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El Dorado sin fin de la ficción española: "Hace diez años era impensable que una película española tuviera un estreno mundial"

El sector audiovisual patrio no teme a un futuro con menos series tras ocho años de récords de la mano de las plataformas, que han aupado a España a la élite mundial del entretenimiento

El Dorado sin fin de la ficción española: "Hace diez años era impensable que una película española tuviera un estreno mundial"
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El caso Asunta, Respira, Asalto al Banco Central, Soy Adicto, La Virgen Roja... la ficción española se ha colado un año más en millones de televisores de todo el mundo, una estampa a la que cada vez estamos acostumbrados, pero que es realmente reciente y en el que las plataformas de streaming juegan un papel clave. Y detrás de esta abundancia de títulos, hay un sector que lleva años de crecimiento ininterrumpido y que ha posicionado España como un mercado de referencia para toda la industria de Hollywood y un origen Las Chicas del Cable.

"Cuando nos encargaron la primera serie para Netflix todo el mundo esperaba que hiciéramos un House of Cards, pero nosotros pensábamos 'si nos llaman es porque han visto Gran Hotel y Velvet y lógicamente esperan algo parecido''. Se acababa de estrenar Marsella en Francia y había sido un desastre de audiencia. Lo que nos dijeron es 'si las Chicas del Cable funciona seguimos apostando por Europa, si no nuestra apuesta se va'", señala en una entrevista con Actualidad Económica el consejero delegado de Bambú Producciones, Ramón Campos.

La serie fue un gran éxito y un "detonante" para la apuesta de las plataformas por el contenido Made in Spain, que contaba además con la ventaja del idioma de cara a su exportación a Latinoamérica.

Desde el éxito de la serie protagonizada por Blanca Suárez, Bambú ha producido entre otras Jaguar y El caso Asunta para Netflix, Tierra de Mujeres para Apple TV o Cómo Cazar un Monstruo para Amazon Prime, lo que la convierte en uno de los grandes exponentes a la hora de aprovechar el maná de las productoras de streaming que ha creado una edad de oro en el audiovisual español.

Solo en 2023, las plataformas destinaron 1.000 millones de euros a producir contenidos en España, según el Observatorio Europeo del Audiovisual. La segunda cantidad más elevada de Europa tras Reino Unido. La cifra supone multiplicar casi por seis los 180 millones de euros que se dedicaron a producir obra audiovisual europea en el país en 2015, el año antes de la llegada de Netflix, según los datos oficiales de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. En número de programas producidos, se produce el sorpasso y España triunfa con 38 producciones de las plataformas de streaming, frente a las 35 que se hicieron en Reino Unido y las 27 de Francia. Y si se mira atrás, el mercado español ha sido el que ha crecido con más fuerza desde 2023, a una tasa anual del 10%..

Todo un crecimiento para el sector al que, haciendo bueno el refrán, la suerte le pilló preparados. "La profesionalización de la industria española no es algo nuevo. Los que llevamos tiempo dedicados a esto sabemos que en España siempre ha habido recursos de sobra para atender las necesidades de las producciones tanto nacionales como extranjeras. No hablo solo de talentos individuales, que también, sino de todo un tejido productivo"; explica Jose María Méndez, socio responsable del área de TMT de Baker McKenzie en España.

Esta capacidad de la industria española para cumplir con las expectativas depositadas por los clientes extranjeros se ha traducido en un salto internacional sin parangón en al historia del audiovisual español, señala Méndez, una visión con la que también coincide Fabia Buenaventura, directora general de Productoras Asociadas de Televisión de España (Pate), la asociación que engloba a las productoras independientes en España.

Un cambio de paradigma

"La entrada de nuevos players ha dinamizado muchísimo la creación de contenidos de ficción y documental (...) Estamos contento con el comportamiento que los contenidos que producen las productoras españolas para estas OTT porque están viajando muy bien y mucho", asegura la directiva.

Buenaventura señala que además las fórmulas se están diversificando y cada vez se ven más obras en régimen de coproducción con otros países, así como también cambian las modalidades de encargo. Así por ejemplo La Promesa, la telenovela de Bambú para TVE, se sigue viendo en la televisión pública, pero viaja de la mano de Netflix por Latinoamérica donde están triunfando en varios países del continente.

"Nosotros antes teníamos tres clientes. Nosotros y toda la industria. Telecinco, TVE y Antena 3. Si no te compraban una serie, la tenías que guardar en un cajón", recuerda Campos, que también explica que uno de los poderes de la plataforma está en la disponibilidad internacional inmediata. "Antes tenías que vender territorio y territorio".

Con todo, el principal cambio se da a nivel de presupuesto. Las series que antes se hacían en España partían de unos presupuestos de 580.000 euros por capítulo. Actualmente, los presupuestos están entre el millón y medio o los dos millones de euros. ""Es muy diferente lo que puedes montar", subraya Campos.

Los datos públicos reflejan el boom de lo audiovisual que relatan sus protagonistas. Según el último informe de Spain Hub Audiovisual, la estructura que el Gobierno para alentar este crecimiento, el número de empresas del sector ha pasado de 7.468 en 2018 a 9.241 en 2022, un 23,7% más, mientras que la cifra de empleados se ha incrementado en una medida similar: un 20% o 7.200 puestos de trabajo más para pasar de los 35.899 de 2018 a los 43.117 en cuatro años, pandemia mediante.

