MACROECONOMÍA
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A las puertas del Día de la Liberación: más de 8 billones en juego por el conflicto arancelario de EEUU

Cuando se habla de la relación entre Estados Unidos y Europa, es fácil pensar solo en intercambios comerciales. Pero detrás de las cifras hay algo mucho más profundo

Banderas de Estados Unidos y la Unión Europea en Bruselas
Banderas de Estados Unidos y la Unión Europea en BruselasVirginia MayoAP
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En un contexto de total incertidumbre y creciente volatilidad, los mercados norteamericanos acumulan fuertes pérdidas desde sus máximos de febrero (con caídas del 12% en el Nasdaq, del 10% en el S&P 500 y del 9% en el índice Dow Jones). Estas cifras no son casuales: reflejan el impacto directo que la tensión comercial y la falta de claridad regulatoria tienen sobre las expectativas empresariales.

A pocas horas de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anuncie nuevas medidas arancelarias en el marco de lo que ha denominado el "Día de la Liberación", resulta pertinente repasar el verdadero peso de la relación comercial con Europa, según la visión de la Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Unión Europea.

Comprender esa conexión permite dimensionar mejor por qué las amenazas arancelarias golpean con tanta fuerza a los mercados. Esto es consecuencia de los efectos de la incertidumbre que se cierne sobre una economía transatlántica profundamente integrada.

Según la propia cámara, Estados Unidos y Europa tienen la relación económica más interconectada del mundo. Según el informe Transatlantic Economy 2025, la economía transatlántica alcanza los 8 billones de euros, una cifra que refleja no solo el comercio de bienes y servicios, sino también una profunda inversión empresarial entre ambas regiones. De ese total, aproximadamente 4,65 billones de euros corresponden al flujo desde Estados Unidos hacia Europa, mientras que unos 4,2 billones fluyen en sentido inverso, desde Europa hacia Estados Unidos. Esta interdependencia va mucho más allá de las exportaciones tradicionales e incluye ventas de filiales, servicios digitales y vínculos financieros.

Aunque pueda parecer que la relación entre Europa y Estados Unidos se basa en la compraventa de productos como automóviles, maquinaria o productos tecnológicos. La cámara destaca que gran parte de la economía transatlántica no se mueve a través de exportaciones e importaciones, sino mediante la inversión de empresas que operan directamente en el otro continente. Esta inversión mutua ha generado un ecosistema económico en el que las empresas no solo venden productos, sino que establecen fábricas, sucursales y centros de operaciones en el otro mercado.

En 2024, el comercio bilateral de bienes alcanzó los 1,27 billones de euros, con Europa exportando más a Estados Unidos (unos 720.000 millones de euros) de lo que importó (unos 470.000 millones).

En cuanto a los servicios, el flujo total fue de aproximadamente 440.000 millones de euros, pero en este caso, Estados Unidos tuvo un superávit (unos 70.000 millones de euros) y vendió más servicios de tecnología, banca, consultoría o turismo de los que compró. Estas cifras reflejan una economía profundamente integrada, en la que las ventas directas entre países coexisten con una red cada vez más densa de filiales empresariales.

Mucho más que un intercambio comercial

Pero más allá del comercio, las empresas estadounidenses y europeas generan mayores ingresos a través de sus filiales extranjeras que mediante la exportación directa. Estas compañías, en lugar de vender productos desde su país de origen, invierten en el otro mercado y operan como empresas locales. Las ventas de filiales estadounidenses en Europa alcanzaron los 3,72 billones de euros, mientras que las filiales europeas en Estados Unidos generaron 3,26 billones, cifras que superan con creces el valor de las exportaciones e ilustran la profundidad de la integración económica entre ambos bloques.

Destaca que filiales de empresas estadounidenses en Europa generan más ingresos que todas las exportaciones de bienes y servicios combinadas. Lo mismo ocurre con las filiales europeas en Estados Unidos. Esta dinámica también tiene un impacto directo en el empleo, con más de 16 millones de trabajadores en ambos continentes vinculados a la actividad de estas empresas.

Riesgos y posibles consecuencias

La organización empresarial advierte sobre los riesgos que supondría una guerra comercial entre Estados Unidos y Europa. Aunque los aranceles solo afectan a los productos que cruzan fronteras, una escalada en las tensiones podría generar efectos más amplios. Más allá del impacto en las empresas y en los gobiernos, una ruptura en la relación económica transatlántica también perjudicaría a los consumidores.

Si se imponen nuevos aranceles, los productos importados se encarecerían, afectando desde la compra de automóviles hasta la contratación de servicios digitales y la inversión en infraestructuras críticas.

En un contexto donde la globalización ha permitido reducir costos y aumentar la competitividad, el proteccionismo podría frenar el crecimiento de ambas economías y generar efectos negativos en sectores estratégicos.

La Cámara de Comercio de Estados Unidos en la Unión Europea deja claro que la relación entre Estados Unidos y Europa no es solo comercio, sino integración profunda. Empresas, inversores y trabajadores dependen de un entorno económico estable y predecible para garantizar el crecimiento y la sostenibilidad de ambos mercados. En un mundo donde las incertidumbres geopolíticas y económicas son cada vez más frecuentes, mantener y fortalecer esta relación será clave para asegurar la prosperidad de ambas economías. Algo que al parecer no está claro en la Casa Blanca.