CRÓNICA
Odiadas por los barbudos

La kurda Beritan y la asiria cristiana Georgina, pesadilla de los salafistas en el norte de Siria: "Defenderemos a nuestras mujeres"

No quieren ser gobernadas por hombres con pasado yihadista ni oprimidas por la sharia. Beritan Amanos es kurda y combate en la presa de Tishrin con las Unidades Femeninas de Protección. Georgina Ashur es cristiana asiria y forma parte de una milicia siriaca

Beritan Amanos es kurda y combate en la presa de Tishrin con las Unidades Femeninas de Protección.
Beritan Amanos es kurda y combate en la presa de Tishrin con las Unidades Femeninas de Protección.YPJ
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«¿Que si tengo miedo?», dice la miliciana kurda Beritan Amanos. «En toda guerra, hay un conflicto interno personal entre la audacia y el temor, pero es responsabilidad de cada una de nosotras el intentar que sea el coraje quien controle al pavor y no a la inversa. Los mercenarios (de Turquía) se han acercado a unos pocos metros de nuestra posición durante los enfrentamientos de estos días. Pero, a pesar de ello, he visto tanta determinación y solidaridad entre mis camaradas que no he tenido ninguna duda de que les rechazaríamos. En estas situaciones, sólo doy un paso al frente y trato de ayudar a mis compañeras».

Beritan habla así con Crónica desde un refugio situado en las proximidades de la presa de Tishrin, una de las posiciones defensivas kurdas en el norte de Siria que la aviación turca ha estado intentando quebrantar desde hace una semana, con la ayuda de sus drones, sus vehículos aéreos no tripulados y una fuerza proxy de infantería compuesta por mercenarios yihadistas de más de 60 nacionalidades entre los que hay incluso antiguos miembros del Daesh.

Se hacen llamar Ejército Nacional de Siria (SNA), pero son en realidad un puñado de facciones de salafistas a sueldo de Erdogan cuya agenda es también la de sus mecenas: ocupar los territorios administrados por los kurdos y terminar con el experimento de autonomía política que lideran los kurdos al este del Éufrates, a cuyo frente se halla una entidad oficialmente conocida como Autoridad Democrática del Norte y el Este de Siria.

«Lo que más tememos no es el peligro para nuestra integridad física», dice Beritan a propósito de los yihadistas que, desde hace días, tratan de ganar la posición que ella defiende junto a sus camaradas. «De lo que más debemos protegernos es de quienes se infiltran en nuestro pensamiento y tratan de modificarlo [los islamistas]. Pero el movimiento, que es también intelectual, nos proporcionó herramientas para hacer frente a ese intento de cambiarnos. Y lo mismo en el campo de batalla. Nuestra voluntad y nuestra fuerza no dejan espacio al miedo».

Sobre las cabezas de las chicas planean continuamente vuelos de reconocimiento turcos. No dejan tampoco de sucederse los ataques de los mercenarios salafistas con armas pesadas. Pasan la mayor parte del tiempo bajo tierra, a menudo en una red de galerías defensivas. Beritan es de Deir ez Zor, una ciudad del noreste situada a orillas del Éufrates, a 450 kilómetros de Damasco. Su familia todavía vive allí. Tiene hermanas y hermanos, pero no esposo.

Supo de las Unidades Femeninas de Protección (YPJ) tras viajar a Afrin con su familia y, hace ahora ocho años, decidió unirse a la milicia. «Me impresionó lo que estaban haciendo por el bien de la sociedad y, especialmente, por el bien de las mujeres de las comunidades de algunas zonas como Raqqa donde había una mentalidad feudal», cuenta. «Fue un ejemplo que influyó mucho en mí y que me hizo pensar. Después de unirme, recibí formación organizativa, intelectual y militar. Asistí a sesiones especiales de capacitación en armas personales, pesadas y morteros. Y a través de ejercicios militares he adquirido experiencia».

A los kurdos de Rojava les acusan los turcos de ser la «franquicia terrorista siria» de la guerrilla socialista del PKK que opera en Anatolia. Pero esa franquicia ha sido aliada estratégica de Estados Unidos y las fuerzas de la coalición contra el Estado Islámico. Washington está tratando estos días de interceder ante Erdogan para que cesen sus ataques contra «sus socios», pero los turcos y sus salafistas ni siquiera han acudido a la mesa de negociaciones.

Tropas americanas han izado su bandera en edificios de Kobane, mientras algunos políticos de Washington como el senador republicano John Kennedy no dudaba en increpar el pasado jueves al presidente turco en estos términos: «Usted odia a los kurdos. ¡Déjelos en paz!».

Para saber más

La presa de Tishrin es un paso estratégico para cruzar el Éufrates y poder llegar desde tres frentes hasta la ciudad kurda de Kobane, objetivo turco. Las Fuerzas Democráticas de Siria (SDF) rindieron Manbij hace dos semanas con la esperanza de que los turcos y sus mercenarios se detuvieran, pero eso no ha ocurrido.

El comandante en jefe de las SDF, Mazlum Abdi, ha dicho reiteradamente que defenderán hasta el final Kobane, una ciudad icónica que los kurdos liberaron del Daesh y donde yacen enterrados varios cientos de sus mártires.

Los extremistas odian a las mujeres en general, y a las kurdas muy particularmente. Allanamos el camino

Beritan Amanos.

Al cierre de este reportaje, los turcos concentraban tropas junto a la frontera y parecían disponerse para una invasión directa a gran escala. Todo apunta a que su objetivo es destruir Rojava y poner todo el país en manos de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) —la antigua filial siria de Al Qaeda que tumbó a Asad — y de los islamistas con los que se coligaron.

