Tras plantear el desplazamiento forzoso de la población de Gaza, el presidente estadounidense, Donald Trump, ha elevado su propuesta asegurando que su país pretende tomar el control del enclave palestino. La iniciativa ha provocado una condena unánime de los gobiernos de Oriente Próximo, que llevan semanas abogando por mantener el alto el fuego y rechazando cualquier tipo de reasentamiento de la población civil palestina.
Egipto reiteró este miércoles que es la Autoridad Palestina -que gobierna actualmente en Cisjordania- quien debería "asumir los deberes en la Franja de Gaza como parte de los territorios palestinos ocupados" y pidió una reconstrucción rápida del enclave tras quince meses de ofensiva israelí, "sin que los palestinos abandonen" el territorio. Pocas horas después de las declaraciones de Trump, el ministro de Exteriores egipcio, Badr Abdelatty, recibió en El Cairo al primer ministro palestino, Mohammed Mustafa, para tratar los últimos acontecimientos. Egipto insistió en la solución de dos estados, con una Palestina independiente con las fronteras de 1967 y reiteró su rechazo a reasentar en su territorio la población desplazada forzosamente de Gaza. Pese a ser un aliado clave de EEUU en Oriente Próximo y mediador en las conversaciones de alto el fuego en Gaza, El Cairo se niega a considerar la propuesta de Trump y por el momento desoye las amenazas del estadounidense, que ha remarcado el gran apoyo financiero y de seguridad que brindan al país árabe.
Mientras Mustafa estaba en El Cairo, el presidente palestino, Mahmud Abás, viajó a Jordania, segundo país en el que Trump pretende reasentar a la población palestina. Se espera que el rey Abdalá II de Jordania y el presidente egipcio, Abdel Fattah El Sisi viajen a Washington en las próximas semanas para tratar la propuesta de Trump. Según aseguraron fuentes de seguridad jordanas al periódico Middle East Eye, Amán está dispuesto a cerrar su frontera si los "refugiados" palestinos son forzados a cruzar hacia su país y si los israelíes intentan reabrir el paso para que crucen, sería considerado un "casus belli".
Uno de los principales actores regionales, Arabia Saudí, aseguró que la intervención estadounidense en Gaza implicaría la expulsión permanente de los más de dos millones de residentes del enclave. "Arabia Saudí también reitera su rechazo inequívoco previamente anunciado a cualquier infracción de los derechos legítimos del pueblo palestino, ya sea a través de políticos de asentamiento israelíes, anexión de tierras palestinos o intentos de desplazar al pueblo palestino de su tierra", señaló el ministerio de Exteriores en un comunicado. En los últimos meses Riad ha advertido que no normalizará relaciones diplomáticas con Israel -un objetivo a largo plazo de Washington- sin el establecimiento de un Estado palestino.
Por su parte, el ministro de Exteriores turco, Hakan Fidan, tachó de "inaceptable" la propuesta de Trump y advirtió que dejar a los palestinos "fuera de la ecuación" de cualquier tipo de proyecto futuro para el territorio solamente conducirá a más conflictos.
Más del 90 por ciento de la población de la Franja de Gaza ha sido desplazada una o varias veces durante los quince meses de ofensiva israelí, que ha causado más de 61.000 muertos, una cifra que podría aumentar a medida que se retiren los escombros de los miles de edificios derruidos por los bombardeos. Tanto la población de Gaza como los grupos políticos y paramilitares presentes en el enclave rechazan el desplazamiento forzoso de la población a otros territorios. Muchos de sus habitantes son palestinos expulsados de otras zonas que no han podido regresar a sus localidades. Toda la población teme que se produzca un reasentamiento masivo como el que ocurrió en 1948, cuando más de 700.000 palestinos fueron expulsados de sus hogares a países árabes vecinos -Siria, Líbano, Jordania- donde viven desde hace varias generaciones en campos de refugiados.