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Emmanuel Macron ha aprovechado su visita de Estado a Portugal para instar a Europa a "redescubrir el gusto por el riesgo, la ambición y el poder" frente a la imprevisibilidad de Donald Trump, días después de su visita a la Casa Blanca que dejó a la vista la creciente brecha transatlántica, pese a su esfuerzo por guardar las apariencias.
El presidente francés, que el miércoles cenó en París con el futuro canciller Friedrich Merz y el fin de semana participará en la cumbre de países europeos convocada por el "premier" Keir Starmer, hizo una parada en la Asamblea de la República portuguesa en un nuevo intento de impulsar su mensaje del "rearme" del Viejo Continente.
"Los europeos pueden estar seguros de una cosa: necesitamos más que nunca estar fuertes y unidos", declaró Macron. "Y para ello es necesario tomar medidas muy profundas, en materia industrial, de tecnología y de defensa".
"Veo a mucha gente en Europa que dice: "tenemos que ser amables con los estadounidenses, esto pasará, tenemos que doblegarnos", advirtió. "Pero la respuesta no está en la sumisión, y yo no estoy a favor de un vasallaje feliz".
Macron reconoció que pese a los mensajes enfrentados que Trump están enviando a Europa, como la amenaza de imponer aranceles del 25% a los productos de la UE, hay también mensajes positivos como el posible acuerdo sobre la explotación de minerales ucranianos que podría sellarse durante la visita a Washington del presidente Zelenski.
En su encuentro con Trump en el arranque de la semana, Macron intentó convencer a su anfitrión de "la lucha existencial por su soberanía de Ucrania" y de lo vital que resulta cualquier acuerdo de paz para la seguridad de los europeos.