CRÓNICA
Tráfico internacional de cocaína

El narco Marín Gaviria, nuevo 'señor de los cielos', operaba desde La Moraleja: "Pablito, el sobrino de Pablo Escobar, quiere un avión desde Venezuela"

EL MUNDO desentraña en exclusiva la investigación para detener a este colombiano que fletaba jets privados con miles de kilos de cocaína hasta Europa desde su "oficina" en una cafetería de la elitista urbanización madrileña. Contaba con cuatro empresarios chinos como financiadores

Guillermo Marín Gaviria, de 67 años y nacionalidad colombiana, durante un seguimiento policial por Madrid.
Guillermo Marín Gaviria, de 67 años y nacionalidad colombiana, durante un seguimiento policial por Madrid.crónica
PREMIUM
Actualizado

Un soplo de los policías antinarcóticos estadounidenses en junio de 2023 puso en alerta a sus colegas españoles. El nombre venía marcado en rojo: Guillermo Marín Gaviria. Los agentes de la DEA (la agencia de Administración de Control de Drogas de EEUU) advirtieron a la Policía Nacional de que ese colombiano de 67 años afincado en Madrid lideraba una potente organización de narcotraficantes. Su banda fletaba vuelos privados de aviones cargados de cocaína desde Latinoamérica hasta distintos aeropuertos europeos. Uno de ellos era el de Beja (Portugal). Una vez allí, donde tenía comprados a varios funcionarios del aeródromo luso para sacar la mercancía sin temor a incautaciones, los chicos de Marín Gaviria se encargarían de llevar la droga por carretera hasta manos de sus clientes.

Tras remitir la DEA aquella información, era el turno de investigar para la Brigada Central de Estupefacientes de la Policía Nacional. Con el avance de sus pesquisas y los seguimientos por Madrid al narco colombiano, los investigadores españoles se percataron de que Marín Gaviria había instalado «la oficina» en una cafetería de la calle Begonia de La Moraleja, una urbanización residencial de lujo situada en el municipio madrileño de Alcobendas.

Llegaba a fletar aviones desde Johannesburgo, la capital de Sudáfrica, para enviarlos a por miles de kilos de cocaína a países latinoamericanos

Allí, entre magnates del Ibex-35, futbolistas como Luka Modric o famosos como Ana García Obregón, este narco se movía con discreción. Siempre bien vestido, elegante, con buenos modos, le recuerdan algunos inquilinos que cruzaron palabras con él en alguna ocasión, pero sin llegar a intimar. «A mí me dijo que tenía inversiones en España, que era un empresario», le cuenta a Crónica un vecino de La Moraleja que en una ocasión tomó un café informal con él.

La Policía Nacional señala en sus informes que el sevillano Daniel Gil, de 45 años, era la persona de confianza del narcotraficante Marín Gaviria.
La Policía Nacional señala en sus informes que el sevillano Daniel Gil, de 45 años, era la persona de confianza del narcotraficante Marín Gaviria.Crónica

Pero todo era una fachada. Los policías españoles que siguieron sus pasos conocieron que sus planes no pasaban sólo por introducir cocaína en Europa a través de jets privados. También descubrieron que tenía un perfecto entramado para enviar en vuelos comerciales a mulas que escondían decenas de kilos de cocaína en sus maletas. Eran personas que partían desde Argentina, Bolivia, México... Allá, al otro lado del Atlántico, su gente tenía contacto directo con los suministradores de la droga.

Su mano derecha en España, el sevillano Daniel Gil, decía que tenía una tropa de gente deseando volar para él desde distintos países suramericanos con maletas llenas de coca: «De Perú me quieren tirar maletas. De Ecuador me quieren tirar maletas. En Guatemala también tengo gente que tiene para tirarme... En una semana coloco yo aquí 200 aparatos, pero así, echando chispas», le escucharon los investigadores gracias a la intervención de sus comunicaciones.

La Policía define en sus informes a Daniel Gil como un «todoterreno» y persona de absoluta confianza de Marín Gaviria. Es el encargado de entablar relaciones con los suministradores, de efectuar pagos, de establecer contacto con las mulas y de responsabilizarse, junto a un dominicano, de sacar la droga de Barajas «con absoluta discreción».

Un paquete de cocaína con un kilo de peso incautado a la organización de Marín Gaviria. La imagen de Bart Simpson era el distintivo.
Un paquete de cocaína con un kilo de peso incautado a la organización de Marín Gaviria. La imagen de Bart Simpson era el distintivo.Crónica

Al aterrizar en el aeropuerto madrileño, la gente de Marín Gaviria, convertido en el nuevo señor de los cielos, se encargaba de recoger la droga y repartirla después por todo el país con la ayuda de un ejército de paqueteros. Porque en efecto, «el ingeniero», como le llamaban sus chicos, era un empresario... pero del negocio del narcotráfico. Lo que no sabía era que los miembros del Grupo IV de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (Udyco) iban tras él.