Beritan se halla junto a la presa de Tishrin en compañía de varios cientos de camaradas de las Unidades Femeninas de Protección (YPJ), que es una de las compañías a las que las SDF han asignado su defensa. Hace ya varios días que la presa ha quedado fuera de servicio debido a los ataques turcos, lo que ha dejado sin agua a millones de personas.

Ninguna combatiente ignora que nada odia más un salafista que una mujer kurda con un arma. «Claro que lo sabemos», nos dice Beritan. «Los mercenarios y extremistas odian a las mujeres en general y a las kurdas, muy particularmente, porque somos nosotras las que allanamos el camino al resto de las mujeres. Que una mujer se levante, luche y resista va en contra de sus intereses y de su mentalidad machista. Es un desafío que incrementa su odio. Justamente por eso entendemos que nuestra responsabilidad es defender ahora estas áreas como si fuera nuestra sociedad. Si cae en sus manos, la presa se destinará a intereses diferentes a los del pueblo. Protegerla es bloquear los ataques dirigidos a toda la región y eso es legítima autodefensa».

Georgina Ashur es cristiana asiria y forma parte de una milicia siriaca con funciones policiales
Georgina Ashur es cristiana asiria y forma parte de una milicia siriaca con funciones policialesSUTORO

Las milicias islamistas que Turquía ha reunido bajo la bandera del Ejército Nacional Sirio han sido acusadas por las Naciones Unidas y Amnistía Internacional de violaciones de mujeres, asesinatos en masa contra civiles kurdos, torturas, electrocuciones y ejecuciones. Desde que empezó el conflicto, han torturado y asesinado a un puñado de civiles y han matado a sangre fría a varios milicianos kurdos, dos de ellos eran un par de heridos que se recuperaban en el hospital de Manbij.

Cuando se pregunta a los yihadistas del SNA por la legitimidad política de su ataque contra los kurdos, los salafistas aseguran que los kurdos carecen de derecho a administrar las áreas de mayoría árabe. Su objetivo es sustituir la democracia kurda por un modelo de teocracia similar al implantado en Afrin o en Idlib.

MILICIAS CRISTIANAS

Y no sólo las mujeres kurdas han tomado las armas para defender la autonomía del norte y el este del país. Las Fuerzas Democráticas de Siria que defienden el territorio al este del Éufrates están compuestas por 120.000 efectivos, y alrededor del 60 por ciento son árabes, varias de cuyas tribus todavía parecen mantenerse fieles al proyecto de los kurdos. De esa coalición forma igualmente parte una unidad de milicianos enteramente cristiana conocida como Consejo Militar Siriaco (SMC).

La cristiana asiria Georgina Ashur sirve en la fuerza femenina de una milicia con funciones policiales dependiente del SMC. El nombre de la unidad es Sutoro y, como fuerza de seguridad, está plenamente integrada dentro de la DAANES. Sus enemigos son los mismos que los de Beritan.

«Por supuesto que los islamistas nos odian», asegura. «El pensamiento salafista islámico se basa siempre en marginar a la mujer en la sociedad y en reducir su papel a que cumpla con sus deberes domésticos y matrimoniales, que se limitan a ser ama de casa, tener hijos y cuidar de ellos y de su esposo. Así que cuando ven a una mujer que ha roto o está rompiendo estas restricciones y se ha salido del marco de estas reglas sociales dentro de las cuales encierran a las mujeres, sienten que esto les resta valor a ellos y a su personalidad masculina y desarrollan sentimientos de odio hacia las mujeres exitosas que luchan».

Georgina Ashur tiene 25 años y es oriunda de la ciudad siria de Hasaka, aunque actualmente vive en Derik. «Tengo marido y dos hijos. También tengo tres hermanas y un padre, pero mi madre fue martirizada (asesinada) cuando servía en Sutoro. Lo que nos impulsó a ambas a tomar las armas fue nuestra convicción de que era preciso que nos organizásemos y contribuyésemos a la defensa de nuestro pueblo y nuestra tierra y de las propias mujeres».

Hemos sufrido las formas más duras de violencia. El martirio de mi madre me motivó aún más para luchar

Georgina Ashur.

Según dice Georgina, nadie sabe mejor que el pueblo asirio (cristiano) lo que es estar continuamente expuesto a las agresiones. «Hemos sufrido las formas más duras de violencia y el desplazamiento forzado de nuestra propia tierra y eso nos alentó a dar un paso al frente y a fortalecer a las mujeres siriacas y a formarlas para la autodefensa. El martirio de mi madre me motivó aún más en el camino de la lucha».

Las fuerzas siriacas combaten mano a mano con los kurdos y los árabes dentro de las SDF. Antes de la caída del califato, tomaron parte en campañas de liberación del ISIS en varios frentes como el de al-Hawl y al-Shaddadah. Como el resto de sus camaradas de armas, Georgina fue adiestrada en el manejo de armas ligeras y pesadas. Ella misma entrena ahora a otras mujeres, militar y políticamente.

«Desde el establecimiento de la Administración Autónoma, hemos estado viviendo en las regiones del noreste de Siria con el resto de nacionalidades y sectas religiosas y hemos participado junto a nuestros hermanos kurdos y árabes en el proceso de establecimiento de las instituciones. En cierta manera, creo que es natural que sintamos ahora miedo a las constantes amenazas de la ocupación turca y a los bombardeos llevados a cabo en la región, incluido Derik, donde hace varios meses hubo un atentando terrorista contra las fuerzas de Sutoro en el que murieron tres de los nuestros. Pero como mujeres militares siriacas, nada romperá nuestra determinación de defender nuestros derechos y los de nuestro pueblo».