles, italianos y portugueses, llegó como misionero en 1998. Y aquí sigue. Su primer destino fue el noviciado en Ein Kerem. Estudió Filosofía en Belén (Cisjordania) y tres años después, estudió Teología y se ordenó diácono y sacerdote en Jerusalén, donde fue director de Casa Nova durante seis años y cantor de la Basílica del Santo Sepulcro.

Una peregrina ante el Santo Sepulcro de Jerusalén.
Una peregrina ante el Santo Sepulcro de Jerusalén.S. EMERGUI

Desde hace nueve años, dirige Casa Nova de Nazaret. "En el norte de Israel, tenemos una convivencia pacífica. ¿Qué une a cristianos, musulmanes y hebreos? El trabajo, vivir con normalidad", comenta señalando que "como los cristianos somos minoría, no tenemos problemas con judíos y musulmanes". Habla de la excelente relación con los judíos, incluyendo a los ultraortodoxos y contando, por ejemplo, que compra las velas a uno de ellos, que acude al santuario para entregarlas, aunque recuerda "un par de veces en las que jóvenes me escupieron el hábito en la zona antigua de Jerusalén". Explica que no es la norma y que "en la parte occidental de la ciudad, nunca tuve ningún problema y el respeto es máximo".

"Estoy contento en el Norte, donde la gente es más abierta, pero amo Jerusalén, donde me siento en casa. Es el centro de todo; no solo de la parte litúrgica. Me identifico mucho con Jerusalén y su clima interreligioso", relata a EL MUNDO.

Fray Molina dice sentir mucho dolor por el sufrimiento, ya sea de los secuestrados y sus familias como de los civiles gazatíes que, destaca, son "víctimas del extremismo. El ataque terrorista del 7-O arruinó vidas inocentes de ambas partes".

"Israel siempre ha sido segura. Agradezco que nos brinde seguridad por ejemplo con la Cúpula de Hierro", indica, acostumbrado al ulular de las sirenas. Especialmente en Galilea, bajo la diana de losmisiles de Hizbulá.

"Tierra Santa, que engloba una historia maravillosa del plan de salvación del Antiguo y del Nuevo Testamento y que compartimos hebreos, musulmanes y cristianos, es maravillosa. Los que vienen dicen que algo les cambia en su vida", sentencia.