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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el edadismo "surge cuando la edad se utiliza para categorizar y dividir a las personas de maneras que generan daños, desventajas e injusticias, y erosionan la solidaridad entre generaciones". Aunque puede afectar a distintas generaciones, la institución señala que las principales víctimas son las personas de mayor edad, recalcando que, en el mundo, se calcula que una de cada dos personas en el mundo tiene actitudes edadistas hacia los mayores.
"El edadismo tiene consecuencias graves y de gran alcance para la salud, el bienestar y los derechos humanos de las personas. En el caso de las personas mayores, el edadismo se asocia con una esperanza de vida más corta, peor salud física y mental, recuperación más lenta de discapacidades y deterioro cognitivo. Además, el edadismo reduce la calidad de vida de las personas mayores, aumenta su aislamiento social y soledad, restringe su capacidad para expresar su sexualidad y puede incrementar el riesgo de violencia y abuso en su contra", añade la OMS.
En España, la Fundación HelpAge ha arrojado luz sobre cómo afecta el edadismo a sus ciudadanos, siendo especialmente dañino en el ámbito laboral y sanitario. El complicado mercado de trabajo y la digitalización son los principales factores que justifican su aumento. La organización desveló en 2022 que el número de personas mayores de 50 años sin trabajo se ha duplicado en España en los últimos 10 años. Además, HelpAge también destaca la dificultad que supone reinsertarse en el mercado laboral tras el paro a partir de los 45 años.
En cuanto al ámbito sanitario, HelpAge enumera algunas de las manifestaciones del edadismo más habituales en España: asumir una representación del anciano no otorgada a la hora de las decisiones, incluso cuando este se encuentra en una buena situación mental; la falta de investigación centrada específicamente en la tercera edad; o restar prioridad a sus necesidades a la hora de, por ejemplo, confeccionar listas de espera para cirugías o tratamientos.
¿Cómo acabar con el edadismo?
Desde el Ministerio de Sanidad han compartido una serie de pautas para frenar el edadismo, como asimilar el envejecimiento como una etapa más de la vida o promover la participación informada de las personas mayores en la toma de decisiones.
Además, las Naciones Unidas apuesta por promover "las actividades educativas en las que se mejora la empatía y se combaten ideas erróneas y las actividades intergeneracionales para reducir prejuicios".