A favor ha remado también un marco regulatorio más amable que el de los otros sectores, gracias a los incentivos fiscales que se han ido introduciendo y la eliminación de trabajas burocráticas en campos como los visados para el personal creativo y técnico extranjero, explican desde Baker McKenzie. A esto se suman las obligaciones de inversión en producto local para este tipo de operaciones que aprobó la Comisión Europea en 2018 y que España traspuso en 2022.

A esto, se unen incentivos autonómicos en zonas concretas que hacen aún más favorable los rodajes como es el caso de Canarias y el impulso de los fondos europeos. El Gobierno ha diseñado toda su estrategia en torno a la marca Spain Hub Audiovisual que prevé movilizar además 1.500 millones de euros en fondos para el sector en los próximos años, después de que, según sus datos, haya crecido un 93% en producción en los últimos tres años.

Un refuerzo que llegará pasada la ola de la conocida como Peak TV, el momento en que, impulsado por las plataformas y un entorno de tipos de interés bajos, se ha desarrollado una mayor cantidad de contenidos para televisión. Una carrera armamentística de contenidos que comenzó a parar en 2022, frenó abruptamente en 2023 por la huelga de guionistas en Hollywood y sobre el que existe cierto consenso de que no volverá, al menos hasta la nueva revolución del entretenimiento doméstico.

OPTISMISMO, PESE AL AJUSTE

De hecho, 2023 es el primer año en que el número de capítulos producidos en Europa ha bajado en todos sus formatos. Desde las hegemónicas series de menos de 13 episodios (las que más encargan las plataformas, hasta las telenovelas o las series con formatos más largos.

Una caída continuada que, por fuerza, se notará en las cuentas de algunas productoras audiovisuales, pero que no empaña el optimismo generalizado en el sector. "La gente decía que se iba a pinchar la burbuja, yo creo que no, pero sí que hay un reajuste, aunque todavía hay margen de crecimiento. Estamos en el mejor año de Bambú y con la expectativa de seguir creciendo", señala Campos, cuya productora ya cuenta con 32 empleados fijos, más de 200 fijos-discontinuos y da empleo en sus rodajes a unos 2.000 empleados temporales.

En la misma línea se pronuncia Méndez que cree que al sector le siguen esperando años de bonanza, gracias además al rol de España como punto de rodaje para estudios extranjeros, lo que termina generando oportunidades para numerosos técnicos locales. "En principio, las perspectivas son excelentes. Cada vez se ven más y mayores proyectos que vienen a producir aquí. Lo natural es que esa tendencia se mantenga, siempre y cuando España siga cumpliendo las expectativas de los estudios extranjeros", señala el abogado que asegura que no se trata únicamente de una cuestión de medios por parte de la industria, sino también de mantener el marco jurídico que permite a España competir en el tablero global gracias a ofrecer un "nivel elevado de seguridad jurídica" para que invertir en el país sea "una apuesta más segura" que llevar a otros lugares que buscan arrebatar su posición a España.

Una posición envidiable, pero que no dejan a la industria en una posición de conformismo, sino que los retos existen. El primero, omnipresente, la necesidad de talento para trabajar en una industria con necesidades crecientes y en la que cada vez la huella tecnológica tiene una mayor importancia en el resultado final. "Se ha puesto todo en marcha corriendo. Han pasado solo ocho años y la industria ha pasado de dar soporte a tres cadenas a todas las plataformas. No es porque no tengamos buenas universidades o profesionales, sino porque hace falta una cantidad de personas que antes la profesión no necesitaba", señala el CEO de Bambú, que reconoce que hace años no podía imaginarse los niveles de empleo que está gestionando ahora la compañía.

Exceso de dependencia

El otro gran asterisco es que la relación con las grandes plataformas hasta ahora ha sido sobre todo positiva, pero la moneda podría girar y mostrar otra cara en un futuro no muy lejano y un mundo en el que las empresas españolas no tienen tanto margen de negociación.

"La capacidad de negociación de una productora española de cine o ficción con una gran empresa es muy relativa. Son dos dimensiones que no se pueden comparar", señala Buenaventura, para la que es clave además que las productoras españolas no terminen convertidas en meras empresas de servicios de contenidos para terceros. "No está mal hacerlo de vez en cuando, pero como productores independientes nos interesa retener la propiedad intelectual de los contenidos", explica la directora general de la asociación

Esto permite a las empresas gozar de activos a largo plazo y además facilita, por ejemplo, conseguir financiación para otras producciones. Esta tendencia está empezando a florecer en los negocios con las plataformas, que ya se abren a financiar parcialmente algunas obras y dejar que la propiedad intelectual resida en la productora.

El otro lunar para Buenaventura está en la otra cara de la moneda: que España sea el único país en que más del 50% del mercado de la producción lo copan las plataformas, significa que los actores tradicionales también están retrocediendo en su inversión en este tipo de contenidos. Entre todos estos actores, la directora general de Pate pone el foco especialmente en una pata: la televisión pública.

La televisión pública española protagonizó únicamente un 11% de la inversión en contenidos originales en 2023, una cifra que deja a España como el segundo país donde el esfuerzo realizado por el medio público es menor entre las grandes economías del viejo continente, solo por delante de Italia. Los dos países están además muy rezagados respecto al resto de, ya que los siguientes son Polonia, donde las cadenas públicas aportaron un 28% de los fondos para producción audiovisual en el país, Gran Bretaña (36%) y Francia (38%). "Hay que estudiar por qué la producción es tan diferente en España", señala Buenaventura que mantiene el enfoque optimista respecto a los éxitos de la ficción española... tanto en la pantalla como en la cuenta de resultados.