A 12 minutos del final del segundo periodo, con los Capitals de Washigton 2-1 abajo en el marcador, el puck llegó al flanco izquierdo, los dominios históricos de Alex Ovechkin. No estaba cerca, no tenía una línea despejada, pero el ruso no dudó, y su disparo paró el tiempo y la historia.
Un tiro limpio, un gol para la posteridad, con el pase de su amigo Tom Wilson para batir, por primera vez en todos sus duelos, a su compatriota Ilya Sorokin, guardameta de los Islanders de Nueva York.
El tanto 885 en una trayectoria legendaria a lo largo de 20 temporadas, después de ser número 1 del draft en 2005 , y frente a 183 porteros diferentes. El gol que rompe todos los récords y destrona, 26 años después, a Wayne Gretzky como el máximo anotador de la NHL y, caprichos del destino, en exactamente el mismo número de partidos: 1487.
"Qué momento para el hockey", dijo al acabar "Qué momento para mi familia, para mí, para mis compañeros, para esta organización. Sinceramente, esto es enorme", añadió dando las gracias a sus compañeros.
En cuanto el disco tocó la red, el equipo entero saltó al hielo y abrazó a la estrella rusa, que cumplidos los 39 logre una proeza, un sueño y deja un símbolo político y geopolítico nada despreciable.
Ovechkin, Ovi, pudo lograr el récord en casa hace unos días, pero prefirió dar una asistencia a un compañero para que lograra un hat trick por primera vez. Pudo batirlo al final del partido en el que empató la marca a 884, con Gretzky en el palco de honor aplaudiendo, pero se negó a hacerlo con atajos.
Su equipo iba arriba en el marcador, y como en el fútbol sala o el balonmano, los rivales se quedaron sin portero buscando la remontada. El ala izquierdo podía haberse quedado en el hielo, podía haber conseguido la proeza en casa ante sus fans, pero negando con la cabeza le dijo al entrenador que así no, que prefería esperar. Unos días después, aunque fuera lejos de casa, el Dios del hockey le recompensó la constancia, tras 14 temporadas marcando 40 o más goles, tres de ellas con más de 35 años cumplidos, y la resistencia, después de volver en plena forma, tras haberse roto una pierna el pasado noviembre.
"Wayne, siempre serás el 'Grande' y tuviste un récord que nadie pensó que se rompería", celebró el comisionado de la NHL, Gary Bettman. "Pero Alex, lo lograste. Ha sido increíble" añadió al poner un vídeo tributo con cameos de figuras como LeBron James, Michael Phelps y Simone Biles.
El ruso ya tenía varios récords de todos los tiempos, como el de la persona que más veces ha tirado a puerta. O la barbaridad de 700 goles y más de 700 asistentes. Conseguido además en una época completamente diferente a la del héroe canadiense, que aprovechó el siglo pasado donde los promedios anotadores y el juego ofensivo eran diferentes.
Ovi ha marcado 65 goles en su mejor temporada, mientras que Gretzky llegó a 87 e incluso 92 en una. Ovechkin sólo tuvo una temporada por debajo de los 30 goles, mientras que el GOST sumó seis en sus últimos siete años.
Retirada
Y ahora ya tiene todos los alicientes para algo que siempre ha dicho barajar: volver a su Rusia natal para retirarse allí, conseguido ya este este record imposible. La importancia geopolítica de esta proeza deportiva no puede minusvalorase.
Rusia y todo su gobierno llevan mucho tiempo aprovechando el tirón del jugador, simpatizante del presidente Putin y nacionalista. Durante años, su foto de perfil en Instagram fue una en la que parecía abrazado al dictador. Ha hecho campaña por él y cuando le preguntaron, después de la invasión de Ucrania, si seguía respaldándolo, se limitó a decir : "es mi presidente".
Se ha convertido en uno de los héroes de la patria y uno de los mejores instrumentos del poder blando del régimen. La ironía quiso además que haya batido el récord de Gretzky, que a pesar de ser canadiense está provocando otro enorme cisma, ahora que su país natal y Estados Unidos atraviesan su peor fase.
Gretzky es simpatizante de Trump, y está considerado como defensor de esta administración, e incluso visto como traidor por los suyos. Le da igual, hasta el punto de que hace unos días, cuando el ruso empató su récord, apareció en el estadio de los Capitals, acompañado con el director del FBI en el palco de honor