A principios de 2024, Guillermo Marín Gaviria siguió desarrollando su meticuloso plan para inundar Europa de cocaína. El 20 de enero quiso fletar un avión «con una gran partida» de coca desde el aeropuerto de Barranquilla, en Colombia, hasta el de Beja, una pequeña ciudad del interior de Portugal que tiene un coqueto aeropuerto, pero sin apenas vuelos.

Al aeródromo, está casi en desuso, la prensa del país vecino lo ha llegado a tildar como «el aeropuerto fantasma». Allí, el narco colombiano tenía a la persona clave para colar su mercancía. Se llamaba Elisario Bento Augusto. Era un funcionario que, a su vez, estaba compinchado con varios compañeros de trabajo.

Pero aquel día hubo unas maniobras militares en el aeropuerto de Barranquilla que echaron al traste el envío. Los suministradores de la droga, temerosos de que los detectaran, decidieron no trasvasar la cocaína al avión fletado por Marín Gaviria. Su gente, entre ellos sus propios pilotos, tuvieron que volverse a Europa sin droga. Hubo varias discusiones en el vuelo de retorno. Aquel día, Marín Gaviria perdió 500.000 euros por la inversión que había tenido que hacer, como el alquiler de la aeronave o el pago de varios intermediarios. El traficante colombiano se llevó un buen enfado, tal y como detallaron los investigadores en los informes remitidos al Juzgado de Instrucción número 2 de Alcobendas.

Una de las maletas cargadas de cocaína que la Guardia Civil intervino en Barajas a la banda de Guillermo Marín Gaviria.
Una de las maletas cargadas de cocaína que la Guardia Civil intervino en Barajas a la banda de Guillermo Marín Gaviria.Crónica

A Marín Gaviria no le temblaba el pulso. Meses antes de aquel alijo abortado en Barranquilla, durante una reunión en la calle, cerca de su «oficina» de la Moraleja, ya les advirtió a sus subalternos. Aquel día convocó a pilotos, a paqueteros, a Daniel (su persona de máxima confianza)... Al parecer, sus distribuidores no estaban cumpliendo con los plazos para repartir «una importante carga» que habían conseguido introducir en España, según señalan los investigadores en la documentación a la que tiene acceso este periódico.

Marín Gaviria los distribuyó a su alrededor y, mirándoles a los ojos, les dijo: «Esto no puede volver a pasar, nos estamos jugando mucho dinero». Fueron las palabras exactas que un agente de policía de paisano que le estaba siguiendo escuchó al aproximarse al punto exacto donde se produjo el encuentro entre el señor de los cielos y su gente.

"Pablito está fuerte. Le da igual perder"

Durante meses, Marín Gaviria continuó planificando nuevos envíos de cocaína en jets privado. El 21 de junio de 2024 llegó a alquilar una avioneta en Johannesburgo, la capital de Sudáfrica, y la envió a República Dominicana. Confió aquel envío en el piloto británico Stephen Laverick. Tenía que traerse 2.000 kilos de droga a Europa. Aquel intento también se frustró. El alijo se abortó porque, a última hora, los suministradores le pidieron cargar la mercancía en la Isla de Aruba y no en Dominicana, por lo que los narcos europeos se echaron atrás por desconfianza.

Mientras planificaban esos grandes envíos de mercancía en vuelos privados transoceánicos, Marín Gaviria y sus compinches siguieron mandando maletas de cocaína al aeropuerto de Barajas, una alternativa que tenían controlada, aunque algunos de sus alijos fueron intervenidos en destino por las fuerzas policiales españolas. Algunos fardos llevaban como distintivo la imagen de Bart Simpson.

En septiembre de 2023 pierden 16,5 kilos de dama blanca en la maleta que un boliviano, Adolfo Jordan, llevaba consigo en un vuelo de la compañía Boliviana de Aviación que partió desde la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en su país de origen. El 15 de marzo de 2024, a la organización de este narco se le volvió a requisar un equipaje con 31 kilos de coca. Un mes más tarde, el 14 de abril, fueron 60 kilos.

Tres semanas más tarde, la Guardia Civil y Vigilancia Aduanera le interceptaron 344 kilos de droga en un contenedor que llegó al puerto de Barcelona. El último fue el pasado 10 de septiembre, de nuevo en Barajas, cuando le fueron incautados 20 kilos de farlopa que llegaron en un vuelo procedente de Cancún (México). Sólo unos días antes, la Policía Nacional detectó que Guillermo Marín Gaviria y un miembro de su organización viajaron a República Dominicana para fletar otro avión.

