- Oriente Próximo Rechazo internacional ante el ataque israelí en un campamento de refugiados en Rafah
- Guerra entre Israel y Hamas Decenas de muertos y heridos en un ataque israelí en Rafah tras el bombardeo de Hamas sobre Tel Av
Rafah, de gran importancia estratégica, militar y retórica para Israel y Hamas, es el principal punto de la mirada internacional que hoy se ha vuelto más profunda, triste y preocupada a raíz de la muerte y heridas de decenas de civiles palestinos atrapados por una bola de fuego causada tras un ataque aéreo israelí. Israel ha dicho que su objetivo era cometer un ataque selectivo contra dos cabecillas de Hamas en la zona el último domingo por la noche, pero ha derivado en un incendio convertido en una trampa mortal para al menos 45 personas.
Tras asegurar que su Ejército está investigando lo que lamenta como un "trágico error", el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu ha afirmado que la muerte de civiles es "una tragedia para nosotros y una estrategia para Hamas".
Por si no hubiera suficientes motivos de tensión en Rafah, el paso fronterizo fue escenario este lunes de un incidente sin precedentes en 234 días de guerra: un tiroteo entre soldados israelíes y egipcios. El raro y breve choque ha acabado con la muerte de un militar egipcio y el anuncio de investigación de las dos partes en un pacto de silencio. Al margen de la retórica y sobre todo el sentir propalestino y antiisraelí de la población egipcia, los dos países están condenados a entenderse ante la mayúscula crisis desatada tras el ataque yihadista del pasado 7 de octubre.
Según el portavoz del Ministerio de Sanidad de Gaza bajo control de Hamas, Ashraf Al Qidra, al menos 45 personas, entre ellos más de 20 mujeres, niños y ancianos, han muerto después de que varios misiles israelíes en el barrio de Tel Al Sultan, situado en la parte occidental de Rafah, han provocado las llamas en tiendas de campaña en una zona convertida en refugio para miles de desplazados.
"Estábamos orando y preparando las camas para nuestros hijos. Nada inusual cuando de repente escuchamos un ruido muy fuerte y entonces el fuego irrumpió a nuestro alrededor", contaba la palestina Umm Mohamed Al Attar. Según ha recordado a la agencia Reuters en alusión a la frágil estructura, "El sonido era aterrador. Sentíamos como si el metal estuviera a punto de colapsar sobre nosotros".
Hamas y Fatah han denunciado "una nueva masacre" y han exigido a la ONU que obligue a Israel a cumplir la orden de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que este viernes ha exigido el cese de cualquier operación militar israelí en Rafah. "Los ataques aéreos quemaron las tiendas de campaña, las tiendas se están derritiendo y los cuerpos de la gente también", ha denunciado el portavoz del grupo islamista, Sami Abu Zuhri que ha responsabilizado también a Estados Unidos por su ayuda financiera y militar a Israel.
El Ejército israelí niega que atacara la zona humanitaria de Al Mawasi y asegura que ha tomado precauciones para reducir el riesgo del daño de civiles. El bombardeo con dos misiles contra un edificio a decenas de metros de los civiles ha sido ordenado, según Israel, "en base a información precisa de Inteligencia y efectuado con munición precisa y de acuerdo con el Derecho Internacional contra el terrorista Yassin Rabia, comandante del mando de Hamas y responsable de numerosos atentados en Cisjordania e Israel y el terrorista Khaled Nagar".
"El Ejército lamenta cualquier daño a los no involucrados [civiles] durante la guerra. Naturalmente en una guerra de este alcance e intensidad, también ocurren hechos muy difíciles como el ocurrido anoche en Rafah", ha declarado la fiscal jefa del Ejército, Yifat Tomer Yerushalmi que ha prometido llevar la investigación hasta sus últimas conclusiones.
El consejero de Seguridad Nacional, Tsaji Hanegbi ha recalcado que la investigación sigue su curso, pero ha añadido que los errores de su ejército "también causaron la muerte de tres secuestrados o de nuestros soldados por fuego amigo".
Reacciones internacionales
Las imágenes de los cuerpos carbonizados de civiles en el incendio han provocado la indignación y la condena generalizadas. Israel ha reaccionado relativamente rápido anunciando una investigación al más alto nivel militar, también debido al temor a una reacción adversa de la Administración Biden, que pese a todas las críticas -ya sea de ellos hacia Israel o de otros hacia EEUU- mantiene su apoyo diplomático y militar a su gran aliado en la región. Dramáticos capítulos como el de Rafah dan argumentos a los que en los pasillos del poder en Washington exigen la imposición del fin de la guerra a Netanyahu con o sin acuerdo con Hamas.
Tras acusar a Israel de una "grave violación del Derecho Internacional", Qatar ha avisado de que el ataque podría "complicar los esfuerzos de mediación en curso" en referencia a los intentos para reactivar la negociación de un alto el fuego.
En los últimos meses, Rafah ha sido el gran objetivo anunciado una y otra vez por Netanyahu para "acabar con los últimos batallones de los terroristas de Hamas" y al mismo tiempo el último refugio para alrededor de 1,4 millones de habitantes, entre ellos un millón de desplazados desde el inicio de la ofensiva terrestre en el norte de Gaza.
Este lunes, tras varias semanas de incursión acompañadas por llamamientos a la evacuación, quedan 400.000 habitantes. Un número aún importante en una zona urbana tan pequeña y en la que Hamas actúa como guerrilla por debajo y por encima de la tierra ante un enemigo infinitamente superior a nivel militar y tecnológico.
Pero el hecho que el Tsáhal [Israel] sea uno de los ejércitos más poderosos de la región no evitó el monumental fracaso de la infiltración armada de Hamas del pasado 7 de octubre, ni le ha permitido lograr los dos grandes objetivos trazados en octubre: liberar a todos los secuestrados en manos de las milicias (hoy 125, de los cuales alrededor de 40 están muertos) y eliminar las capacidades militares y de poder de Hamas en un enclave donde nadie se siente seguro en ningún sitio. Y mucho menos desde la sangrienta noche de Rafah.