Una báscula con cocaína intervenida en Barajas.
Una báscula con cocaína intervenida en Barajas.Cróni

Durante un tiempo pareció que a estos narcos no les importaban los envíos interceptados. En una escucha telefónica se le oyó a Daniel Gil, el hombre de confianza de Marín Gaviria, comentar con varios miembros de la banda que a su suministrador al otro lado del Atlántico parecía no importarle que las autoridades españolas estuvieran incautándole droga.

«Pablito, está fuerte, ¿eh? A Pablito le suda la polla perder. Sigue tirando y le da igual perder», le dice a uno. Y a otro: «El que te ha mandado el material, Pablito, el sobrino de Pablo Escobar, quiere un avión de... de... de ahí, de esto... de Venezuela».

Recientemente, la Policía Nacional acabó desarticulando la banda de este narco colombiano. Se produjeron 25 detenciones y la incautación de un total de 460 kilos de cocaína

La investigación policial no incide en quién es ese tal sobrino de Pablo Escobar, el mayor narcotraficante de cocaína del planeta en los años 80 y principios de los 90 del siglo pasado, que aparece en las escuchas. Distintas fuentes consultadas explican que, probablemente, el suministrador del que hablan sí se llame Pablo, o que le llamen Pablito, pero que no guardaría ningún tipo de parentesco con el archiconocido traficante colombiano que acabó muerto a tiros en Medellín por un policía de su país en diciembre de 1993.

Por el contrario, la investigación policial sí señala que cuatro empresarios chinos, Wei Li, Fenghua Song, Jiabing Yang, apodado Carlos, y Lingjun Xiang, conocido como Chen, pusieron a disposición de Marín Gaviria y sus secuaces «el dinero en efectivo que disponen, fruto de los negocios que regentan, para financiar las operaciones y todo lo que les rodea, como la logística».

La Brigada Central de Estupefacientes advierte también que estos cuatro hombres facilitaron su red de contactos «en todo el mundo» para «colocar las cantidades necesarias» para hacer frente a los pagos de la mercancía de la organización de Marín Gaviria, ya fuera «en efectivo o mediante la criptomoneda». Los citados empresarios chinos habrían ejercido de hawaladers a cambio de una comisión. La hawala es el método para realizar transacciones con el que se manejan quienes operan en el crimen organizado a nivel internacional. Se trata de un sistema de intercambio de divisas con siglos de historia que surgió mucho antes que la banca tradicional. Es un método tradicional e informal que funciona en paralelo a cualquier otro sistema bancario o de envío de valores y que se basa en la confianza compartida por sus intermediarios, conocidos como halawadars.

Las maletas con cocaína en su interior partían desde países como Perú, Colombia, Argentina...
Las maletas con cocaína en su interior partían desde países como Perú, Colombia, Argentina...Crónica

Recientemente, la Policía Nacional acabó desarticulando la banda de este narco colombiano. Se produjeron 25 detenciones y la incautación de un total de 460 kilos de cocaína, más de 500.000 euros en efectivo, 18 vehículos y 45 terminales móviles, la mayor parte de ellos encriptados. También se bloquearon ocho inmuebles valorados en más de 1,65 millones de euros y 80 cuentas bancarias con un saldo de 660.000 euros.

'EL JUDÍO', UN PRECEDENTE DE ALTOS VUELOS

El 22 de marzo de 2019, el madrileño David Amar despegó de un aeródromo privado de Toledo a bordo de su avioneta, una Pilatus PC-12/45 de fabricación suiza, para aterrizar en una pista clandestina en mitad de la selva brasileña. Horas más tarde, se lanzó de nuevo a los cielos del Atlántico con dirección a Europa.

La aeronave iba cargada con 388 kilos de cocaína. Tocó suelo en Fuerteventura, donde la Guardia Civil esperaba a este kamikaze que, con la ayuda de otros dos hombres, había abierto un puente aéreo de la coca para unir ambos lados del océano. Su historia, única, hasta ese momento nunca desvelada y sin precedentes a este lado del Atlántico, la contó EL MUNDO en exclusiva en mayo de 2022.

El Judío, como se apoda, logró fugarse durante un tiempo. Lo cogieron con documentación falsa en la Embajada de México en Madrid. En julio de 2023, la Audiencia Provincial de Las Palmas de Gran Canaria le condenó a 11 años de prisión y al pago de una multa de 65 millones de euros.

Los investigadores españoles descubrieron que Marín Gaviria tenía un perfecto entramado para enviar en vuelos comerciales a mulas que escondían decenas de kilos de cocaína en sus maletas

Pilotos a sueldo como el Judío también tenía el colombiano Guillermo Marín Gaviria. Él no manejaba sus aviones como David Amar, pero presuntamente sí propiciaba que otros lo hicieran para él, cargados con miles de kilos de cocaína.